MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
Pablo Delgado de la Serna acumula 31 operaciones, tres trasplantes de riñón fallidos, una pierna amputada y nueve años de diálisis. Su vida suele ser un constante entrar y salir a centros sanitarios. Pero este madrileño con una afección genética que daña gravemente sus riñones celebra su primer aniversario “sin ingresar en un hospital después de ocho años”.
Este fisioterapeuta y profesor de Anatomía y Biomecánica en la Universidad Francisco de Vitoria es además ‘catedrático en optimismo’. Nació con reflujo urovesical, una enfermedad que provoca que parte de la orina fluya en dirección equivocada después de entrar en la vejiga, lo que le abocó desde la adolescencia a continuos ingresos hospitalarios.
A sus 46 años, ya le han trasplantado tres órganos, pero no ha habido suerte con los riñones, por lo que dice seguir “atado a la máquina de la diálisis”, aunque “ahora desde casa”. “Si me dejo de someter a diálisis en siete días me muero, de manera que para mí es un regalo”, reconocía hace un año en ‘Discamedia.es’.
UN AÑO SIN PISAR EL HOSPITAL
Cuando hace balance del último año asegura que a nivel personal “he crecido mucho” porque la enfermedad “me ha vuelto a probar y ponerme al límite de la resistencia emocional”. Una de las lecciones aprendidas es tener la consciencia de que “no puedo hacer todo lo que me gustaría y de que no pasa nada”, asume en una entrevista a Servimedia.
“La vida es como uno decide afrontarla” es el lema de este profesor; de modo que cuando le comunicaron que le tenían que amputar la pierna no vaciló en ponerle nombre, Blas, y presentárselo a su hija, Amelia, nada más regresar a casa. La pequeña, que en aquel momento apenas tenía dos años, al ver el muñón exclamó: ‘¡Papá no está pie, no está pupa!’ y se puso a aplaudir. “Ahí empezó mi recuperación psicológica”, reconoce Pablo.
El pasado año estuvo a punto de perder la pierna que le queda, “no la buena”, matiza, “porque su vascularización se encuentra muy mal y me produce un dolor constante, pero de momento me la han podido conservar”, explica. “Hay momentos en los que pienso en amputármela porque vivir con dolor es muy duro, pero llegas a adaptarte a tu nueva realidad”.
CELEBRAR LA RUTINA
Para Pablo, 2023 fue un año en el que ‘le salieron las cuentas’ y destaca “algunos logros”. “He sido capaz de acabar un trimestre por primera vez en ocho años sin ningún día de baja como docente en la Universidad Francisco de Vitoria. He podido pasar consulta como fisioterapeuta y curar a mucha gente, impartir muchas conferencias, y conocer a gente especial”.
Reconoce que siempre hay cosas que “salen mal, regular y bien”. Por eso, está especialmente orgulloso de haber cumplido uno de sus sueños, “firmar en la Feria del Libro de Madrid”. Allí presentó su obra ‘Diario de un trasplantado’, donde relata sus problemas, sus miedos, pero también sus victorias.
“Un año para muchos quizá no significa nada, pero para mí es mucho. Es motivo de celebración”, asevera contundente Delgado de la Serna. “He estado 365 días sin dormir en un hospital. Es mi primera vez en ocho años”, relata emocionado. “Cada día ha sido una bendición y el hecho de no haber pasado por un hospital en ese tiempo me llena de gratitud y felicidad. ¡Es todo un regalo!”.
Acostumbrado a congelar su vida para pasar por quirófano en más de una treintena de ocasiones, “cuando la gente dice que no le apetece ir a trabajar yo siempre les aconsejo ‘convierte la rutina en un rito’”. “Estamos habituados a la normalidad, a estar sanos y no lo valoramos. Yo tengo la suerte de haber tenido en varias ocasiones muy cerca la muerte”.
Por eso, Pablo es consciente “del regalo que supone vivir”. Este hombre al que le falta una pierna y le sobran problemas de salud reivindica vivir “el presente”, no como un tiempo verbal, sino como “un obsequio o regalo que se da la vida”.
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