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Una catequista ciega ‘ilumina’ en la fe a niños y adolescentes de una parroquia de Sevilla

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MADRID, 25 (SERVIMEDIA)

Teresa Rodríguez es una laica ciega sevillana que lleva una década como catequista en la parroquia de San Sebastián de la capital hispalense. También lo fue antes en otras ciudades en las que ha vivido, como Bilbao, Madrid y Santander, donde ha ‘iluminado’ en la fe a niños y jóvenes que se han preparado con ella para recibir la comunión o la confirmación.

Teresa es uno de los casi 91.000 catequistas que desempeñan una misión que la Iglesia considera “insustituible” en la transmisión y profundización de la fe en Cristo. Así lo subraya la campaña que la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal ha lanzado con una pregunta: “Y tú, ¿has pensado en ser catequista?”

Teresa escuchó esa misma cuestión y varias veces. “En el colegio concertado nos animó el sacerdote a ser catequistas. También me lo dijo una madre que lo hacía, porque las catequesis no estaban aún centralizadas en las parroquias. La mujer organizó en su casa catequesis familiar y me dijo que si quería darla. Ya en Sevilla estuve dando catequesis mientras estudiaba la carrera, pero empecé a trabajar y perdí el contacto. Pero, luego, cuando quedé sin trabajo llegó un momento que no podía hacer nada y, de nuevo, otro párroco me dijo que podía dar catequesis”, relató la catequista a Servimedia.

Ciega total desde los ocho años por una infección de oído, esta laica estudió Derecho y ha desempeñado varias funciones en la ONCE en Sevilla. Dice que no se cuestionó su ceguera ni se ‘enfadó’ con Dios por acabar “a oscuras”.

“Con ocho años tampoco te planteas mucho. Mis padres eran muy creyentes. Mi madre siempre repetía: ‘Dios sabe más’. Para mi fue una edad muy buena. Recuerdo los colores, algunas caras, he visto a toda mi familia, paisajes, he visto lo fundamental, pero tampoco tenía la vida hecha. Hasta seguí yendo al mismo colegio, cuando la educación integrada no estaba de moda”, remarcó.

INVISIBLE A LOS OJOS

Esta mujer sabe, como relató Antoine de Saint-Exupéry en ‘El principito’, que “lo esencial es invisible a los ojos” y curso tras curso se esfuerza en compartir su experiencia de fe y conocimientos con los más jóvenes de la parroquia.

“Cada grupo de catequesis intentamos que lo lleven dos catequistas, para poder tener suplencia ante cualquier eventualidad. Yo me presenté donde me dijo el párroco y no sé qué les dijeron en la parroquia sobre mi discapacidad. Los niños no tienen filtros”, subrayó.

Tras dar cuatro cursos de catequesis de comunión pasó a los de confirmación, donde lleva ya seis años y sigue sin notar “nada raro” en la relación con los catecúmenos en relación a su ceguera.

Eso sí, Teresa cuenta con material adaptado en braille para prepararse las charlas y sus familiares le graban en formato sonoro la guía de catequesis. “Para dar catequesis hace falta dos cosas ser creyente practicante y estar permanente formándose”, aseguró.

“La guía remite al catequismo de la Iglesia católica y yo siempre me lo estudio. Los chicos te pueden hacer alguna pregunta y hay que saber responder. Estamos para enseñar lo que dice la iglesia no para inventárnoslo”, remarcó.

La catequista también acude a “alguna web” de parroquias donde coge “ideas”. A sus reuniones intenta llevar algún pasaje del Evangelio, pues, “generalmente los niños no tienen ninguna formación religiosa”, lamentó.

CONCURSOS

Pero ella suple la falta de conocimientos con imaginación. “Soy muy aficionada a los concursos”, explicó, pues les pone pasajes bíblicos a los chavales y los anima para que contesten rápido a cuestionarios al modo de los programas de televisión. “En Navidad, por ejemplo, les paso copia del Evangelio de la infancia del Señor y les voy haciendo preguntas… Les doy una chuchería, hacemos equipos y se pican. En Semana Santa lo mismo con la Pasión”.

Cuando los dibujos tienen ilustraciones, se los explican en casa y luego ella les pide a los chicos que se los expliquen “con los detalles”. “Y a partir de ahí los catequistas vamos centrando el tema”.

Aunque Teresa no se queja, reconoce que sí tiene alguna “dificultad” en la relación con los padres. “Tienen que acercarse ellos: ¡No los veo!”, ríe, reclamando más participación de las familias en la formación espiritual de sus hijos.

También invita a otras personas con discapacidad como ella a “que se involucren en la vida de la parroquia y de la Iglesia”. “Yo voy a misa pero no sólo a mi parroquia, me gusta ver que la Iglesia es universal. Me da mucha alegría”, añadió.

“La catequesis es un complemento de la familia, pero no puede sustituirla. Pido que los padres hagan el esfuerzo de llevar a los niños a catequesis y a a misa. Cuando te llega uno que se sabe el padrenuestro te llenas de alegría”, compartió.

Finalmente, esta catequista de la parroquia sevillana de San Sebastián llama a los padres a apuntar a sus hijos a catequesis: “La fe centra mucho a la persona y le da criterios. Te enseña para qué creó Dios al hombre y porqué el hombre es feliz, a pesar del dolor. Una persona que tiene criterio es menos manejable que otra que no lo tiene”, sentenció esta formadora de alguno de los casi 162.000 niños y casi 80.000 jóvenes que recibieron la comunión o se confirmaron el año pasado.

FORMACIÓN A CATEQUISTAS

Para facilitar la formación de los catequistas, la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado ha programado un curso ‘online’ sobre el nuevo directorio para la catequesis. Desde el 19 de octubre de 2022 al 8 de marzo de 2023 se celebrarán nueve sesiones de una hora, de las 17.30 a las 18.30, con profesores, testimonios de otros catequistas y materiales para profundizar sobre el contenido del nuevo Directorio y trabajar algunos aspectos sobre el nuevo estilo de catequesis que propone ese documento.

Los catequistas también cuentan, a nivel parroquial, diocesano o desde la CEE, con todos los materiales y recursos necesarios para su formación personal y para el desarrollo de la catequesis.

Asimismo, la CEE publicó recientemente ‘Orientaciones en la acción evangelizadora, catequética y pastoral de la Iglesia con y para personas con discapacidad’. Monseñor Romà Casanova, responsable del Área de Pastoral y Catequesis con y para personas con discapacidad, explica que el objetivo de este documento es ofrecer a las diócesis algunas pistas “para vivir aún más la inclusión de las personas con discapacidad en la vida de la Iglesia, que a veces pueden quedar al margen, tanto como sujetos activos de la comunidad, como en calidad de receptores del servicio pastoral y evangelizador propio de la Iglesia”.

“La discapacidad no es impedimento ni para recibir la Buena Noticia del Evangelio, ni para ser testigos de la acción salvadora de Dios en la propia vida, sencillamente hay que saber abrirse y acoger a estas personas; ayudarlas y dejarnos ayudar por ellas para comprender cómo reciben ellas el anuncio, qué pueden llegar a conocer, cómo suscitar la dimensión orante y celebrativa de la fe, etcétera”, indicó.


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