Renuncian a la declaración de otros dos cargos que recibieron el aviso sobre la peligrosidad de A Grandeira
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 17 (EUROPA PRESS)
El formador de maquinistas Manuel González Sánchez, al que también llegó el correo con el que José Ramón Iglesias Mazaira alertaba de una señalización deficiente en la curva de Angrois (Santiago), en la que se produjo un accidente con 80 víctimas mortales en julio de 2013, ha afirmado que aceptaron “curva como animal de compañía” y tuvieron que “convivir con ella” y el riesgo “evidente” que entrañaba hasta el día del siniestro.
A propuesta de la defensa del maquinista Francisco Garzón, quien está acusado junto al ex director de seguridad de Adif, este jefe de maquinistas ha comparecido en la décimo segunda jornada del juicio por la tragedia, ocurrida hace ya más de nueve años.
A preguntas de uno de los letrados de Garzón, ha señalado que no persistió en el aviso de Iglesias Mazaira ya que este recibió una respuesta “tajante” sobre que “eso –la línea en la que había que pasar de 200 a 80 kilómetros por hora tomando como referencia una señal que no está ideada para ello– era legal” y estaba “amparado normativamente”.
En este sentido, ha explicado que los maquinistas interpretaron la señal de vía libre como momento para inicio del frenado, “lo cual es una contradicción”, y ha añadido que el riesgo detectado por Mazaira afectaba a “cualquier maquinista”, incluido a él.
González Sánchez ha contradicho a uno de los testigos que declaró este miércoles, el cargo de seguridad de Renfe Ángel Lluch, quien aseveró que “nunca” había recibido el correo de Iglesias Mazaira con la advertencia sobre la peligrosidad de la curva de A Grandeira. “Le dije: ¡coño, cómo no lo vas a recibir si lo tenemos todos!”, ha asegurado.
Otros dos cargos del operador ferroviario convocados para este jueves, Rafael Sardón y Nicolás Izquierdo, finalmente no comparecerán, puesto que los abogados que los proponían renunciaron a ellos.
En otro punto, este formador de maquinistas se ha referido a la “improvisación” con que actuaban en esa línea, por ejemplo con la generación de normas “nemotécnicas”, y ha reprobado que no era completa sino “un cacho”, puesto que contaba con el sistema de seguridad más avanzado solo entre dos puntos del trayecto.
“Yo me he inventado hasta el 0, 0, 0”, ha apuntado. “Significa para el que conduce un Avant que cuando para tiene que poner tres cuestiones en cero”, ha expuesto. “Es una regla mía”, ha ahondado.
En otro momento, este testigo ha subrayado que “para nada” el cuadro de velocidades máximas indica el punto en que hay que comenzar a frenar, y ha resaltado que los maquinistas no tenían “contacto ninguno” con Adif.
EL TELÉFONO
Después ha sido preguntado por el uso del teléfono móvil corporativo, al respecto del cual ha afirmado que estaban obligados a llevarlo operativo, puesto que es una herramienta de trabajo.
Acerca de si existía algún protocolo que regulase su utilización, ha comentado que había una guía de buenas prácticas pero que eso “no es algo que tenga que saber obligatoriamente –el maquinista– y aplicar”, ya que “son recomendaciones”.
“¿Coger el teléfono en ese punto suponía algún riesgo?”, le ha interrogado el representante de Garzón. “No, entiendo que no. Si tengo barreras que mitigan el riesgo, entiendo que no”, le ha contestado este formador de maquinistas.
“EL PRECIPICIO”
El abogado de Garzón también le ha mostrado una serie de curvas en que sí se indicaba el punto para iniciar el frenado y le ha preguntado si se estableció para “todas salvo la de mayor salto” de velocidad, la de A Grandeira, a lo que el formador le ha contestado que sí, y ha llegado a asegurar que en ese punto te encontrabas “con el precipicio”.
Sobre la solución adoptada justo después de que sucediera el descarrilamiento, ha constatado que “eso era lo que pedía Mazaira”. “Tan sencillo como poner una señal de limitación de velocidad que se puso después del accidente”, ha evidenciado.
“Cuando a Mazaira le dijeron que eso era normal, legal, reglamentario, tuvimos que convivir con ello. ¿Qué hicimos? Adoptar las medidas restrictivas nuestras”, ha reiterado más adelante. “El chip de un maquinista es vía libre no implica nada”, ha insistido.
“CON BALIZA YA NO TE ESTRELLAS”
Y ha asegurado que se le ponen “los pelos de punta” al recordar que el ‘ERTMS’ fue desconectado, ya que este sistema, conectado, “te marca una curva de velocidad”.
“En la pantalla aparece un reloj analógico con un arco que va reduciéndose, va reduciendo la velocidad. El maquinista tiene que ir con la aguja por debajo del arco, si no, le va a frenar el tren”, ha sostenido, sobre un sistema que ve “mucho más seguro”.
El libro horario, el cuadro de velocidades máximas, o la señal en vía libre no evitan, a su juicio, el accidente si el maquinista tiene “un lapsus o un despiste, como fue el caso”. “Pues me estrello”, ha sentenciado.
“Con baliza ya no te estrellas”, ha dicho gráficamente, sobre la medida adoptada post accidente y que, según ha respondido, sí estaba amparada por una consigna de 2010 firmada por el ex director de seguridad de Adif, Andrés Cortabitarte, que le ha mostrado el letrado. “Ya existía la norma”, ha señalado.
A preguntas del fiscal, este formador ha incidido en que el inicio del frenado se tomaba a partir de puntos establecidos por los maquinistas.
“LO ASUMEN”
Por su parte, la abogada del estado ha aprovechado su interrogatorio para criticar el comportamiento de los maquinistas, que “se quedan con el correo –de Mazaira– y lo asumen” y ha insistido en preguntar por otros canales reglados para avisar de incidencias.
El letrado de Renfe, mientras, se ha centrado en documentos dirigidos a formadores sobre el uso del teléfono móvil, pero este formador ha apuntado que él solo instruía sobre la utilización de un teléfono específico del ‘Avant’.
Por parte de la aseguradora de Renfe, QBE, su representante le ha interpelado si existían mecanismos para discriminar la importancia de una llamada telefónica, a lo que el testigo ha contestado que no.
El abogado de Cortabitarte ha cuestionado si recibió formación sobre los riesgos del factor humano. “Hemos recibido en alguna jornada en algún caso, sí, no recuerdo si antes o después del accidente”, le ha respondido este testigo. En todo caso, ha afirmado que los maquinistas no tuvieron esa formación específica, solo los mandos intermedios.
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