Defiende que estaba entre sus funciones, que el maquinista podía decidir si responder o no y que desconocía la curva y “la peligrosidad”
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 26 (EUROPA PRESS)
El interventor de Renfe que mantuvo una conversación telefónica de 100 segundos con el maquinista justo antes del descarrilamiento del tren Alvia en julio de 2013, Antonio Martín Marugán, ha afirmado que realizó esa llamada en ese momento porque iba “relajado” y no tenía “nada que hacer”.
“Si yo pienso o sé algo de la peligrosidad, no la hago. Soy el primer implicado en que no se produzca ningún problema como el que sucedió. Si me supongo que va a pasar algo, me espero. Pero estaba relajado, no tenía nada que hacer, y la hago”, ha expuesto. Con ese “relajado” se refería a que no observó nada “anormal” en la conducción, lo que le llevaba a esa sensación.
Martín Marugán ha defendido que estaba entre sus funciones buscar el “confort” de los viajeros y que de ahí la llamada al maquinista, que no era “urgente” ni por motivos de “seguridad”, sino para comentar cómo sería la llegada a la estación de Pontedeume, donde se bajaría una familia. Por su parte, ha añadido que era el maquinista quien podía decidir si responder o no.
Durante algo más de hora y media de declaración, el interventor, que en el momento tenía “una relación muy buena” con Garzón y en la actualidad está jubilado, ha subrayado que desconocía la existencia de la curva de A Grandeira y “la peligrosidad” de ese tramo, en el que había que reducir desde unos 200 a 80 kilómetros por hora. “Yo esa curva no sabía ni que existía, hasta el momento en que ocurrió”, ha aseverado.
“SUPONÍA” QUE ESTABAN CERCA DE SANTIAGO
Las preguntas de varios de los abogados han girado en torno a si él era consciente del punto en el que se encontraban cuando decidió, “motu propio”, como ha admitido, hacer la llamada al maquinista. “¿No sabía que estaba próximo a la estación de Santiago?”, le ha dicho el fiscal, a lo que el interventor ha respondido que “suponía que sí”, pero “no sabía” cuánta distancia faltaba.
En este sentido, ha sido interrogado sobre el aviso que lanza la megafonía del tren sobre la proximidad de la estación. En concreto el letrado de la plataforma de víctimas le ha preguntado si “ya se había dado el aviso” cuando realizó la llamada, y él ha respondido que “sí”, algo que después ha matizado con expresiones como “creo que sí”.
“¿Entonces usted, sabiendo que se estaba acercando, sabe que hay una curva ahí cercana, cree procedente hacer esa llamada?”, ha agregado. Ante esto, el interventor ha repetido que no sabía “si esa curva existe o no existe”, por la de A Grandeira. Además, más adelante ha recalcado que “no sabía a ciencia cierta en qué punto kilométrico estaba”.
En otro punto, ha argumentado que en Compostela tenía “más funciones que realizar”, por el control de las puertas y de los viajeros que suben y bajan en esta estación intermedia. “Y en ese momento no tenía nada que hacer, entonces hice la llamada”, ha abundado.
Su “intención” con la llamada era “facilitar” a la familia que viajaba con hijos y maletas que pudiera “bajarse directamente al andén” en Pontedeume, localidad para la que ha reconocido que quedaba en torno a una hora de trayecto.
“UN MINUTO PASA ENSEGUIDA”
A cuestiones sobre el uso del teléfono, ha llamado la atención sobe que era “una herramienta” que les da la empresa “para llamadas de servicio”. “Renfe me da una herramienta; supongo que es para utilizarla (…) Tengo el teléfono para utilizarlo. Para cosas de servicio”, ha hecho hincapié.
Y acerca de la duración de la conversación, de 100 segundos, ha respondido que “es relativo” que pudiese haber sido más corta. Asimismo, ha añadido que “un minuto o un minuto y algo es un tiempo que se pasa enseguida”.
Su declaración se ha centrado también en el tiempo que pasó entre la llamada y el accidente. “¿Fue terminar de hablar y haber el accidente?”, le ha preguntado el representante del Ministerio Público. “Sí. Unos segundos o un minuto”, ha admitido.
En cualquier caso, Martín Marugán ha asegurado que “no estaba hablando” ya en el momento del descarrilamiento, pues su teléfono, ha afirmado, “estaba en el bolsillo”.
“PUEDE CONTESTAR DESPUÉS”
Sobre el papel del maquinista ante su llamada, ha dicho que es “lógico” que tiene que contestar, “si él puede en ese momento”. “Si tiene algo que hacer, puede contestar después. Si lo llamo y por lo que sea no lo abre, queda registrada y cuando quiera o pueda me responde”, ha expuesto. Lo que no ha contestado es cómo podía Garzón determinar si esa llamada era o no urgente antes de responderla.
En otro punto, ha reconocido que podía hacer esa llamada al maquinista o al centro de mando. “Podría hacerlo a los dos. Decidí preguntarle a él. No tengo ninguna cortapisa. Nadie me impide preguntarle a él”, ha justificado.
Ante las preguntas de otro abogado, ha afirmado tener “unas nociones mínimas” sobre circulación y en concreto de normas como el reglamento general de circulación.
“Yo voy en el tren y no noto nada anormal. Para mí la conducción era la normal y sin ningún incidente”, ha explicado. “Voy relajado y no se notan cosas anormales (…) No estoy mirando para fuera a ver si se mueve un pájaro o no se mueve”, ha expuesto, ante la reiteración de algunas de las cuestiones.
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