MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
Los ácidos grasos omega-3, presentes en el pescado y en los suplementos de aceite de pescado, parecen prometedores para el mantenimiento de la salud pulmonar, según un amplio estudio realizado en adultos sanos con el apoyo de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos.
La investigación, publicada en la revista científica ‘American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine’, aporta las pruebas más sólidas hasta la fecha de esta asociación y subraya la importancia de incluir ácidos grasos omega-3 en la dieta, sobre todo teniendo en cuenta que muchos estadounidenses no cumplen las directrices actuales.
“Sabemos mucho sobre el papel de la dieta en el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, pero el papel de la dieta en la enfermedad pulmonar crónica es algo poco estudiado. Este estudio se suma a las crecientes pruebas de que los ácidos grasos omega-3, que forman parte de una dieta sana, también pueden ser importantes para la salud pulmonar”, ha comentado una de las líderes del estudio, Patricia A. Cassano, directora de la División de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Cornell en Ithaca (Nueva York, Estados Unidos).
Cada vez hay más interés por saber si las intervenciones nutricionales podrían contribuir a prevenir las enfermedades pulmonares. Estudios anteriores han sugerido que los ácidos grasos omega-3 podrían ayudar, debido en gran parte a sus acciones antiinflamatorias establecidas. Sin embargo, hasta ahora no se habían realizado estudios sólidos sobre esta asociación.
Para saber más, los investigadores desarrollaron un estudio en dos partes sobre la relación entre los niveles de ácidos grasos omega-3 en sangre y la función pulmonar a lo largo del tiempo. En la primera parte, los investigadores llevaron a cabo un estudio longitudinal observacional en el que participaron 15.063 estadounidenses.
Los participantes estudiados gozaban de buena salud en general cuando se inició el estudio, y la mayoría no presentaba indicios de enfermedad pulmonar crónica. Formaban un grupo racialmente diverso de adultos, con una edad media de 56 años, y el 55 por ciento eran mujeres. Los investigadores siguieron a los participantes durante una media de siete años y hasta 20 años.
El estudio longitudinal demostró que unos niveles más altos de ácidos grasos omega-3 en la sangre de una persona se asociaban con una menor tasa de deterioro de la función pulmonar. Los investigadores observaron las asociaciones más fuertes para el ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido graso omega-3 que se encuentra en altos niveles en pescados grasos como el salmón, el atún y las sardinas. El DHA también está disponible como suplemento dietético.
En la segunda parte, los investigadores analizaron los datos genéticos de un amplio estudio de pacientes europeos (más de 500.000 participantes) del Biobanco del Reino Unido. Estudiaron determinados marcadores genéticos en la sangre como medida indirecta, o proxy, de los niveles de ácidos grasos omega-3 en la dieta para ver cómo se correlacionaban con la salud pulmonar. Los resultados mostraron que unos niveles más altos de ácidos grasos omega-3 -incluido el DHA- se asociaban a una mejor función pulmonar.
Una advertencia del estudio es que sólo incluyó a adultos sanos. Como parte de este proyecto en curso, los investigadores están colaborando con otra investigación para examinar los niveles sanguíneos de ácidos grasos omega-3 en relación con la tasa de disminución de la función pulmonar entre las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC -incluidos los fumadores empedernidos- para determinar si se encuentran las mismas asociaciones beneficiosas.
“Estamos empezando a dar un giro en la investigación nutricional y avanzando realmente hacia una nutrición de precisión para el tratamiento de las enfermedades pulmonares. En el futuro, esto podría traducirse en recomendaciones dietéticas individualizadas para las personas con alto riesgo de enfermedad pulmonar crónica”, ha detallado la primera autora del estudio, Bonnie K. Patchen.
Por ahora, los investigadores señalan que las Guías Alimentarias para los Estadounidenses del Departamento de Agricultura de EE.UU. recomiendan que la gente coma al menos dos raciones de pescado a la semana, algo de lo que la mayoría de los estadounidenses se quedan muy cortos. Además del pescado y el aceite de pescado, otras fuentes de ácidos grasos omega-3 son los frutos secos y las semillas, los aceites vegetales y los alimentos enriquecidos.
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