MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Reducir la contaminación ayudará a combatir las superbacterias, según ha puesto de manifiesto el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en un informe presentado el martes en Bridgetown (Barbados) y en el que, además, se avisa de que hasta diez millones de personas podrían morir anualmente de aquí a 2050 debido a la resistencia a los medicamentos que han desarrollado algunas bacterias y otros microbios
El estudio se centra en las dimensiones medioambientales de los antimicrobianos, que es como se conoce a las bacterias, virus, hongos y parásitos que dejan de responder a los medicamentos. Y es que, el creciente uso y abuso de antimicrobianos y otros factores de estrés microbiano (por ejemplo, la presencia de metales pesados y otros contaminantes) crean condiciones favorables para que los microorganismos desarrollen resistencia.
Esto, a su vez, plantea graves amenazas para la salud humana, animal, vegetal y medioambiental, la inocuidad de los alimentos, la seguridad alimentaria y la prevención, preparación y respuesta ante pandemias. En este sentido, en el trabajo se recuerda que los sectores farmacéutico, agrícola y sanitario son los principales impulsores del desarrollo y la propagación de los antimicrobianos en el medio ambiente, junto con los contaminantes procedentes de sistemas deficientes de saneamiento, alcantarillado y residuos municipales.
Asimismo, según el informe ‘Global Research on Antimicrobial Resistance’, la resistencia de los microbios afecta de manera desproporcionada a los países de renta baja y media y contribuye a casi cinco millones de muertes al año. “El informe sobre la resistencia a los antimicrobianos publicado hoy por el PNUMA es un ejemplo más de desigualdad, en el sentido de que la crisis de la resistencia a los antimicrobianos está afectando de manera desproporcionada a los países del Sur”, ha dicho la primera ministra de Barbados, Mia Mottley.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comentado que los antimicrobianos se encuentran entre las diez principales amenazas mundiales para la salud. En 2019 se estima que 1,27 millones de muertes en todo el mundo se atribuyeron directamente a infecciones resistentes a los medicamentos y, en general, casi cinco millones de muertes se asociaron con esa resistencia.
Además, se espera que para 2050 se produzcan unos 10 millones de muertes directas adicionales al año, lo que equivale al número de muertes causadas globalmente por el cáncer en 2020. “La contaminación del aire, el suelo y los cursos de agua socava el derecho humano a un medio ambiente limpio y sano. Los mismos factores que provocan la degradación del medio ambiente están agravando el problema de la resistencia a los antimicrobianos. Los efectos de la resistencia de los antimicrobianos podrían destruir nuestra salud y nuestros sistemas alimentarios”, ha advertido la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.
UNA RESPUESTA SANITARIA
A juicio de los expertos, hacer frente a los antimicrobianos requiere una respuesta multisectorial que reconozca que la salud de las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente están estrechamente relacionados y son interdependientes.
Esto está en consonancia con el marco de ‘Una sola salud’ desarrollado las citadas agencias de la ONU, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH).
“La FAO está plenamente comprometida a trabajar con sus socios para crear sistemas agroalimentarios más eficientes, más inclusivos, más resistentes y sostenibles para una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor para todos”, ha recalcado su director general, Qu Dongyu.
Finalmente, el documento contiene medidas para hacer frente tanto al deterioro del entorno natural como al aumento de la resistencia a los antibióticos, centrándose en abordar las principales fuentes de contaminación derivadas de un saneamiento deficiente, las aguas residuales y los residuos comunitarios y municipales.
Las recomendaciones incluyen la creación de marcos sólidos de gobernanza, planificación, reglamentación y legislación a nivel nacionalel aumento de los esfuerzos mundiales para mejorar la gestión integrada del agua; el establecimiento de normas internacionales sobre lo que constituye un buen indicador microbiológico de antimicrobianos a partir de muestras ambientales; y la exploración de opciones para reorientar las inversiones, incluso para garantizar una financiación sostenibleIniciativa para la agricultura.
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