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El juicio por incendio contra el hombre que mató a su exmujer y su exsuegra en Vitoria en 2018 ha sido visto para sentencia

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La acusación reclama 20 años de cárcel por quemar el piso de su expareja tras cometer el doble asesinato

VITORIA, 25 (EUROPA PRESS)

La Audiencia Provincial de Álava ha dejado este lunes visto para sentencia el juicio por incendio contra el hombre que mató a su exmujer y su exsuegra en 2018 en Vitoria-Gasteiz –hechos por los que ya fue condenado a 47 años de prisión–, y que posteriormente prendió fuego a la vivienda en la que se produjo el doble asesinato, un incendio por el que la acusación le reclama ahora otros 20 años de cárcel.

El acusado se enfrenta, además, a la petición del pago de 15.000 euros a los dos hijos de la mujer asesinada en concepto de responsabilidad civil –cifra solicitada por la Fiscalía y que la acusación particular eleva a 60.000–, de otros 3.863 euros para la comunidad de vecinos del inmueble afectado por el incendio, y de 86.000 euros para la empresa aseguradora que cubrió los gastos.

Las acusaciones entienden acreditado que el acusado provocó el incendio tras cometer los asesinatos y que el fuego puso en peligro la integridad física y la vida de los vecinos del inmueble, por lo que solicitan la pena máxima de veinte años contemplada para este tipo de delito.

Por su parte, la defensa entiende que, en todo caso, se produjo un delito de daños por incendio –por el que pide un año– o de forma subsidiaria un delito de incendio con el atenuante de ‘obcecación’, por el que solicita cinco años de prisión.

La Fiscalía –a cuya exposición y argumentos se ha adherido la acusación particular– considera acreditada la “intencionalidad” del acusado a la hora de prender el fuego. En este sentido, ha recordado que los peritos y testigos que han comparecido han explicado que encontraron objetos amontonados en varios puntos de la vivienda y una garrafa de aceite en un dormitorio.

A su vez, estima que en este caso concurre la agravante de género, dado que tras acabar con la vida de la madre y la abuela de los niños, el acusado incendió el piso para “acabar con todo lo que le recordaba a su mujer” y para arrebatar a los niños todos sus recuerdos. En una línea similar, la acusación particular ha destacado que el acusado amontonó muebles y empleo acelerantes para hacer “el máximo daño posible”.

Por el contrario, la defensa ha criticado que se pretenda imponer a su representado 20 años de prisión por un incendio que, según ha afirmado, no llegó a poner en peligro la vida de los vecinos del inmueble “y cuyas causas dolosas no han quedado perfectamente acreditadas”.

“ENCARNIZAMIENTO PUNITIVO”

El abogado del procesado, que solicita la aplicación de la atenuante por arrebato u obcecación, ha afirmado que tras haber cometido dos horas y media antes “dos escalofriantes asesinatos”, el ahora acusado de incendio “no estaba precisamente sereno” cuando se produjo el fuego, sobre el que ha afirmado que tuvo unas causas “discutibles” y que “de ninguna manera” puso en riesgo la seguridad del vecindario. Por todo ello, ha criticado el “encarnizamiento punitivo” del que a su juicio está siendo objeto su representado en este juicio.

El acusado, que solo ha querido responder a las preguntas de su abogado, únicamente ha afirmado que cree que el tiempo transcurrido desde el inicio de los hechos hasta que se produjo el incendio fue “menos” de una hora y media, que es el lapso temporal al que han aludido algunos testigos.

En la vista oral han aportado su testimonio varios bomberos, que han explicado que el 20 de abril de 2018 acudieron al lugar de los hechos por un aviso de intento de suicidio. Aunque ninguno de los bomberos que ha testificado ha ofrecido demasiados detalles sobre su intervención y sobre lo que se encontraron al actuar en la vivienda, uno de ellos ha precisado que el fuego “fue activado en un sofá pegado a la puerta de entrada”.

