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Un peluquero con discapacidad intelectual aprende el oficio en tan solo cinco meses

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MADRID, 25 (SERVIMEDIA)

Antón Esteban tiene 21 años, un cromosoma de más (en el par 21) y un sueño menos que cumplir. “Siempre quise cortar el pelo. Llevo practicando desde que era un niño con mis hermanas y nunca se han quejado”, afirma entre risas este peluquero con síndrome de Down, al que una vecina de su ciudad natal, Vigo, le ha dado una oportunidad para demostrar su valía.

Este domingo se celebra el Dia Internacional del Peluquero para rendir tributo a una de las profesiones que mejor contribuye a la mejora de la apariencia física y el cuidado personal.

Se eligió el 25 de agosto porque es la fecha de la santificación por la Iglesia Católica del rey Luis IX de Francia quien, durante su gobierno, jerarquizó a su peluquero, declarándole ‘hombre libre’, pasando de ser plebeyo a estar a la altura de los caballeros, médicos y magistrados de la época.

En la actualidad, los peluqueros, barberos y estilistas también son auténticos ‘catedráticos’ del peine y las tijeras y unos virtuosos del ‘toque con secador’. Sonia Vaqueiro forma parte de esta legión de hombres y mujeres que crean tendencias capilares desde su centro de peluquería y estética en Vigo, que lleva su nombre.

“Siempre he visto a chicos y chicas con síndrome de Down trabajando en cafeterías, en supermercados o en gasolineras, generalmente, haciendo trabajos que requieren poca cualificación”, explica esta peluquera viguesa en una entrevista a Servimedia.

“ENSEÑARLES TU OFICIO”

Esto le condujo hasta la Asociación Down Vigo, donde les propuso un inusitado proyecto. “Decidí enseñar mi oficio a un joven con síndrome de Down”, relata Sonia. De entre todos los jóvenes de la entidad sólo uno tenía la actitud y aptitud para ser un buen peluquero.

Antón Esteban siempre había soñado con ser peluquero, de modo que desde la Asociación la maquinaria se puso en marcha para que se matriculase en una academia de peluquería donde él era “el único alumno con discapacidad”. Rápidamente se ganó la popularidad y la amistad de todo el centro de estudios.

Después, el joven se formó durante cinco meses (desde abril) de la mano, o más bien, a través de las tijeras, de su mentora Sonia Vaqueiro. “Ahora no sólo corto el pelo, también lavo cabezas, tiño y hasta hago las uñas”, afirma con orgullo Antón, quien se ha convertido no solo en uno más del equipo, sino en “uno más de la familia”.

“Me llama la ‘mami de la pelu’. Es increíble ver no sólo la rapidez con la que aprende, sino también la bonita relación que se ha creado entre nosotros. Es que es un chico que por su forma de ser se hace querer”, asegura la promotora de la iniciativa.

Vaqueiro desea para Antón y los futuros ‘Antones’ que vengan “más oportunidades en el marcado laboral”. “No quiero que se les limite a la hora de trabajar como suele ocurrir con muchos de estos chicos que solo barren o recogen. Mi intención es que sepan de todo”. Lo que empezó para el joven como un periodo de prácticas de 15 días, tras un periodo de vacaciones, se ha convertido en un contrato de trabajo como peluquero en plantilla.

MEJORAR LA DESTREZA SOCIAL

De hecho, considera que estos jóvenes deberían estar “más integrados en los estudios de Formación Profesional y no limitarse únicamente a recibir cursos donde suele fallar la parte práctica de cara al público”, asevera.

Sonia entiende que algunos casos de discapacidad intelectual por su severidad no tengan tanta empleabilidad como otros. Pero hay perfiles como el de Antón Esteban que encajan perfectamente en su equipo de trabajo.

La ‘jefa’ subraya el cambio que ha supuesto a nivel personal para el joven esta oportunidad laboral. “Cuando empezó era muy tímido y costaba arrancarle hasta una palabra.

En cambio, ahora ha ganado mucho en habilidades sociales. Le encanta hablar con las clientas y ellas le adoran. “No se corta ni un pelo en mostrar sus gustos y opiniones, pero con educación. Eso también lo ha notado la familia”, explica. Por eso anima a todos los sectores a que, como ella, “abran las puertas a estas personas que tiene mucho que aportar”.

Si a este peluquero en ciernes se le pregunta acerca de su futuro, asegura que se ve “con negocio propio” y un concepto de peluquería muy original. “Como me gusta mucho cantar y cortar el pelo, quiero que a mi peluquería la gente venga con mucho ritmo y con marcha. Y mientras les corto el pelo les podría cantar lo que me pidan”, afirma un entusiasta Antón Esteban.


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