
MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
World Vision alerta del impacto de la falta de agua en mujeres y niñas de todo el mundo ya que, como denuncia, ambos colectivos dedican cerca de 250 millones de horas a recolectar agua cada día, una tarea que les quita tiempo y energía para otras actividades y les impide estar con su familia, ir a la escuela o realizar actividades generadoras de ingresos para mejorar sus vidas.
El Día Mundial del Agua, que se celebra cada 22 de marzo, la ONG indica que las mujeres y las niñas soportan la mayor carga de la crisis mundial del agua porque suelen ser ellas las responsables de transportar el agua a sus hogares en los contextos más vulnerables. Agua que, en muchos casos, ni siquiera es potable y acarrea enfermedades que padecen una vez más las personas más vulnerables, precisa la organización.
Como ejemplo, cita los casos de las hermanas Mahana, de nueve años, y Firdaoussou, de doce, que recogen a diario agua de un pozo a casi un kilómetro de su casa en el suroeste de Níger. La mayor, Firdaoussou, realiza este viaje 12 veces al día, lo que significa que no asiste a la escuela y pasa su tiempo ayudando con las tareas del hogar.
“Yo no juego”, dice Firdaoussou, cuyo nombre significa cielo o paraíso. “Sólo ayudo a mi madre”, apostilla la joven, cuyo orden de nacimiento ha determinado su suerte en la vida. Mujeres y niñas de todo el mundo como Firdaoussou caminan una media de 6 kilómetros al día para acarrear 20 kilos de agua.
De este modo, la falta de agua y saneamiento también perjudica a las mujeres y niñas de otras formas, como en la salud menstrual y en la educación pues las niñas que asisten a la escuela hasta la adolescencia tienen mayor probabilidad de abandonarla al comenzar la menstruación, a menos que su escuela cuente con agua potable, letrinas, suministros sanitarios y apoyo para el cambio de hábitos de higiene.
Por ello, World Vision defiende que ayudar a las jóvenes a gestionar su salud menstrual no solo implica proporcionar instalaciones adecuadas, sino también abordar las normas sociales.
Por otro lado, subraya que la falta de agua potable, instalaciones sanitarias e higiene adecuada contribuye a las altas tasas de enfermedad y mortalidad entre las madres y los recién nacidos en los países en desarrollo. En las zonas donde trabaja World Vision, la mitad de los centros de salud carecen de agua potable y 5 de cada 6 ni siquiera cuentan con instalaciones básicas para el lavado de manos.
“Lamentablemente año tras año celebramos esta efeméride con el mismo mensaje: el agua limpia es fundamental para la vida y sin embargo, cerca de 1.000 niños y niñas mueren todos los días a causa de enfermedades diarreicas asociadas con agua potable contaminada, saneamiento deficiente o malas prácticas de higiene”, ha asegurado la directora de Comunicación de World Vision. Eloisa Molina.
“Sabemos cómo acercar el agua potable a las comunidades que carecen de ella, pero hace falta inversión económica y voluntad política para evitar que sigamos asistiendo a miles de muertes por consumo de agua no potable”, asevera.
2.200 MILLONES DE PERSONAS EN EL MUNDO SIN AGUA POTABLE
En 2024, la ONG proporcionó agua potable a 3,1 millones de personas, saneamiento doméstico a 2,4 millones e instalaciones para el lavado de manos a 2,8 millones. Según Naciones Unidas, cerca de 2.200 millones de personas viven sin agua potable gestionada de forma segura y son las mujeres y las niñas las más afectadas por la escasez.
Este año, el Día Mundial del Agua tiene como tema la preservación de los glaciares, destacando la urgente necesidad de protegerlos y asegurar los recursos de agua dulce para garantizar un suministro estable para millones de personas que dependen de sus fuentes de agua para consumo humano, agricultura y energía.
Los glaciares almacenan aproximadamente el 70 % del agua dulce del mundo, lo que los convierte en la mayor reserva natural de agua dulce de la Tierra. Sin embargo, el cambio climático está acelerando su derretimiento, alterando el ciclo global del agua y aumentando la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones y sequías, repercutiendo en la salud y supervivencia de millones de personas.
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