Un informe de Ikuspegi constata que en Euskadi “pervive un antigitanismo estructural”
VITORIA, 19 (EUROPA PRESS)
Un 40% de los ciudadanos vascos no alquilarían su vivienda a una persona de etnia gitana y casi un 30% afirma que si tuviera quecontratar a alguien, a igualdad de formación y experiencia respecto a otros candidatos, evitaría contratar a una persona gitana, según un informe elaborado por Ikuspegi-Observatorio Vasco de Inmigración.
El estudio, denominado ‘Neurtu 2022’ y presentado este jueves en Vitoria-Gasteiz, constata que pese a que la ciudadanía vasca tiene conciencia social sobre la situación de discriminación e insuficiente integración que sufre la población gitana, en Euskadi “pervive un antigitanismo estructural”.
La encuesta analiza diversos ámbitos en los que se producen actitudes de discriminación hacia este sector de la población. En materia residencial, por ejemplo, son menos del 40% de los encuestados quienes declaran que aceptarían vivir en el mismo barrio o bloque en el que vivan muchas personas gitanas.
A su vez, otro 40,9% intentaría evitarlo, y el 15,3% rechazaría este supuesto de relación. Además, algo más de cuatro de cada diez personas evitarían alquilar o no alquilarían su vivienda a una persona gitana.
En el plano laboral, casi tres de cada diez personas declaran que, si tuvieran que contratar a alguien, a igualdad de formación y experiencia con otros candidatos, evitarían contratar o no contratarían a una persona gitana.
En cuanto a supuestos de convivencia e interacción, la gran mayoría –más de nueve de cada diez personas encuestadas– manifiesta no tener problema en cuanto a relacionarse con personas gitanas en el contexto laboral y educativo, ni con que estas desempeñen un rol superior (de dirección) o igual (compañero de trabajo o estudios).
ELECCIÓN DE COLEGIO
Este grado de aceptación de convivencia baja significativamente, sin embargo, ante la opción de elegir para sus hijas e hijos un centro escolar en el que estudien muchos menores de etnia gitana, supuesto de relación que intentarían evitar o rechazarían casi cuatro de cada diez personas encuestadas.
En relación con la discriminación indirecta vivida, más del 40% de la población declara haber sido testigo de comentarios negativos o rumores sobre alguna persona gitana, mientras que más del 34% dice haber presenciado burlas, bromas, chistes, imitaciones o similares.
Es significativo que el 21,1% refiera haber presenciado insultos, el 12,5% amenazas y el 10,7% agresiones físicas. Por último, cuando se pregunta a la sociedad por la simpatía hacia las personasgitanas, su grado de tolerancia personal y el que percibe que puede tener la sociedad en su conjunto, se observan valores medios o bajos.
ESCALA DE SIMPATÍA
Así, el grado de simpatía, en una escala de 0 a 10, es de 5,79 puntos de media, mientras que la tolerancia personal declarada es de 6,65 puntos sobre 10; y la tolerancia atribuida a la sociedad en conjunto, de 5,3 puntos.
Fruto de todo este trabajo, Ikuspegi ha elaborado un índice sintético que resume la actitud y la posición del conjunto de la población hacia las personas gitanas en Euskadi. Este índice mide el grado de apertura, la actitud más o menos abierta y las posiciones más o menos tolerantes que la sociedad presenta hacia las personas gitanas.
El indicador abarca entre los 0 puntos (posiciones más cerradas e intolerantes) y los 100 puntos (posiciones más abiertas y tolerantes). La puntuación obtenida en el primer año en el que se elabora este índice es de 54,36 puntos.
Con el fin de lograr una mayor rigurosidad en el diseño de este barómetro, así como en el análisis de los resultados, Ikuspegi ha contado con la participación de dos expertos en investigación acerca del pueblo gitano: Daniel La Parra Casado y Javier Arza, para la elaboración de este trabajo.
COMBATIR EL ANTIGITANISMO
En la presentación del informe, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Beatriz Artolazabal, ha afirmado que la sociedad vasca “es consciente de la situación de discriminación e insuficiente integración que sufre la población gitana” y que “gracias a esa consciencia, conseguiremos frenar este y otros tipos de discriminación”.
“La lucha contra el antigitanismo no es solo una cuestión gitana, es una deuda social que nos atañe a todas y todos, a las instituciones, a los colectivos que representan al Pueblo gitano, y al resto de individuos que conformamos nuestra sociedad”, ha añadido.
Pese a la “dura fotografía” que muestra el barómetro, Artolazabal considera que la percepción de discriminación que comparte el conjunto de la ciudadanía con el pueblo gitano vasco sirve para reforzar, “con evidencias científicas”, el trabajo que se viene realizando con los colectivos que representan a las personas gitanas en Euskadi, así como las medidas puestas en marcha a través de la ‘Estrategia Vasca con el Pueblo Gitano 2022-2026’.
UN PACTO SOCIAL
Además, considera necesario un ‘Pacto Social contra el Antigitanismo’. El Departamento de Políticas Sociales se ha comprometido a iniciar este año la elaboración del Anteproyecto de la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación, que tendrá en el antigitanismo, uno de sus ejes.
Por su parte, el vicerrector del Campus de Bizkaia la UPV/EHU, Gorka Moreno, ha manifestado que esta investigación “es un buen punto de partida para conocer mejor las actitudes hacia la población gitana”.
Moreno ha explicado que “son escasas y limitadas las investigaciones en este campo, por lo que trabajos como este son imprescindibles para hacer frente a situaciones de discriminación y poder fomentar la igualdad de trato en nuestra sociedad”.
DESIGUALDADES Y PREJUICIOS
La directora de Ikuspegi, Julia Shershneva, ha señalado que la mayoría de la población se declara abierta hacia la diversidad en general, al tiempo que reconoce la existencia de realidades discriminatorias en Euskadi y manifiesta una actitud de rechazo frente a las mismas.
Sin embargo –según ha indicado– estas tendencias generales positivas “se vuelven algo más comedidas en relación con algunosgrupos, entre los que destacan las personas gitanas, las musulmanas y las de origen extranjero, sobre todo en lo que se refiere a los espacios de relación íntimos”.
Respecto a las actitudes y creencias acerca de las personas gitanas, en general, ha afirmado que la sociedad reconoce y denuncia mayoritariamente la existencia de discriminación hacia la población gitana en diferentes dimensiones, al tiempo que mantiene posturas “ambivalentes” en cuanto a diferentes creencias e ideas estereotipadas, y expresa menor comodidad en los ámbitos de relación y convivencia más íntimos y cercanos.
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