Cuatro de cada cinco emprendedoras rurales desarrolla sus negocios en ese entorno desde hace más de 20 años
ARROYOMOLINOS DE LEÓN (HUELVA), 16 (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Laura Martínez)
El 20% de las mujeres de entornos rurales con edades comprendidas entre 18 y 64 años se encuentran inmersas en alguna fase del proceso emprendedor. Es decir, para una de cada cinco mujeres el emprendimiento es una forma de desarrollar un proyecto profesional para enraizarse en su territorio, un instrumento que se consolida como palanca para acelerar el desarrollo económico en zonas despobladas.
Esa es una de las principales conclusiones que se desprenden del estudio elaborado por el Observatorio del Emprendimiento de España con datos de Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en colaboración con ENISA (Empresa Nacional de Innovación) y Coca-Cola, realizado con motivo de la sexta edición de GIRA Mujeres, el programa de formación en emprendimiento de Coca-Cola destinado a mujeres.
El ‘Informe Emprendedoras Rurales en España. Análisis con datos GEM 2021-2022’ ha sido presentado este miércoles en el Espacio de Alma Natura en Arroyomolinos de León (Huelva), en el marco de un encuentro organizado por GIRA Mujeres para hablar de emprendimiento rural femenino por el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, que se celebra este sábado 19 de noviembre.
Los datos se han obtenido a partir de una encuesta realizada entre junio y septiembre de 2021 a 31.785 personas, de las cuales 4.409 eran mujeres del ámbito rural (de municipios de menos de 10.000 habitantes). Entre mayo y junio de 2022, se volvieron a entrevistar a 200 emprendedoras para profundizar en algunos aspectos.
De este modo, los autores del estudio constatan que los proyectos de emprendimiento de las mujeres en la España rural se convertirán en “una clara palanca para el desarrollo económico en los próximos años, lo que contribuirá a frenar la despoblación” según ha destacado en la presentación la presidenta del Observatorio GEM en España, Ana Fernández Laviada, que ha destacado que los datos ponen de manifiesto “la gran capacidad de generar empleo y crear riqueza en muchas familias”.
Fernández también ha explicado cómo entender el proceso emprendedor ya que existe un emprendimiento potencial entre población de 18 a 64 años que ha expresado su intención de emprender en los próximos tres años, así como un emprendimiento nuevo y consolidado, con empresas de hasta 3,5 o más años operando en el mercado respectivamente, además de un segmento de población que ha abandonado o cerrado su empresa en el último año.
Así, el perfil potencial de la mujer emprendedora en el mundo rural tiene entre 35 y 44 años, con una proporción elevada que posee estudios universitarios y que suma un 48% (19% con Formación Profesional Superior, 18% Grado y 11% posgrado). En el caso de las emprendedoras consolidadas (de entre 45 y 54 años) poseen estudios secundarios (40%) y un nivel de renta bajo (40%), como indican los mismos datos. Aquellas que han abandonado, tienen entre 55 y 64 años (un 42%), estudios secundarios (49%) y nivel de renta bajo (52%).
En comparación con el mundo urbano, la proporción de mujeres rurales con estudios superiores es 17 puntos porcentuales inferior a las de la ciudad. El estudio también revela que hay más mujeres menores de 35 años que se plantea emprender en el entorno urbano frente al rural (11 puntos porcentuales más). En cuanto a ingresos, tanto en el ámbito urbano como en el rural, la mayoría de emprendoras potenciales pertenecen al tramo inferior de renta (43% en ambos casos).
Preguntadas sobre las principales motivaciones para emprender, el 79% incide en la necesidad de autoemplearse, un 36% en la necesidad de continuar la tradición familiar, un 30% buscan marcar la diferencia y para un 39% resultó determinante poder conciliar a la hora de decidir iniciar su negocio.
