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Un estudio revela que los antibióticos empleados en la terapia de la sepsis neonatal están perdiendo efectividad

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MADRID, 8 (EUROPA PRESS)

Un estudio observacional global, realizado entre 2018 y 2020 en más de 3.200 recién nacidos que padecían sepsis en 19 hospitales en 11 países, ha demostrado que muchos recién nacidos están muriendo porque los antibióticos utilizados para tratar la sepsis están perdiendo su eficacia.

La investigación ha revelado que había una alta mortalidad entre los bebés con sepsis con cultivo positivo (casi uno de cada cinco en los hospitales) y una carga significativa de resistencia a los antibióticos. El estudio ha proporcionado una gran cantidad de datos de alta calidad destinados a mejorar el tratamiento de los recién nacidos con sepsis.

Los hallazgos del estudio observacional se han publicado en un artículo en ‘PLOS Medicine’ en coautoría de un equipo global de más de 80 investigadores en cuatro continentes.

“Era muy importante realizar este estudio para comprender mejor el tipo de infecciones que estamos viendo en los recién nacidos en los hospitales, los microbios que las causan, los tratamientos que se usan y por qué estamos viendo más muertes. El estudio nos ha brindado información vital que nos ayudará a diseñar mejor los ensayos clínicos y, en última instancia, mejorar la atención y el resultado de los bebés con sepsis neonatal”, afirma la directora ejecutiva de GARDP, Manica Balasegaram.

La sepsis es una infección del torrente sanguíneo potencialmente mortal que afecta a hasta tres millones de bebés al año en todo el mundo. Cada año, 214.000 bebés recién nacidos, la mayoría en países de ingresos bajos y medianos (LMIC), mueren de sepsis que se ha vuelto resistente a los antibióticos. Los bebés recién nacidos corren un riesgo particular de infección grave debido a su sistema inmunitario subdesarrollado.

Hubo una amplia variación en la mortalidad entre los 19 hospitales del estudio, que varió del 1,6 al 27,3 por ciento, con tasas marcadamente más altas en los LMIC. En el estudio participaron destacados médicos de hospitales de Bangladesh, Brasil, China, Grecia, India, Italia, Kenia, Sudáfrica, Tailandia, Vietnam y Uganda.

“El estudio expuso la evidente realidad de las infecciones resistentes a los antibióticos, especialmente en los hospitales de los países de ingresos bajos y medios, donde a menudo nos enfrentamos a la escasez de enfermeras, camas y espacio. El riesgo de infecciones es muy alto y la mayoría de las infecciones son resistentes a los antibióticos”, asegura el jefe de pediatría del Hospital Académico Chris Hani Baragwanath en Johannesburgo, Sudáfrica, Sithembiso Velaphi.

Asimismo, añade que “si un antibiótico no funciona, el bebé a menudo muere”. “Esto necesita cambiar urgentemente. Necesitamos antibióticos que cubran todas las infecciones bacterianas”, concluye.

El estudio destaca una variación preocupantemente amplia en el tratamiento. Los hospitales del estudio utilizaron más de 200 combinaciones diferentes de antibióticos, con cambios frecuentes de antibióticos debido a la alta resistencia a los tratamientos.

Muchos médicos se vieron obligados a utilizar antibióticos como los carbapenémicos debido al alto grado de resistencia antibiótica a los tratamientos recomendados en sus unidades. Estos están clasificados por la Organización Mundial de la Salud como antibióticos ‘Watch’ y se recomiendan solo para indicaciones específicas y limitadas, ya que deben conservarse. Sin embargo, estos eran a menudo los únicos antibióticos disponibles para tratar la infección.

Se prescribieron antibióticos de última línea al 15 por ciento de los bebés con sepsis neonatal inscritos en el estudio. Klebsiella pneumoniae fue el patógeno más común aislado y suele asociarse a infecciones adquiridas en el hospital.

PASOS FUTUROS PARA MEJORAR EL TRATAMIENTO Y LA SUPERVIVENCIA

Usando los datos recopilados, el equipo desarrolló dos herramientas que podrían usarse en ensayos clínicos y en cualquier unidad de cuidados intensivos neonatales en todo el mundo.

Los médicos podrían utilizar la puntuación de gravedad de ‘NeoSep’, basada en 10 signos y síntomas clínicos, para identificar a los recién nacidos que tienen un alto riesgo de morir y garantizar que reciban una atención especial más rápidamente. La puntuación de recuperación de ‘NeoSep’ utiliza muchos de los mismos signos y síntomas clínicos y podría proporcionar a los médicos información clave sobre si intensificar el tratamiento.

“El estudio observacional ha sido fundamental para proporcionar los datos de alta calidad que necesitamos para diseñar ensayos de tratamientos apropiados para la sepsis en bebés recién nacidos”, afirma el investigador principal del estudio de sepsis neonatal en SGUL, Neal Russell.

También tiene como objetivo informar las directrices de la OMS sobre el tratamiento de los recién nacidos con sepsis.

“Los organismos evolucionan, la resistencia a los medicamentos cambia; por ello, las guías clínicas de sepsis neonatal necesitan una adaptación constante. La actualización de las pautas se basa en evidencia reciente y buena, por lo que este estudio observacional es un paso significativo hacia un mejor tratamiento”, asegura el estadístico del estudio observacional en MRC en UCL, Wolfgang Stöhr.

Los resultados del estudio se han utilizado para diseñar un ensayo clínico de salud pública estratégico fundamental para encontrar mejores tratamientos para las infecciones de los recién nacidos en el contexto de la creciente resistencia a los tratamientos existentes.

“Es imperativo trabajar en la formulación y la adecuación de la dosis. Los niños no son pequeños adultos. Los medicamentos deben formularse para satisfacer sus necesidades de manera segura y eficaz”, afirma la gerente de Proyectos Clínicos en Penta – Child Health Research, Alessandra Nardone.

El estudio fue realizado por la Asociación Mundial de Investigación y Desarrollo de Antibióticos (GARDP) en colaboración con St George’s, Universidad de Londres (SGUL); Penta – Investigación en Salud Infantil; la Unidad de Ensayos Clínicos del Consejo de Investigación Médica en el University College London (MRC CTU en UCL), cuyo equipo de investigación lideró el análisis de los datos; y la Universidad de Amberes.


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