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A pesar de ser una coalición, el PSOE y Podemos están afrontando la campaña distanciados y parecen haber olvidado dicha alianza

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MADRID, 14 (SERVIMEDIA)

El PSOE y Podemos han emprendido la campaña de las elecciones autonómicas y municipales del domingo 28 distanciados, reivindicando cada uno sus propios logros, sus respectivas idiosincrasias y sus diferencias respecto al otro, y soslayando en la práctica que desde enero de 2020 forman el primer Gobierno de coalición de España.

Desde el fin del año pasado, cuando estalló la crisis por la aplicación de la ley del ‘solo sí es sí’, en el PSOE ya dieron un paso más y comenzaron a marcar distancias con Unidas Podemos. El paso evidente lo dio el propio presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien pese a defender a la ministra de Igualdad y a la ley en todo momento, dio el visto bueno para que los socialistas registraran la reforma sin acuerdo con la formación de Ione Belarra.

El camino hacia las elecciones de este 28-M fue marcando el resto y, del mismo modo que en Ferraz veían que Podemos aplicaba a la perfección el “manual del socio minoritario en una coalición” ahondando en las diferencias, los socialistas comenzaron a reivindicar sus acciones y a descartar sin reparos las iniciativas de su socio.

Así ha sido en varias de las medidas anunciadas por Podemos para control de precios o el alza de las hipotecas, que desde el PSOE y del Ejecutivo se han rechazado y aprobado las medidas por las que apostaban los socialistas, como la rebaja del IVA o el pacto de buenas prácticas con las entidades financieras.

Estos días ya ha sido más evidente el distanciamiento entre los socios del Ejecutivo cuando el presidente anunció medidas sobre la sequía que se aprobarían en Consejo de Ministros, contra las que se posicionaron desde Unidas Podemos, y que no les habían sido previamente comunicadas.

No obstante, en el PSOE no contemplan que ninguno de los miembros del Gobierno que no son del PSOE vayan a dejar el Consejo de Ministros y sostienen que muchas de estas disputas las mantienen también en clave interna por las diferencias dentro de Unidas Podemos y la relación con el proyecto Sumar que lidera la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

Apuntan en Ferraz que la relación en el Gobierno se redefinirá tras el 28-M y cómo quede el poder territorial de Podemos, así como el respaldo político que pueda contar Díaz como propio para Sumar y la relación, en general, de todo el espectro a la izquierda del PSOE.

PODEMOS

En Podemos son plenamente conscientes de esta estrategia del PSOE de apartarse de ellos, y en parte la comprenden por el contexto preelectoral, que empuja a todas las formaciones con electorado fronterizo a remarcar las diferencias en temas que creen que les favorecen frente a su rival ante dichos votantes.

No en vano, Podemos también está lanzando últimamente mensajes que le distinguen de los socialistas, incluso en temas en los que se han puesto de acuerdo como la Ley de Vivienda. En el mitin de apertura de campaña, el viernes en Valencia, Belarra llegó a decir que en su partido se habían quedado “solas” defendiéndola desde el principio de la legislatura, y que, aunque el PSOE hiciera ahora “borrón y cuenta nueva”, ella no olvidaba esas supuestas resistencias del PSOE.

Además, aprovechó la última iniciativa anunciada por Sánchez de lanzar ayudas públicas al aval de la compra de vivienda por parte de jóvenes y familias con hijos, que todo Unidas Podemos deplora, comenzando por la propia Díaz, para interpretar que, cuando acometen iniciativas sin el grupo confederal, sus políticas se parecen mucho a las del PP y las que pide el sector bancario.

Ahora bien, más allá de esa diferenciación que ven lógica porque, a fin de cuentas, son los primeros en acentuarla, perciben un intento del PSOE de “matar a Podemos”, cuyo origen atribuyen, y en esto coinciden con el presunto perpetrador del crimen, a la reforma de la Ley ‘del sólo sí es sí’.

Por eso, a Podemos no le ha extrañado que Sánchez haga anuncios unilaterales de medidas gubernamentales sin avisarle previamente, puesto que, una vez instalado el PSOE en ese enfoque , es la consecuencia lógica. Ahora bien, consideran que esto es un error, porque “no van a poder matar a Podemos” ni hacer dimitir a sus ministras. Y, apuntan en el partido, si la táctica de su socio es la confrontación, ellos también saben dar la batalla.

En la dirección de Podemos estiman que, junto a la lógica diferenciación preelectoral, el PSOE y Unidas Podemos deberían estar defendiendo conjuntamente los logros del Gobierno de coalición que comparten, para animar y estimular al electorado progresista. O bien ponerse de acuerdo en presumir al alimón de algunos y marcar distinciones en otros.

Sin embargo, lamentan, todos los vínculos y protocolos de coordinación entre las dos partes del Ejecutivo, como las antiguas reuniones de maitines, están virtualmente abandonados. Y lo están, sostiene algún cargo del partido, desde que Díaz sustituyó al ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, como cabeza visible del espacio.

Precisamente, a parte del entorno de la vicepresidenta y a partidos que se le han acercado como Más País y Compromís les atribuyen también en el partido el mismo intento de “matar a Podemos” que achacan al PSOE, y que pasaría por propiciarle un mal resultado en las elecciones del 28 de mayo.


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