El testimonio más detallado ha sido aportado por un ertzaina que ha relatado que las unidades que se desplazaron a la vivienda no pudieron acceder a su interior en un primer momento, puesto que tenía una puerta acorazada y no fueron capaces de derribarla.

“ENCARAMADO A UNA VENTANA”

Este agente ha añadido que observaron que una persona –el acusado– estaba “encaramada a una ventada” de la vivienda, ubicada en el octavo piso de un edificio del barrio de Lakua. Además, ha afirmado que la intervención de bomberos y Ertzaintza se inició alrededor de las doce del mediodía y que el acusado se precipitó por la ventana, hasta caer en un colchón de seguridad que se había desplegado en la calle, sobre la una y media de la tarde.

Durante ese tiempo –ha añadido– se sucedieron varias fases que fueron seguidas por los agentes desde el rellano de la escalera. De esa forma, ha indicado que tras el silencio inicial, se inició un periodo en el que empezaron a escuchar que en el interior de la vivienda alguien estaba golpeando con fuerza todo tipo de objetos, y que luego se constató que el sospechoso había empleado una peana para romper espejos, objetos de escayola, la placa vitrocerámica y otros elementos del piso.

Además, ha añadido que aunque inicialmente no había señales de incendio, luego empezaron a notar que se había prendido fuego en el interior del piso, y que las llamas “iban cogiendo consistencia” y empezó a salir humo al rellano.

Este agente ha detallado que localizaron “tres focos” de fuego en el incendio: uno pequeño, junto a la entrada; otro, el principal, en un sofá que se había desplazado hasta la puerta de acceso al piso; y un tercer foco en la habitación de matrimonio, en la que se encontraron restos de una sustancia oleaginosa y una garrafa de lo que parecía aceite, que habría sido empleada para generar el incendio.

A su vez, ha indicado que desde que se detectó el humo hasta que el sospechoso se precipitó por la ventana, pasaron unos diez o quince minutos. Este agente, en la misma línea que otros testigos que han comparecido en la vista, ha manifestado que no puede precisar si la integridad física de los vecinos del inmueble corrió peligro por el incendio.

También han testificado varios vecinos de la comunidad de propietarios afectada por el fuego, entre ellos una mujer que vive en el noveno piso, el inmediatamente superior a la vivienda incendiada, aunque en la mano contraria. Esta persona ha dicho que cuando salió a la escalera se encontró con “muchísimo humo”.

Por su parte, el tío de los dos hijos de la mujer asesinada, que vivían con esta en la vivienda y que desde entonces residen con él y con su familia, ha explicado que además de perder a su madre y a su abuela, asesinadas por su propio padre, los menores “lo perdieron todo” también en el plano material.

“CON LO PUESTO”

De esa forma, tras recordar que ambos son propietarios al 50% de la vivienda heredada de su madre, ha sostenido que como consecuencia del incendio perdieron toda su ropa, sus juguetes, los libros de la escuela e incluso las fotografías que tenían con su madre. “Se quedaron con lo puesto”, ha añadido.

Además, ha informado de que la compañía de seguros abonó la obra de reforma del piso tras el incendio, así como más de 20.000 euros por el contenido del piso que resultó destruido. No obstante, ha advertido de que él, en representación de ambos menores, ha tenido que hacer frente a gastos derivados de la licencia de obra, de pintura y de plusvalías que no han sido cubiertos por el seguro y que ahora reclama al acusado.

El representante legal de la aseguradora de la comunidad de vecinos ha declarado que abonaron a esta algo más de 29.000 euros en concepto de indemnización por los daños del incendio. A su vez, la representante de la aseguradora de la vivienda de la mujer asesinada ha sostenido que pagaron a los menores, como herederos, más de 86.000 euros por los daños en el piso, a los que se les añaden casi 23.000 por el contenido de la vivienda.


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