Fiscalía cree que el que era pareja de la joven presenció el accidente y no le prestó ayuda. Su cadáver fue encontrado ocho meses después
OURENSE, 17 (EUROPA PRESS)
La Audiencia Provincial de Ourense acogerá durante toda la próxima semana el juicio por el homicidio de la joven Nerea Añel, un caso que llega a los tribunales más de cuatro años después de la desaparición de la ourensana, cuyo cuerpo tardó ocho meses en ser hallado y por cuyo caso se sienta ahora en el banquillo de los acusados y frente a un jurado popular el que fuera su pareja.
Nerea Añel desapareció en enero de 2020, cuando contaba con 26 años, justo antes del estallido de la pandemia. La labor de difusión y búsqueda que hicieron sus conocidos, sobre todo su madre, no tuvo resultados hasta varios meses después, en septiembre, cuando unos senderistas encontraron su cadáver a orillas del río Barbañica, en Barbadás.
Inicialmente se consideró que su muerte podría ser accidental, ya que presentaba un fuerte golpe en la cabeza. Sin embargo, la investigación posterior determinó que, en el momento de su muerte, se encontraba en compañía del que era su pareja y, según considera el fiscal, éste no le prestó la ayuda necesaria para que pudiera sobrevivir.
En concreto, el Ministerio Público considera probado que ambos se inscribieron en la tarde del día 15 de enero de 2020 en un motel de Barbadás. Sobre las 20,40 horas requirieron los servicios de un taxi, que fue alertado por parte de la recepcionista de que los jóvenes tenían la intención de robarle, como ya habían hecho con otro taxista esa misma tarde.
La pareja creyó que la recepcionista había avisado también a la Guardia Civil, por lo que emprendió una huida a través del sendero que bordea el motel y que transcurre paralelo a la carretera y a la orilla izquierda del Barbañica.
En el transcurso de esta huída, prosigue Fiscalía, la joven sufrió una caída que le produjo “un grave traumatismo cráneo vertebral, con lesiones que le ocasionaron un estado de inconsciencia de tiempo no estimado y que, finalmente, determinaron su muerte”.
Sin embargo, el acusado, que se hallaba presente en el momento de la caída de Nerea Añel, “lejos de solicitar ayuda en el motel, situado a unos 200 metros del lugar donde se encontraban, con lo que habría podido salvar su vida, al considerar que el cuerpo inerte de la misma podía constituir una prueba directa de su implicación en la muerte o en las importantes lesiones que presentaba” decidió ocultarlo entre la maleza. Para ello, abandonó el sendero cargando el cuerpo de la víctima, bajó por una pendiente pronunciada hasta el cauce del río y allí la depositó.
El acusado volvió sobre la 1,00 horas del 16 de enero al motel. Llegó caminando, solo y en “estado de nerviosismo”, apunta el escrito, “exigiendo a la empleada del establecimiento que le abriera para entrar en la habitación que cuatro horas antes habían abandonado”.
Ante la negativa de esta, cumpliendo las instrucciones recibidas de la encargada, y la advertencia de que de persistir en su actitud avisaría a la Guardia Civil, abandonó el establecimiento, regresando de nuevo al mismo sobre las 17,10 horas, otra vez solo, reclamando el importe de la habitación por no haber podido disfrutarla.
El Ministerio Público considera los hechos constitutivos de un delito de homicidio en comisión por omisión, con la agravante de parentesco, y pide para el acusado 14 años de prisión, así como que indemnice a cada uno de los padres de Nerea Añel con 100.000 euros.
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