MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
El jefe de servicio de Oncología Radioterápica de la organización sanitaria integrada (OSI) Ezkerraldea-Enkarterri-Cruces de Osakidetza, el doctor Jon Cacicedo Fernández de Bobadilla, ha destacado que los avances contra el cáncer “solo son posibles con un compromiso firme” para financiar investigaciones y promover la innovación.
“Invertir en ciencia es invertir en esperanza, en soluciones y en la posibilidad de un futuro con menos impacto del cáncer en la sociedad”, ha señalado el doctor Fernández, coordinador del grupo de investigación de Radiología y medicina física en procesos oncológicos del Instituto de Investigación Sanitaria Biobizkaia, en el marco de la última edición de Encuentros con la Salud, organizado por el diario ‘El Correo’.
Tras ello, ha incidido en que estos avances “solo son posibles” si los gobiernos, las instituciones y la sociedad se comprometen a financiar la investigación, que es “apostar por la esperanza, por tratamientos más efectivos y por un futuro donde el cáncer sea una enfermedad controlable y, en muchos casos, curable”.
“Los avances científicos han permitido mejorar tanto la prevención como el tratamiento y el pronóstico de esta enfermedad. Desde la prevención primaria hasta el tratamiento de soporte, la ciencia juega un papel fundamental en cada etapa de la lucha contra el cáncer”, ha añadido.
El especialista ha recordado que el cáncer sigue siendo una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo, y en el caso de España “la supervivencia relativa estandarizada (pirámide europea) por edad en adultos con cáncer para ambos sexos fue del 71,5 por ciento al cabo de un año; del 58 por ciento al cabo de tres años; y del 52,8 por ciento al cabo de cinco años”, según datos de la Red Española de Registros de Cáncer.
LA IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN PRIMARIA
Durante su intervención, el doctor Caicedo ha recalcado que una de las estrategias “más eficaces” para disminuir la incidencia del cáncer es la prevención primaria, enfatizando la necesidad de reducir factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad, la exposición excesiva al sol, el consumo de alcohol o la mala alimentación.
“Gracias a estudios epidemiológicos y biomédicos, se han establecido recomendaciones claras para reducir estos factores de riesgo, fomentando hábitos saludables como una dieta equilibrada, la actividad física y la vacunación contra virus oncogénicos, como el virus del papiloma humano y la hepatitis B”, ha explicado.
Aunque ha recomendado seguir estos hábitos saludables, también ha subrayado que la detección temprana es “crucial” para mejorar el pronóstico del cáncer, afirmando que los programas de cribado han demostrado ser efectivos en la reducción de la mortalidad en distintos tipos de cáncer como del de mama, colon o cuello uterino.
“Gracias a los avances científicos, se han desarrollado pruebas cada vez más precisas y accesibles, como la mamografía digital, la colonoscopía y citología de cuello uterino”, ha agregado, tras lo que ha mencionado las continuas investigaciones en biomarcadores y nuevas tecnologías de detección en las etapas más tempranas, cuando el tratamiento “es más eficaz”.
La mejora de la calidad de las pruebas de imagen y tecnologías como la tomografía axial computarizada (TAC), la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones (PET), y la Inteligencia Artificial aplicada a la imagen médica y la secuenciación genética “han revolucionado la forma en que se detectan y caracterizan los tumores”, facilitando un diagnóstico más certero y ofreciendo una medicina más personalizada, en función de las características genéticas de cada paciente, mejorando su eficacia y reduciendo efectos adversos.
Las cirugías también se han visto mejoradas con la “implementación de técnicas mínimamente invasivas y robóticas”, logrando mejorar su precisión a la hora de extirpar los tumores localizados.
Del mismo modo, la radioterapia ha avanzado con tecnologías como la radioterapia de intensidad modulada, la arcoterapia, la protonterapia y la braquiterapia, que permiten tratar el tumor con mayor precisión y reducir el daño en tejidos sanos; además, permite realizar tratamientos de altas dosis en cortos periodos de tiempo en casos en los que el tumo no es accesible por cirugía, e incluso permite la conservación del órgano en determinados tipos de tumores, como el de la laringe, mama o vejiga, entre otros.
El doctor Caicedo ha resaltado la inmunoterapia como uno de los avances “más prometedores” en Oncología, pues ha “revolucionado” el tratamiento del cáncer al estimular el sistema inmunológico para atacar las células cancerosas.
“Los inhibidores de puntos de control inmunitario o las terapias con células CAR-T han demostrado una gran eficacia y suponen un enfoque prometedor en diversos tipos de cáncer, mejorando significativamente la supervivencia de los pacientes. Permiten realizar un tratamiento más selectivo con menor tasa de efectos secundarios que la quimioterapia clásica”, ha expresado.
EL “CRUCIAL PAPEL” DEL TRATAMIENTO DE SOPORTE
Además de estos tratamientos, el experto ha señalado que el tratamiento de soporte desempeña “un papel crucial en la calidad de vida de los pacientes”, pues el éxito del tratamiento “está influido por un buen soporte, en el que se debe de valorar el bienestar y la perspectiva del paciente”.
En ese sentido, una nutrición adecuada es “esencial para mantener el estado general, minimizar la sarcopenia y los efectos secundarios de los tratamientos, así como para mejorar la recuperación”; y el ejercicio físico, adaptado a las condiciones de cada paciente, ha mostrado beneficios “en la reducción de la fatiga, el fortalecimiento muscular y la mejora del estado de ánimo”, además de reducir la recurrencia y mejorar la respuesta a tratamientos en algunos tipos de cáncer.
El apoyo psicológico es otro “pilar fundamental en el tratamiento del cáncer”, y es que “el impacto emocional de la enfermedad puede generar ansiedad, depresión y estrés, afectando a la calidad de vida del paciente”, razón por la que la psicooncología ha desarrollado estrategias para proporcionar apoyo emocional, mejorar la resiliencia y ayudar a los pacientes y sus familias a afrontar el proceso con una mejor salud mental.
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