El psicólogo pone el foco en la adolescencia y advierte: “Las sectas han cambiado radicalmente, se han diversificado”
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 1 (EUROPA PRESS)
El psicólogo clínico Miguel Perlado lleva 25 años estudiando y trabajando con víctimas de sectas; los últimos 10 los ha dedicado a impulsar el Encuentro Nacional sobre Abuso Psicológico y Sectas, que este fin de semana celebra en Santiago de Compostela su 10ª edición.
Minutos antes de la inauguración, el también fundador de la Asociación Iberoamericana para la Investigación del Abuso Psicológico atiende a Europa Press para profundizar sobre el ecosistema de las sectas.
“Las sectas han cambiado sustancialmente. Más allá de la imagen popular que todavía muchas personas puedan tener de que este fenómeno queda reducido al ámbito religioso o espiritual, la expansión de estos grupos va mucho más allá, salpicando incluso a dinámicas que tienen que ver más con cuestiones de sanación, terapéuticas y crecimiento personal”, asegura.
Estos últimos grupos, advierte, están entrando “con fuerza”, con un auge considerable sobre todo después de la pandemia. En esta línea, insiste en la importancia de utilizar los conocimientos sobre sectas para entender estas nuevas formaciones que aparecen online, ya que “muchas de ellas quizás no reúnen los criterios para poder ser descritas como sectas en el sentido estricto”, pero sí se percibe la proliferación de muchas narrativas “sectarias” que no están “exentas de riesgos”.
En esta línea, Perlado insiste en colocar el foco en este nuevo contexto digital, donde considera que se moverá el ‘mundo secta’ en los próximos cinco o 10 años.
“Debemos estar bien atentos a qué tipo de contexto cultural estamos creando, qué tipo de identidades estamos construyendo, porque cada vez hay más fragilidad, más dificultad para que las personas construyan relatos sobre sí mismo y estén vinculados a los demás”, reflexiona.
“SECTAS DIGITALES”
Para el especialista, el individualismo y narcisismo creciente en el mundo digital “está desconectando más a las personas”, haciendo que “proliferen todo tipo de propuestas instantáneas, inmediatas y hechas a la carta”. “Lo digital es un campo abonado para ello”, remarca.
“El foco debemos ponerlo en estas nuevas narrativas que son claramente sectarias (…). Estamos siendo testigos de una deriva autoritaria que arrastra a la población, de desarrollos entre la juventud donde muchos de ellos pueden decir que preferirían una dictadura antes que una democracia y estamos observando eso en un contexto cultural que de alguna manera puede ser también caso de cultivo para que emergen y florezcan todo tipo de propuestas”, relata.
De forma más concreta, las redes sociales juegan un “papel fundamental” ya no solo en la captación de adeptos, sino también en la publicidad de estos grupos. Tanto que hasta habla de ‘sectas digitales’.
“Estamos viendo lo que podríamos describir como sectas digitales, sectas que emergen en internet y que gran parte de la tarea de seducción y de atracción y también de adoctrinamiento la hacen online. Aunque en un segundo momento habrá algún contacto offline que cierre el proceso, pero gran parte de los recursos que utilizan los despliegan a través de las redes”, señala.
MOMENTOS CLAVE: SITUACIONES DE CAMBIO Y ADOLESCENCIA
Las sectas se han diversificado, insiste, de forma que tampoco se puede establecer un público objetivo al que proteger. “Encontramos grupos que se dirigen hacia niveles socioeconómicos más desfavorecidos, otros hacia niveles más elevados… Hay una amplia variabilidad”.
Tanto es así que, asegura, probablemente un 1% de la población total en algún momento de sus vidas tendrán contacto con alguna secta. En España tienen contabilizados entre 250 y 300 grupos.
Aunque remarca que no existe un perfil único de posible adepto, sí existen “determinadas situaciones en la vida” que te pueden llegar a hacer más proclive. Son, fundamentalmente, situaciones de cambio, de transición, de crisis.
“Esto hace que las personas estén más vulnerables y busquen algún tipo de recurso o de ayuda. Y ahí justamente la seducción de las sectas atrae con mucha fuerza y las flechas que lanzan tocan diana”, explica.
Este tipo de vulnerabilidades “situacionales o contextuales” — rupturas, distanciamiento de amigos, vivir fuera — “hacen que la persona esté más frágil y sea más fácilmente atraíble”.
Otro momento especialmente delicado es la adolescencia, cuando la identidad todavía está en formación; un grupo que es además nativo digital. “La seducción que despliegan estos grupos puede ser mucho más atractiva para un joven adolescente por la identidad completa y total que ofrecen y por ese programa de transformación absoluta”, apunta.
“DESPROGRAMAR” A LAS VÍCTIMAS
Como todo lo que rodea a las sectas, el proceso de salida es también “muy particular”, indica Perlado, que destaca que puede llevar años. “Se acumulan muchos pequeños elementos de duda que hacen que al final la persona empiece a replantearse su adhesión. Hay personas que han estado 15, 20 o más años en un contexto sectario hasta que finalmente salen”, señala.
En función del tiempo que se haya estado, del nivel de vinculación con el grupo y del impacto particular de ese grupo, habrá unas consecuencias u otras, aclara.
Lo primero que se aprecia, explica, es una ruptura y un daño sobre la propia identidad. “No saben quiénes son. Entonces parte de la tarea es poder ayudar a las personas a reconectar con quiénes eran y poder después hacer una tarea de quitar todo el alquitranado, digamos, que ha dejado en la mente la tarea de adoctrinamiento, de múltiples imputs durante muchos años que cambian todos estos circuitos cerebrales”, detalla. Se trata, resume, de “desprogramar” a las víctimas.
EL PAPEL DE LOS MEDIOS
El encuentro abordará, entre otros temas, el caso gallego de ‘Los Miguelianos’, además de otras cuestiones como el abuso espiritual, el impacto en las familias y también el enfoque periodístico de esta problemática.
Perlado ha animado a los profesionales a ir más allá del titular sensacionalista y de impacto, “que puede tener mucha tirada”, pero que “puede dar el efecto contrario” al que se persigue.
“Estoy observando con todo el despliegue de series en canales temáticos que el espectador queda fascinado”, ha advertido; algo que esconde otro efecto más velado.
“Dicen: ‘Esto pasa ahí, yo ahí nunca entraría, eso ya se ve que funciona como una secta, ¿pero a quién se le ocurrió entrar ahí?. Pero claro, eso es porque están viendo un producto final, que se ha compactado para que entienda todo el proceso”, matiza.
Por ello, pide que se ponga el foco sobre la experiencia subjetiva de las víctimas, sobre “lo que viven en su intimidad y lo que sucede en el mundo interior de las personas porque es ahí donde entendemos mejor cuál es la naturaleza última de la experiencia sectaria: meterse en tu mente, tu conciencia y en como tú te sientes y te ves a ti mismo, cambiar y distorsionar tu percepción”.
Esa es la raíz para Perlado y de ahí la importancia de arrojar luz sobre esos momentos más “invisibles”, pero que “van poniendo las bases para que los abusos de mayor envergadura sucedan”.
- Te recomendamos -
