Así lo apuntan organizaciones que urgen medidas más allá de la caza mientras la Xunta estudia ampliar la emergencia cinegética
A CORUÑA, 22 (EUROPA PRESS)
El jabalí está en “expansión” en Galicia, algo en lo que coinciden distintas organizaciones consultadas por Europa Press que urgen medidas más allá de la caza u otras puestas en marcha y vinculan la presencia de esta especie en zonas urbanas y periurbanas con el abandono del medio rural y la falta de comida en su hábitat.
En la situación actual, la Xunta incide en las medidas adoptadas, sin descartar la posibilidad de ampliar la emergencia cinegética, aspecto que debatirá el martes, día 25, el grupo de trabajo creado en relación a esta especie.
Sin un censo como tal, los estudios se centran, precisan en la Consellería de Medio Ambiente, en una “estimación de tendencia”. “La especie está en expansión”, afirman desde Unións Agrarias que apunta que puede haber unos “cien mil ejemplares”. “Más importante que el censo es evitar sus daños”, recalca.
Todo ello después de que en la temporada 2023-2024 ascendieran a 18.283 los jabalíes abatidos, un dato en línea de épocas anteriores, y con una superficie dañada por la especie que rondó, según la Xunta, las 2.800 hectáreas.
PRESENCIA FUERA DE SU HÁBITAT
“La presencia del jabalí fuera de su hábitat es una realidad en la que estamos buscando un equilibrio con diferentes medidas de gestión y control como acciones para el control de la especie y órdenes de ayudas para prevenir y paliar sus daños”, indican desde la Consellería de Medio Ambiente.
A ello, suman la colocación de jaulas trampa en las áreas metropolitanas, a las que ya recurrieron A Coruña, O Grove o Sada, entre otros, la instalación de vallas reforzadas en las carreteras o el uso de repelentes.
A esto añaden la declaración de emergencia cinegética — que permite la caza sin límite del jabalí –, vigente hasta el 23 de febrero y que afecta a 260 ayuntamientos. No obstante, precisan que el próximo 25 de febrero el grupo de trabajo para la gestión de la especie abordará “la posibilidad de ampliarla”.
MOTIVOS DEL AUMENTO
Desde distintas organizaciones consultadas por Europa Press, coinciden, al ser preguntadas por su presencia fuera del rural, en un aumento demográfico de la especie pero también en otros factores. Entre ellos, indican la necesidad de buscar alimentos y agua y el hecho de que la encuentren en el primer caso en contenedores y el propio césped de zonas verdes o en fuentes en el segundo, así como en la búsqueda de lugares más seguros, principalmente en temporada de caza.
“Las franjas de seguridad con respecto a zonas prohibidas para la caza pasaron de 200 metros a 100, reduciendo estas extensiones donde se refugiaban animales en determinadas épocas del año”, señala el portavoz de la Fundación Franz Weber, Rubén Pérez.
MEDIDAS
Esta entidad animalista plantea, como medidas, “la sustitución de zonas verdes por la xerojardinería, adaptar el resto de parques a medidas disuasorias como vallados y en el caso de cultivos, incluir sistemas de reacción eléctrica (pastores), olfativa (disuasores por olor) o captura y traslado”.
“Existen proyectos en marcha para la esterilización de animales silvestres, que han dado buenos resultados en otras especies y que en el caso del jabalí funciona en el Parque Natural de la Serra de Collserola”, añade para sumar campañas de sensibilización.
Desde Unións Agrarias, el responsable del Área de Desarrollo Rural, Jacobo Feijoo, cree que es necesario “reducir” la población de jabalí hasa un nivel “asumible” y adoptar medidas disuasorias. “Desde vallados a puntos de pasos de fauna”. Para esta organización, “de momento, la principal herramienta de gestión es la caza”.
A su vez, para la secretaria xeral del Sindicato Labrego Galego (SLG), Isabel Vilalba, la principal causa del incremento de daños “tiene que ver con el abandono del medio rural”. “La primera herramienta para luchar es incentivar los proyectos agrícolas y ganaderos que gestionan el territorio y lo mantienen con biodiversidad y cultivos diferentes, todo lo contrario de lo que hace esta Consellería do Medio Rural”, reprocha.
Y es que el SLG alude a un monte con monocultivo, “que no es biodiverso, que no tiene frutos, lo que hace que no sea un espacio para que estos animales se alimenten”, añade para rechazar como “única solución” un acuerdo con cazadores.
“Muchas veces son cuadrillas de personas mayores que van al monte puntualmente y tampoco tienen los medios”, argumenta para abogar por un planteamiento “más integral”. “Ver qué poblaciones tenemos, ver dónde están haciendo los principales daños, ver cuáles serían unas poblaciones apropiadas”, especifica para apuntar también a una “ordenación del territorio adecuada”.
DAÑOS Y AYUDAS
Respecto a los daños causados, Unións Agrarias estima que son “unos millones de euros al año en el agro gallego”, sobre todo en el maíz forrajero, pero también en los pastos o en vides y huertas. “Apenas el 10% de estos daños se cubren con ayudas públicas, aspecto que hay que mejorar y que es competencia de la Xunta”, remarca Jacobo Feijoo.
Desde el SLG, reclaman unas indemnizaciones que respondan a una “imagen real del problema”. “La Xunta paga hasta una cantidad y del resto se desentiende”, asevera para precisar que “en las últimas convocatorias, las ayudas están alrededor de millón y medio de euros, estamos hablando de multiplicar eso por diez y seguramente nos quedamos cortos”, asegura su secretaria xeral.
Por su parte, la Fundación Franz Weber defiende generalizar ayudas para instalar “métodos disuasorios/preventivos en agricultura”. Dar respuesta ágil a posibles pagos compensatorios o indemnizatorios son otras de sus propuestas al entender que los actuales son “insuficientes”.
MEJOR Y MAYOR SEGURIDAD
En este ámbito, las organizaciones coinciden también en apostar por una adecuada señalización e implementar nuevas tecnologías que detecten la presencia de los animales en los entornos de la carretera, antes de que accedan a ella. “Y avisen a los conductores con paneles luminosos”, precisa Feijoo. “Tenemos alrededor de diez accidentes diarios en la red viaria”, apuntan desde el SLG.
“Hay ejemplos en países centroeuropeos de sistemas de vallado, alerta lumínica por detección”, explican desde Franz Weber, que añaden que hay estudios que constatan “mayor número de siniestros en épocas de caza” al no descartar que las propias batidas “empujen” a la especie a “zonas urbanizadas o autopistas”.
Mientras, desde la Dirección General de Tráfico (DGT) ya plantean nuevas tecnologías para el control de jabalíes en las vías y avisos a conductores para prevenir accidentes. Será incorporando a sus cámaras de tráfico un sistema que permite detectar, entre otras cosas, si hay animales en las carreteras, pero creando también grupos de trabajo para concretar actuaciones.
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