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Advierten sobre el incremento en el uso de benzodiacepinas mezcladas con otras drogas en adolescentes: “Buscan experimentar nuevas sensaciones”

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Proxecto Home Galicia advierte de que la sociedad actual es “muy hedonista” y tiene una visión de “no pasarlo mal y no sufrir”

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 23 (EUROPA PRESS)

El consumo de drogas realizadas con benzodiacepinas, como por ejemplo el ‘Krakubi’, aumentó en Galicia en los últimos años, unos hechos que preocupan a los expertos y que alertan de que su consumo repercute, principalmente, en los “jóvenes, en menores de edad”.

Así lo explicó, a preguntas de Europa Press, el gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico, Fernando Alonso, que puntualizó en que después de la pandemia el consumo de esta sustancia estupefaciente “comenzó a tomar auge”.

El Krakubi, más conocido como ‘droga de los pobres’ se consigue tras la mezcla de benzodiazepinas –como el Rivotril– con hachís, alcohol o pegamento. El Rivotril, explicó el psiquiatra del CHUS Mario Páramo, es un tranquilizante que se usa principalmente como antiepiléptico, pero también como ansiolítico y que, como “todas las benzodiacepinas”, puede “producir adicción”.

El psiquiatra señaló que después de la pandemia “sí” que hubo un “pequeño aumento”, que situó en un 10/15% más, de ansiolíticos en general, sedantes e hipnóticos.

En el consumo del ‘Krakubi’, Fernando Alonso diferenció dos partes del problema. Por un lado, el tráfico del medicamento hacia Marruecos, que es dónde proviene originariamente la sustancia estupefaciente, y, por otra parte, el consumo en la calle que “se incrementó después de la pandemia”.

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Esta droga es, normalmente, consumida por personas que toman otros estupefacientes. “No se inician con esto, lo que buscan es una experimentación de nuevas sensaciones y alteraciones de las percepciones”, detalló.

Además, Fernando Alonso advirtió de que esta sustancia es consumida principalmente por “jóvenes, por menores de edad”. “Esto no se lo toma un señor, sino un joven que busca sensaciones nuevas”, incidió Fernando Alonso, al tiempo que apuntó que ese consumidor joven es un “agravante” ya que son los “más vulnerable”.

UNA SOCIEDAD “MUY HEDONISTA”

Por su parte, la directora de Proxecto Home Galicia, Ofelia Debén, coincidió en que el consumo de las benzodiacepinas como sustancia estupefaciente “está acompañado” de otras drogas.

“Está unido a otros consumos de estupefacientes, no como droga exclusiva o la que más preocupa a las personas que quieren iniciar un proceso de rehabilitación”, concretó.

En Proxecto Home cuando realizan, a las personas que empiezan a dejar una adicción, cuestionarios para saber cuál es la droga más preocupante o la droga base consumida. De esta forma, en un “porcentaje alto de los casos” se observa una “mala utilización” de benzodiacepina.

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Las drogas depresoras “son recurrentes” para acompañar a otras, pero las sustancias estupefacientes estimulantes son las más consumidas y la edad en la que hay un “comportamiento aditivo manifiesto” suele ser “a partir de los 23/24 años”.

Ofelia Debén alertó de que hay una realidad que, en su opinión, “sí es preocupante” ya que la sociedad tiene una visión de “no pasarlo mal y no sufrir”. “En muchos momentos, el no sufrir se acompaña de medicación que, a veces, se dan con excesiva prontitud”, lamentó.

En este sentido consideró que la sociedad actual es “muy hedonista” y que cuando una persona está mal “no le facilitan” los instrumentos propios para ser capaces de hacer frente a situaciones de estrés o ansiedad.

“Posiblemente, a raíz de la pandemia esa tendencia se agravó ya que hubo un cambio social, en muchos sentidos. Todo se centra en la línea de no sufrir”, esgrimió.

CAMBIO HACIA LA FIGURA DEL CAMELLO

Desde la Fundación Galega Contra el Narcotráfico también se puso el foco en un cambio social en la visión del pequeño camello. “La sociedad rechaza el gran tráfico de droga, pero parece que se olvidan de que esos quilos están en la calle y se convierten en el trapicheo diario, en el pequeño tráfico que forma parte de la ‘normalidad’ y que se ve ‘como algo normal'”, lamentó.

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En este sentido, Fernando Alonso pidió “repensar” el modelo de ocio que “se quiere tener como sociedad” ya que, el actual, “está muy vinculado” al consumo de sustancias estupefacientes en el tiempo libre.

Ese consumo, continuó Fernando Alonso, se tiende a ver como “algo normal” y que, teóricamente, lo hacen para “pasarlo bien” y el que no consume es el “soso o el aburrido” del grupo.

EPISODIOS VIOLENTOS Y PREVENCIÓN

En la Fundación Galega Contra o Narcotráfico también ponen en el foco en la vinculación que tiene el consumo de drogas con “muchísimos” episodios de violencia.

Por ello, para hacer frente al consumo de estupefacientes piden que, al igual que se debe reaccionar políticamente también se debe hacer de forma social. “Es un problema que nace de la sociedad”, lamenta.

Por su parte, Ofelia Debén ante esta problemática y para retardar lo máximo posible los problemas aditivos hizo hincapié en la prevención. “Haciendo una buena prevención comunitaria es lo que ayuda a tener buenos pensamientos, tomar buenas decisiones en el momento en el que se enfrentan a probar y a experimentar”, sentenció.


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