Galicia registra récords “históricos” de visitantes al tiempo que ciertas zonas registran tensiones por falta de vivienda
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 26 (EUROPA PRESS)
El peso del turismo en la economía gallega se mantiene en niveles próximos a los de comienzos de la década de 2010 mientras la comunidad encadena años con plusmarcas en visitantes y pernoctaciones, asentada como el séptimo destino del Estado por detrás de Canarias, Cataluña, Andalucía, Baleares y Madrid.
Al tiempo que el sector encadena cifras “récord” con 4,5 millones de visitantes y 8,5 millones de pernoctaciones este verano, según los datos de la Xunta; los expertos advierten del asentamiento de ciertas tensiones de convivencia entre la población general y el fenómeno turístico, que supone el 10,4% del PIB gallego y el 11% del total del mercado laboral, como recoge el estudio Impactur.
Así, el peso del turismo en el PIB gallego es el mismo que en 2010, año en el que tuvo lugar el último Xacobeo antes de la doble cita prolongada desde 2021 hasta finales de 2022. Turismo de Galicia señala que de la actividad turística dependen 136.688 empleos entre los 15.938 alojamientos de una comunidad, que, además, suma 931 guías turísticos, 603 agencias, 129 empresas vinculadas al turismo de reuniones y otras 140 al turismo activo.
Todo ello con el Camino de Santiago como catalizador del flujo de visitantes a la Comunidad gallega. Antes de que finalice septiembre, recogieron su ‘Compostela’ más de 363.000 personas, en torno a un 1% más que a estas alturas de un pasado año en el que volvió a tocarse techo en el volumen de peregrinos.
Mientras las cifras se mantienen en niveles altos, crece en la sociedad el debate sobre el modelo turístico y las tensiones que, en determinadas zonas, se generan con las poblaciones locales en asuntos como el acceso a la vivienda, las infraestructuras, la convivencia o la prestación de servicios como la limpieza o el abastecimiento de agua.
Así lo señala, en declaraciones a Europa Press, la directora del Instituto Universitario de Estudos e Desenvolvemento de Galicia (Idega), Dolores Riveiro, que, no obstante, apunta que, con el descenso de la importancia del sector primario, el turismo es hoy en día “el único” vector de generación de actividad económica para “muchas” poblaciones, especialmente en el rural, como ocurre en localidades por las que transcurre el Camino de Santiago como Triacastela (Lugo).
PROBLEMA DE LA VIVIENDA
Es, precisamente, en la meta de las rutas jacobeas donde estas “tensiones” han aflorado de forma más significativa, como reconoce Riveiro, que apunta al problema de oferta de vivienda en la capital gallega, donde confluye la proliferación de pisos turísticos a la demanda por parte de la población universitaria.
“El problema está más que identificado, lo que hay que es que tomar decisiones políticas”, señala esta profesora de Análisis Económico en la USC, que considera que las administraciones deben operar entendiendo que el acceso a una vivienda es un derecho básico.
Considera que la presión que el turismo ejerce sobre el mercado de la vivienda no se circunscribe exclusivamente a Santiago, sino que también se reproduce en zonas costeras donde las poblaciones locales tienen dificultades para conseguir contratos de alquiler para todo el año, ya que los propietarios reservan los meses de verano para arrendamientos de temporada.
Este problema, apunta Dolores Riveiro, también repercute en el propio sector turístico ante las dificultades en determinadas áreas, como la Ribeira Sacra, para encontrar alojamientos para los trabajadores de los establecimientos hosteleros que se desplazan a estas localidades en temporada alta.
TASA TURÍSTICA
En el debate de la convivencia con el turismo se ha asentado la posible implantación de una tasa turística que, por el momento, únicamente se plantea llevar a cabo Santiago de Compostela, donde el gobierno de la nacionalista Goretti Sanmartín ha diseñado una propuesta para gravar entre 50 céntimos y 2,5 euros la pernoctación en establecimientos.
El presidente del Clúster de Turismo de Galicia, Cesáreo Pardal, se opone frontalmente a una medida que ve “ilógica” a tenor del nivel de ocupación que presentó la ciudad en los primeros siete meses de 2023, que “se situó en el 50%”.
Para el representante de la organización que engloba a casi 70 entidades del sector hostelero, este dato refleja lo “innecesario” de una medida cuyo “debate” ve “orientado” a “desviar la atención” de los “auténticos problemas” que tiene la ciudad compostelana, como la “nula conectividad” con el aeropuerto, la “ausencia” de taxis o los VTC.
“Estar hablando de la tasa turística es desviar la atención”, sentencia Pardal, que sí reconoce que la capital gallega tiene “un problema” con el número de “excursionistas” que la visitan diariamente pero que no pernoctan en la ciudad, lo que reduce su impacto económico.
“Lo más importante de una tasa turística es saber para qué se pone. Si el objetivo es rebajar el nivel de turistas, no va a funcionar”, añade la profesora de la USC, que aboga por dar “una vuelta” al modelo creado por el gobierno compostelano.
En este sentido, Riveiro reconoce que la afluencia de visitantes sí puede causar problemas de convivencia con los vecinos pues impactan en el día a día de éstos cuando se concentran en determinadas zonas, como ocurre en Santiago en la entrada del Camino Francés por la Rúa de San Pedro o en las aglomeraciones que se generan en Fisterra o algunos puntos de la Ribeira Sacra que, como resalta la directora del Igade, no tienen infraestructuras de movilidad “adecuadas” a flujos elevados de personas.
PERSPECTIVAS DE FUTURO
De cara al futuro, el Clúster de Turismo de Galicia aboga por “seguir avanzando” en el camino de que la comunidad se “asiente” como un destino para el turista internacional, que gasta de media 60 euros más que un visitante del Estado y unos 80 más que uno local.
En relación a esto, Dolores Riveiro apunta a una tendencia global de encarecimiento de los viajes de larga distancia por la subida de precios de combustible o las posibles restricciones a los desplazamientos por motivos medioambientales, lo que podría suponer un descenso del turismo internacional y un incremento del de proximidad.
La bajada del gasto por turista es uno de los aspectos que el sector destaca de esta temporada de verano, como señala Cesáreo Pardal, que relaciona esta cuestión con un regreso a cierta normalidad después de los primeros viajes una vez levantadas las restricciones que imperaron durante la crisis sanitaria del covid.
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