Los agentes de policía que atendieron la denuncia dan por buena su versión mientras el acusado defiende que el sexo fue consentido
OURENSE, 04MAR. (EUROPA PRESS)
La víctima de una violación en Ourense ha asegurado durante el juicio que trató de aparentar normalidad porque temía por su vida y que, por ello, esperó a la mañana siguiente de los hechos para salir de casa y dirigirse a su puesto de trabajo, donde le contó lo sucedido a una compañera que la animó a denunciar.
Así lo ha trasladado durante su testimonio en el juicio celebrado este lunes en la Audiencia Provincial de Ourense contra un hombre para el que Fiscalía pide 8 años de prisión, reclamación que la acusación particular eleva a 9.
Los hechos se remontan a la primavera del 2022 y en concreto al mes de abril cuando el acusado, según el escrito fiscal, se encontraba solo en la vivienda con la mujer, que acababa de llegar cuatro días antes a la ciudad de Ourense y residía de forma temporal junto a una amiga, su pareja y el acusado.
El procesado, “guiado por el ánimo satisfacer sus deseos sexuales”, se dirigió desnudo a la habitación donde ella dormía. Tras llamar a la puerta, cuando ella abrió, “se abalanzó” y “empleando la fuerza” mientras le manifestaba que “podía matarla” la obligó a introducir su pene en la boca.
Seguidamente el hombre le sacó a la fuerza el pijama, unas medias y la ropa interior y “agarrándola del cuello le tapó la boca para que no gritase”, la penetró sin usar preservativo. Según el relato del Ministerio Fiscal, después se quedó en la cama junto a la víctima contándole cosas sobre su vida y proponiéndole matrimonio, mientras ella, “por miedo”, le seguía la corriente.
Durante la vista oral el acusado ha contado que la noche de los hechos la mujer llegó a la vivienda y se preparó la cena sin ofrecerle a él, una actitud que ha reconocido que no le “gustó” porque en el domicilio “había la norma de hacer las comidas para todos”.
Tras ese momento él se quedó en el salón viendo la televisión y en un momento, según su versión, ella se aproximó y él, molesto por la cena, le contestó de forma brusca. “Estuve viendo la tele y pensando que había sido brusco, así que sobre las doce y pico fui a su habitación a pedir disculpas”, ha relatado asegurando que la mujer las aceptó y se pusieron a “hablar de más temas” de “una forma bastante agradable”, primero de pie y después sentados en la cama.
“Ella estaba muy sexy” y “me sentí cómodo”, ha dicho el procesado, según el cual, en un momento dado interpretó que que le podía dar un beso, pero que ella “se echó hacia atrás”. A pesar de ello, ha explicado que “prácticamente” se encontraban “pegados” y que “sintió conexión”.
Según su versión, la relación fue consentida e incluso llegó a consultar si era necesario el uso de preservativo y fue ella “la que dijo que no hacía falta”.
VERSIÓN DE LA VÍCTIMA
La versión de la víctima es opuesta a la del acusado, con quien compartía piso desde hacía cuatro días. Se había mudado allí porque era donde vivía una amiga con su pareja, además del acusado, quienes no se encontraban en la casa el día de los hechos.
Ella ha narrado que esa noche, alrededor de la una de la madrugada, el supuesto agresor tocó la puerta de su habitación y, al abrirla, se lo encontró “desnudo y erecto”. En ese momento, “se abalanzó” sobre ella “arrancándole” la ropa. “Comencé a llorar y a temblar y él me manoseaba”, ha esgrimido la denunciante, que sostiene que mientras la sujetaba del pelo le decía “no te hagas la santa”.
“Parecía que quería lesionarme todo el cuerpo”, ha manifestado, señalando que hubo “ahorcamientos”, tirones del pelo y que él no utilizó un condón. “El ya vino con la intención de hacerme daño, me dijo ‘tu pecado es ser tan hermosa, quiero casarme contigo'”, ha incidido.
A renglón seguido, ha indicado que se quedó en la cama con él mientras él llegaba a proponerle tener hijos. “Tenía miedo”, ha reconocido antes de subrayar que, por ese motivo, que quiso “aparentar normalidad” porque temía por su vida. Por ello, esperó a la mañana siguiente para decir que tenía que marcharse a trabajar, se duchó y acudió a un bar donde la camarera “me calmó y me dijo que tenía que denunciar”.
Varios agentes que tomaron tanto su testifical como vestigios en el domicilio han considerado que su estado “era compatible con lo que contaba”. “Estaba ansiosa y alterada” y “no creímos que mintiese”, han sostenido los agentes que a la vez han apuntado que él “seguía en cama y se mostró tranquilo, no se puso violento ni nada”.
A consecuencia de estos hechos, la víctima presentaba heridas que requirieron para su curación de una primera asistencia médica y además requirió apoyo psicosocial, estando impedida de forma moderada durante un mes, sin que resten secuelas
Así las cosas, el Ministerio Fiscal pide 8 años de prisión por un delito continuado de violación y la pena de prohibición de aproximarse a la víctima, a su domicilio o lugar de trabajo durante también ocho años. Asimismo, por el delito leve de lesiones pide un mes de multa a razón de seis euros y en Responsabilidad Civil 1.800 euros por las lesiones sufridas y 6.000 euros por el daño moral causado.
Por su parte, la acusación particular, que ejerce la víctima, pide nueve años de prisión, una multa de seis euros al día durante tres meses y en Responsabilidad Civil 2.395 euros por las lesiones y 9.000 euros por daño moral.
Ambos letrados ven que la declaración de la víctima “debe ser una prueba directa” de lo sucedido y consideran que “ha sido persistente” a lo largo del tiempo. Por su parte, la defensa pide la libre absolución de su patrocinado aludiendo al principio de ‘in dubio pro reo’.
El acusado ha defendido en el turno de última palabra su inocencia asegurando que no “he hecho esto”. “Se perfectamente lo que ocurrió y ella también. No soy violento y nunca he hecho daño a una mujer, estuve casado y a día de hoy mantengo contacto con mi ex mujer y podéis preguntarle”, ha subrayado.
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