MADRID, 22 (SERVIMEDIA)
Kendall Barfield es una joven estadounidense de 12 años con espina bífida que ha conocido a una compañera con su misma discapacidad. No se trata de otra adolescente, ni siquiera otra mujer, sino de una tortuga marina verde que está siendo curada en el Georgia Sea Turtle Center en la isla de Jekyll.
La tortuga Bandit también es joven, como Kendall, y se encuentra en rehabilitación en este centro tras verse involucrada en un accidente con un barco en 2021, que le dañó la columna vertebral y le dejó las aletas traseras paralizadas.
Kendall y Bandit tienen una historia similar, tal y como relata un artículo del periódico ‘The California Sun’ recogido por Servimedia. Un diagnóstico de espina bífida al nacer dejó a la adolescente paralizada desde los tobillos para abajo.
Los padres de Kendall escucharon por primera vez la historia de Bandit cuando visitaron la isla de Jekyll en un viaje de negocios. “Me conmovió mucho la historia. Sentí una conexión”, admite la madre. “Estaba muy cerca de la Navidad [de 2022] y entonces pensé: ‘Kendall ama a los animales’. Le encantan los acuarios y los animales marinos. Le encantaría una adopción, por así decirlo, de Bandit”.
La niña y la tortuga se conocieron hace pocos días, cuando la familia viajó el 5 de enero a la isla para estar cerca de Bandit. La estudiante de séptimo grado se mostró “realmente sorprendida” por el tamaño del animal.
“Pensé que era genial estar cerca de una tortuga porque siempre me ha encantado la vida marina”, comentó. “Y siempre me he sentido cerca del océano. Me encanta nadar y me encanta ir a la playa”.
VIVIR COM ESPINA BÍFIDA
La adolescente quiere que otros niños sepan que, aunque las personas con espina bífida pueden verse “diferentes por fuera, son iguales por dentro”.
Kendall declaró que es “genial” tener algo en común con la tortuga. “Utilizo muletas y, para distancias largas, suelo utilizar una silla de ruedas”, explicó. “No puedo sentir desde… los talones hacia abajo”.
La madre de Kendall, Danielle Barfield, valora enormemente la vida de su hija y lo que aporta a los demás desde su discapacidad. “Es simplemente asombroso lo que Dios ha hecho a través de Kendall. Su sonrisa ilumina una habitación, la gente ve por lo que ella ha pasado y luego les da esperanza de lo que pueden hacer”.
Por ello, al conocer la historia de la tortuga se sintió identificada al pensar que los veterinarios “fácilmente podrían haber puesto a Bandit a dormir” en vez de “haber luchado para que ella tuviera una vida”. “Los médicos hacen eso todo el tiempo con las mamás con este tipo de diagnóstico”, lamentó.
Para nadar, los cuidadores han colocado a Bandit una “riñonera trasera” que mantiene la mitad inferior flotando en el agua, igual que Kendall necesita ayudarse de muletas para andar con cierta libertad.
La niña tiene un caso leve del tipo “más grave” de espina bífida, que la deja sin movimiento desde los tobillos para abajo, pero que en algunos casos puede provocar parálisis en partes superiores del cuerpo.
“Somos muy afortunados de que pueda caminar y moverse más libremente”, reconoce su madre, quien asegura sin complejos que a veces “odiamos los días de espina bífida” pero la inmensa mayoría “estamos agradecidos por el camino que Dios nos ha puesto”.
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