Drones para supervisar que no se llenan piscinas, prohibición de baldear o limitación en el consumo, algunas medidas
A CORUÑA, 13 (EUROPA PRESS)
Ayuntamientos e instituciones mantienen el llamamiento a la concienciación ciudadana para hacer un uso responsable del agua y evitar consumos innecesarios ante el contexto de sequía, que ha generado que cada vez más municipios gallegos adopten algún tipo de restricción ante una situación que algún alcalde advierte que podría ser una “catástrofe” para su municipio de seguir así si no llueve.
Así lo ha expuesto, en declaraciones a Europa Press, el regidor de Vilar de Barrio (Ourense), Manuel Conde. Por parte de este consistorio, entre otras medidas, se ha optado por recurrir a drones “para comprobar quién tiene las piscinas llenas y quien no las tiene”.
Mientras, alude a cortes de agua “puntuales” en casas ubicadas en las zonas más altas. “Es el peor año hidrológico desde que hay datos, las fuentes están bajo mínimos y alguna está con hilo de agua”, resume el alcalde, que alude a las obras puestas en marcha hace unos años de intercomunicación de depósitos para “traer agua desde donde la hay”.
Este municipio es un ejemplo de lo que ocurre en otros muchos de Galicia y, por ello, están adoptando distintas medidas, en unos casos por los problemas ya existentes en el abastecimiento de agua como Ribadavia (Ourense), que tuvo que proceder a cortes de suministro ante su falta en el depósito municipal y donde se ha declarado la emergencia ante una situación “crítica”.
ACTUACIONES
En otros, son preventivas frente al “posible agravamiento”. Este es el caso de Lugo con limpieza de la calzada en días alternos. En esta provincia, hay ya restricciones en el consumo en varios ayuntamientos y algunos como Sober han habilitado desde hace días camiones cisterna para trasladar agua a una decena de núcleos de población.
Además, hay municipios con controles del uso del agua potable en la red municipal y que han optado por mantener regados los espacios verdes y jardines municipales con agua reutilizada y no apta para el consumo o han decidido aplicar restricciones en los servicios públicos.
En Miño (A Coruña) –municipio que, como otros de Galicia, duplica su población en verano–, se procedió, como en otros ayuntamientos gallegos, al cierre del suministro en playas o la prohibición de usar la de la traída pública para baldear o llenar piscinas. La misma medida, y antes que en otras provincias, han adoptado municipios ourensanos con posibilidad de sanciones para quienes lo incumplan.
La sequía también implicará cambios en la Fiesta del Agua de Vilagarcía de Arousa, que vuelve al origen con el uso de cubos, pero en la que no habrá las mangueras. Las fuentes ornamentales estarán cerradas, aunque habrá fuentes de botón para rellenar las pistolas de agua o globos.
Esta situación, que ha obligado a unos ayuntamientos a adoptar medidas antes y a otros a empezar a tomarlas ahora en agosto, supone también que lugares como las ruinas del antiguo Portomarín, anegado por el embalse de Belesar, se pueda cruzar a pie después de que la localidad lucense llevase “años”, en palabras de su regidor, Pablo Rivas, sin observar el río Miño “con tan bajo caudal”.
También la falta de agua ha facilitado la visión del campamento romano situado en Bande, a orillas del río Limia, en el embalse de As Conchas.
“PREOCUPACIÓN”
Desde la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) admiten que hay “preocupación” e inciden en que “más allá” del contexto actual es “imprescindible adquirir una cultura de aprovechamiento de los recursos naturales más sostenible”. “Por parte de todos, administraciones y ciudadanía”. “Nos consta que los ayuntamientos se están esforzando por el cambio de patrón entre sus vecinos y vecinas”, apostillan.
Lo mismo hacen desde la Confederación Hidrógrafica Miño-Sil cuyo presidente, José Antonio Quiroga, ya advirtió hace una semana de la necesidad de actuar ante “el año hidrológico más seco de la serie histórica”. Y es que los embalses gallegos de esta demarcación se encuentran al 49,28% de su capacidad máxima, un 0,66% menos que la semana anterior.
“Este volumen es un 0,45% menor que la cantidad de agua embalsada hace un año, 49,73%, y un 19,54% menor que el llenado promedio histórico en estas fechas del año, 68,82 %”, precisan desde la misma. “En lo relativo a los caudales circulantes, el caudal en las estaciones de la Comunidad se encuentra de media un 44,5% por debajo del promedio histórico”, inciden.
Por su parte, responsables de Augas de Galicia han mantenido reuniones con distintos ayuntamientos para explicarles la situación e instando, además, a intensificar las medidas de ahorro de agua ante un porcentaje de ocupación en los embalses de la Demarcación Galicia-Costa del 63,88%, a fecha 8 de agosto, frente al 72,55% en 2021.
En los últimos días, fueron convocados los de Vigo, Nigrán y Baiona, pero antes los municipios que se abastecen desde el río Lérez y desde el Anllóns, que también presentan escasos niveles de agua por la falta de lluvias.
LA SITUACIÓN PUEDE “AGRAVARSE”
Desde la Consellería de Infraestruturas, afirman que los niveles de ríos están “en los índices más bajos desde que se tienen registros en la demarcación Galicia-Costa”. Por ello, insisten en que hay una “amenaza real” sobre el abastecimiento de agua en varias zonas de Galicia.
“El anterior episodio de sequía se produjo en noviembre y aún estamos en agosto por lo que la situación puede agravarse”. También recuerdan que se declaró la prealerta por sequía en febrero en buena parte de la demarcación de competencia autonómica, extendiéndose en abril a todos los sistemas de la demarcación “como medida preventiva”.
Sobre las reuniones con ayuntamientos, recalcan que se han trasladado medidas de concienciación a la ciudadanía “y de preparación ante otros escenarios más complejos”. También apuntan que las zonas que “más preocupan” son las abastecidas por los embalses de Baiona y Zamáns y los ríos Lérez y Anllóns. Aluden, asimismo, a la “alerta por escasez” en los ríos Cabe y Limia, en este caso dependientes en la demarcación del Miño-Sil.
En cuanto a las medidas, se remiten a las ya puestas en marcha por los municipios y al nuevo plan de sequía de la Xunta, aprobado en junio, para la aplicación de las mismas, según la gravedad. Entre ellas, figura la reducción del agua para abastecimiento urbano e industrial, además de la posibilidad de cortes temporales.
No obstante, inciden en que “este es el momento para que los ayuntamientos analicen cuáles son los usos de agua menos prioritarios” y trabajar también en “fugas de las redes municipales”. “Pierden de media un 40% del caudal, llegando hasta el 60 y el 80% en algunas localidades”.
En estos momentos, en Galicia, según la Xunta, 104 ayuntamientos disponen de planes de emergencia frente a la sequía, 46 de ellos en la demarcación Galicia-Costa, aunque de las grandes ciudades solo Santiago.
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