MADRID, 18 (SERVIMEDIA)
Minerva Cardozo, de seis años y con una lesión cerebral que afecta a su movilidad y desarrollo madurativo, lleva toda su vida sentada en una silla de ruedas. Pero esta niña ha probado el primer exoesqueleto pediátrico de uso doméstico de Europa, el Explorer, y ha sorprendido a todo su colegio de Fuenlabrada en Madrid al entrar caminando.
La madre de la niña, Rolanda Arias ‘Roli’, desde el primer día llevó a la pequeña al servicio de Atención Temprana y después ha continuado buscando terapias y actividades que estimulasen a Minerva. De hecho, la niña pudo probar durante 32 sesiones el primer exoesqueleto pediátrico de uso clínico del mundo, el Atlas 2030. Y ahora ha podido enfundarse en el nuevo Explorer.
“A mi hija le ha cambiado la vida por completo. Antes no doblaba las rodillas, y los brazos estaban pegados al cuerpo. Y ahora es capaz de desplazarse con un andador”, confiesa la madre emocionada en una entrevista a Servimedia. “Este dispositivo le ha permitido explorar nuevas realidades como ir a un supermercado y elegir ella la fruta que le gusta o recorrer los pasillos de un centro comercial y pararse donde a ella le apetezca”.
El prototipo del primer exoesqueleto infantil de uso personal presentado este martes en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) nació de la necesidad de los niños que, tras el exoesqueleto pediátrico Atlantis 2030, “siempre pedían llevárselo al cole”.
“El nuevo Explorer podrá utilizarse tanto en el domicilio como en exteriores y permitirá a los niños con afectación de marcha explorar el entorno y el mundo”, asegura la CEO de Marsi Bionics y doctora en robótica e ingeniería industrial, Elena García Armada, en una entrevista a Servimedia.
Este dispositivo cuenta con cuatro motores que imitan el funcionamiento natural del músculo y además dispone de un novedoso asiento automático para el descanso del niño. Cada aparato evolucionará con el propio crecimiento del usuario y abarca un rango de edad aproximado desde los dos hasta los 17 años.
“¡MINERVA ANDA!”
Raquel Andrés Gómez es la fisioterapeuta del CEIP Greenpeace de Fuenlabrada. Conoce muy bien a la pequeña Minerva porque trabaja con ella desde los tres años cuando se escolarizó. “Es una niña que tiene muchas necesidades. Aparte de las sesiones de fisioterapia, se coloca de pie durante una hora sobre un bipedestador que es un ejercicio pasivo”, explica. Asegura la especialista en rehabilitación que gracias a esta práctica “se obtienen beneficios no solo a nivel músculo esquelético, sino también a nivel respiratorio y digestivo”.
Desde que la pequeña entró a formar parte del equipo de investigación de este dispositivo su fisioterapeuta reconoce que se encuentra “mucho más ágil”. El exoesqueleto ha conseguido que tenga patrón de marcha y más control postural, y también han mejorado su mano y brazo izquierdos, que los tenía muy pegados al cuerpo y sin uso.
“Hemos podido iniciar la marcha con el andador. Cosa que antes no éramos capaces”. La diferencia es que antes sus compañeros le pasaban la pelota y con el Explorer ella elige con quien quiere jugar. “Se trata de ser dueña de su vida y tomar la iniciativa”, asegura.
Raquel aún recuerda la cara de emoción de la pequeña cuando el pasado mes de junio llegó el exoesqueleto Explorer a su escuela. “Estaba como loca por ponérselo”. Sus compañeros de clase la vieron por primera vez erguida y se quedaron perplejos. Y eso que habían recibido una breve charla sobre el dispositivo. “Todos tenían todas unas ganas locas de abrazarla”. Fue también la primera vez en que la niña pudo comunicarse de igual a igual (con los ojos a la misma altura) con sus profesores y el resto de los alumnos. Aquel día en el recreo solo se escuchaba: “¡Minerva anda!, ¡Minerva anda!”
Está previsto que el próximo mes de marzo 15 familias madrileñas dispongan en su hogar de uno de estos dispositivos. “Es una especie de lanzamiento controlado, un estudio piloto para hacer un seguimiento y poder controlar la evolución de su uso”, explica la CEO de Marsi Bionics. “Lo que pretende este nuevo dispositivo es dar a los niños la capacidad de moverse, de explorar el entorno, explorar el mundo. Y, además, es un ejemplo importante de viabilidad y colaboración entre el ámbito público y privado”, apunta García Armada.
Este desarrollo ha sido posible gracias a una inversión total de 2,2 millones de euros procedentes de los Fondos Europeos Next Generation y al trabajo conjunto de investigadores de la empresa Marsi Bionics, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y cuatro de los principales hospitales universitarios de Madrid: La Paz, 12 de Octubre, Niño Jesús y Gregorio Marañón.
Una vez que el Explorer obtenga el certificado CE de la Unión Europea podrá comercializarse. Debido a su alto coste, desde la empresa tecnológica proponen para su adquisición un sistema de financiación similar al que se emplea en la compra de un automóvil.
La madre de Minerva se muestra convencida de que “este tipo de apoyos, además de desarrollar una labor terapéutica indiscutible, elevan la autoestima de estos niños”. Y relata una anécdota curiosa. “Cada vez que Minerva se pone el exoesqueleto me mira y me dice: ¡Adiós, mamá, me voy!”. Esta despedida, a veces sin ningún destino, supone para esta madre “un símbolo de independencia y de felicidad”.
- Te recomendamos -