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El agente policial bajo investigación por una presunta violación admite haber tenido un “encuentro fortuito” con la denunciante, pero niega haberla amenazado

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La Fiscalía lo acusa de saltarse el alejamiento para intimidar a la chica y la defensa ve un “ánimo espúreo” en la joven

VIGO, 26 (EUROPA PRESS)

El agente de Policía Local de Vigo investigado por una presunta agresión sexual y que ha sido juzgado este miércoles por saltarse supuestamente la orden de alejamiento de la denunciante y amenazarla ha negado esos hechos y ha explicado que, si bien coincidió en la vía pública con la chica el pasado febrero, fue un “encuentro casual”.

La mujer ha mantenido su relato de los hechos y ha asegurado que el pasado 22 de febrero, cuando ya estaba en plena fase de instrucción la investigación por supuesta agresión sexual, este policía local paró su vehículo al lado de ella y de su madre (que estaba dentro de una furgoneta) y, haciendo un gesto como si sostuviera un arma de fuego, le apuntó e hizo como si le disparara.

Según ha declarado, el policía pasó por calle donde estaba en su coche, y lo detuvo justo a su altura durante “un minuto o dos”. También ha subrayado que le hizo el gesto con la mano como si le disparase “dos veces” y luego continuó su camino. “Yo me quedé en ‘shock'”, ha afirmado, y ha añadido que tiene “miedo” al acusado.

La chica ha explicado que conocía previamente al policía, ya que era amigo de su hermano, pero ha negado que hubieran mantenido una relación sentimental o de amistad estrecha.

Su madre también ha declarado este miércoles, y ha corroborado que el acusado paró su coche “a los pies” de su hija, si bien ha reconocido que no llegó a ver los gestos que le hacía. Además, la mujer ha asegurado que, días antes de esos hechos, el agente ya las había amenazado a ella y a su hija, haciendo ese mismo gesto de disparar “para que retiráramos la denuncia” por la supuesta violación (que se remonta a noviembre del año pasado).

“ENCUENTRO CASUAL”

Por su parte, el acusado ha reconocido que ése día pasó por una calle donde estaban la denunciante y su madre, aunque ha afirmado que no las reconoció hasta que su coche estaba al lado de ellas. Con todo, ha negado que hubiera detenido el vehículo y que hubiera amenazado a la chica y su letrado ha señalado que se produjo un “encuentro casual”.

“Soy policía, tengo la cabeza amueblada”, ha proclamado, y ha apuntado que conoce las consecuencias de vulnerar una orden de alejamiento.

El acusado, que se negó a responder a las preguntas de la acusación particular, reconoció que conoce a la denunciante y a su familia, y ha apuntado que, antes de esa denuncia por agresión sexual, la joven apenas pasaba por cerca de su casa, algo que ahora sí hace. “Puede hacerlo”, ha admitido.

El agente (al que, según el Ayuntamiento se le ha retirado el arma y se le ha apartado del servicio de calle) ha asegurado, por otra parte, que a principios de año la madre y el hermano de la denunciante le propusieron retirar la denuncia a cambio de 30.000 euros.

Finalmente, ha hecho uso de su derecho a la última palabra, para proclamar que demostrará su “inocencia”, en alusión a los hechos juzgados este miércoles y a la denuncia por el supuesto delito sexual.

INFORMES FINALES

Tanto la Fiscalía como la acusación particular han mantenido sus conclusiones y siguen reclamando que el policía sea condenado por un delito de quebrantamiento de condena, uno de obstrucción a la justicia y otro de amenazas graves.

El Ministerio Público (que pide 2 años y tres meses de prisión) ha recalcado que el acusado se saltó la orden de alejamiento de forma “consciente” y que amenazó de forma “grave” a la chica porque lo denunció por una violación. El objeto de esa amenaza era, según el Fiscal, interferir en ese otro procedimiento.

Mientras, el letrado de la defensa ha insistido en la tesis el encuentro casual, y ha recalcado que el acusado no pasó a menos de 50 metros de la casa de la chica, ni paró su coche. Según su relato, pasó de largo porque “no podía dar la vuelta” y esa calle era la única por la que podía pasar para salir de su casa.

Al respecto, ha negado que hubiese dolo en su comportamiento y ha apuntado el “ánimo espúreo” de la denunciante por “animadversión” hacia el agente, debido a la causa penal abierta por la presunta agresión sexual. Asimismo, ha puesto de manifiesto “contradicciones groseras” entre la denunciante y su madre acerca de como ocurrieron los hechos, lo que puede llevar a dudar de su credibilidad.

Finalmente, ha refutado las explicaciones de la joven sobre el miedo al acusado porque, en su opinión, si le tuviese miedo “no rondaría la casa familiar” del agente. De hecho, algunas vecinas testificaron a propuesta de la defensa para afirmar que, tras la supuesta violación, habían visto a la chica “de paseo con sus amigas” por las inmediaciones de la casa de los padres del acusado.


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