Además, cuatro de cada cinco emprendedoras rurales han desarrollado sus negocios en ese entorno desde hace más de 20 años y un 44% lleva viviendo allí toda la vida. Esa vocación de permanencia en el mundo rural se traduce en que el 8,1% del total de encuestadas cuenta con un proyecto de emprendimiento consolidado y casi el 10% de las emprendedoras de las áreas rurales espera emplear a más de cinco personas a cinco años vista.
Hay que tener en cuenta que los negocios rurales suelen tener un tamaño muy pequeño y más de la mitad no tiene ningún empleado y en torno al 40% entre uno y cinco empleados. En el caso de los negocios que se llevan a cabo en el entorno urbano, son ligeramente más grandes ya que el 51% tienen entre 1 y 19 empleados.
Otro aspecto que destaca el informe es el escaso número de emprendedoras rurales que afirma haber participado en programas de emprendimiento para su perfil, lo cual sugiere la necesidad de reforzar las acciones de este tipo según sus autores. Entre los obstáculos a emprender, mencionan el miedo al fracaso, la necesidad de referentes y el emprendimiento por necesidad.
PROYECTOS EN SECTOR CONSUMO, CON 10.000 EUROS Y UN 60% SIN PÁGINA WEB
En cuanto a los sectores en los que operan, las mujeres que han optado por una iniciativa empresarial en el entorno rural lo han hecho mayoritariamente en el de consumo (53%), seguido de los sectores industriales (16%) y extractivo (actividades ligadas a la obtención de recursos del medio natural, con un 15%).
Las empresas creadas por mujeres en el ámbito rural son empresas familiares que representan el 91% del total. Además, una gran mayoría de ellas ha comenzado su andadura empresarial con otras mujeres: en concreto, el 63% de ellas afirma que entre el 76% y el 100% cuenta con participación de otras mujeres en su negocio.
Aunque el promedio de inversión para la puesta en marcha y el desarrollo de las empresas establecidas por mujeres rurales se sitúa en 66.520 euros (un 25% más que las iniciativas promovidas en zonas urbanas), un 69% de las mismas afirma que necesitó menos de 30.000 euros para poner en marcha sus negocios y la cantidad más frecuente invertida es de 10.000 euros. Para poner en marcha los negocios, un 61% de las emprendedoras urbanas empleó sus ahorros, frente a un 54% en el caso de las rurales.
En lo que respecta a la digitalización, en el ámbito rural tres de cada diez emprendedoras esperan que en sus empresas se utilicen más tecnologías digitales para vender sus productos o servicios en los próximos seis meses. De hecho, un 60% no tiene página web para servirse del comercio electrónico para desarrollar su negocio.
Además, el 46% de las emprendedoras rurales indican que no obtienen ingresos de su negocio a través de medios digitales frente a un 24% de ellas que señalan que consigue entre un 1% y un 25%, y un 14% que obtiene entre el 76% y el 100% de sus ingresos a través de medios digitales. Sin embargo, estas emprendedoras suelen usar internet prácticamente a diario (67%) para su negocio o para fines profesionales.
La red social más utilizada para crear el perfil de su negocio es Facebook (para el 45% de las encuestadas), seguido de Instagram (33%) y otras redes sociales como Twitter y LinkedIn, con el 22%.
Por último, la conciencia medioambiental y social está más extendida entre las emprendedoras rurales que entre las urbanas: dos de cada tres anteponen el logro de los objetivos sociales/medioambientales al de objetivos de rentabilidad y crecimiento del negocio, pese a que la mayoría gestionan proyectos que constituyen el sustento principal de sus familias. Así, una de cada cinco empresas creadas por mujeres rurales dispone de alguna certificación de calidad, medio ambiente, ecológica o similar.
Asimismo, entre un 70% y un 80% de ellas consideran seriamente el impacto social/medioambiental que desean conseguir a la hora de planificar sus negocios, unas cifras ligeramente superiores a las de las emprendedoras urbanas.
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