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Un estudio revela que los afectados graves por Covid-19 pueden tener un mayor riesgo vascular debido al estrés

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MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

Un estudio brasileño, recientemente publicado en la revista científica ‘American Journal of Physiology’, ha demostrado por primera vez que los supervivientes de infecciones graves por Covid-19 pueden presentar una actividad nerviosa simpática muscular (MSNA) elevada en respuesta al estrés mental.

La investigación ha sido realizada por el Instituto D’Or de Investigación y Educación (IDOR), en colaboración con la Universidad de São Paulo (USP), la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) y la Universidad de Colorado Boulder. Sus resultados son una advertencia para el llamado covid largo, secuelas crónicas dejadas por la enfermedad que podrían aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Aunque muchos pacientes se recuperan completamente de la enfermedad, estudios anteriores dirigidos por los mismos científicos observaron secuelas cardiovasculares en pacientes que sobrevivieron a infecciones graves por Covid-19.

La investigación concluyó que esta población presenta mayores factores de riesgo de complicaciones cardiovasculares, como una excesiva actividad nerviosa simpática muscular (MSNA), que tiene entre sus funciones la aceleración de los latidos del corazón, además de otros problemas, como una mayor rigidez en la arteria principal del cuerpo humano y disfunciones en los vasos sanguíneos periféricos, encargados de regular el flujo sanguíneo y la presión arterial.

Estos resultados animaron al equipo a profundizar en la investigación y comprender la reacción de estos pacientes ante la exposición al estrés y la actividad física, cuestiones que también interfieren en la salud cardiovascular.

En la presente publicación se analizaron 15 pacientes que habían sobrevivido a hospitalizaciones graves por Covid-19, en UCI o en salas, con un diagnóstico confirmado por RT-PCR y niveles de oxigenación equivalentes o inferiores al 93 por ciento.

Como grupo de control, se eligieron 15 voluntarios que nunca habían padecido la enfermedad, no presentaban comorbilidades y tenían una edad e índice de masa corporal (IMC) similares. La investigación se desarrolló entre septiembre de 2020 y octubre de 2021, en un momento en el que las variantes dominantes eran Beta y Gamma, y ninguno de los participantes había sido vacunado.

Para medir los efectos del estrés, los pacientes y el grupo de control fueron expuestos a una actividad de 3 minutos en la que se proyectaban diapositivas frente a ellos y la imagen cambiaba cada 2 segundos, acompañada de sonidos contradictorios que se emitían a través de auriculares.

Al final del análisis, se concluyó que todos los participantes notaron un aumento similar del nivel de estrés, pero que en los pacientes que tenían Covid-19, algunas reacciones fisiológicas fueron discrepantes.

Los autores mencionan que el ANSM de estos supervivientes ya es alrededor de un 65 por ciento superior al de los que no padecían la enfermedad. Sin embargo, durante la actividad de exposición al estrés, el aumento del ANSM en los pacientes que tenían Covid-19 fue un 128 por ciento mayor que en el grupo de control.

Los autores también midieron las respuestas vasculares a esta inducción de estrés y analizaron el flujo sanguíneo, la función vascular y la presión arterial media en el antebrazo de cada participante. El análisis mostró que los dos primeros aspectos estaban atenuados en los pacientes con Covid-19, siendo más de un 100 por ciento inferiores en comparación con el grupo de control, mientras que la presión arterial media era similar en todos los individuos.

La otra prueba realizada por el estudio buscó analizar los mismos marcadores durante estímulos musculares en los participantes, actividad que fue realizada a través de la contracción voluntaria de las manos, en un movimiento de prehensión manual (acto de apretar).

En este caso, los resultados observados fueron diferentes: El ANSM, el flujo sanguíneo y la función vascular fueron similares entre los grupos, lo que sugiere que los mecanismos de control del flujo sanguíneo en el sistema vascular permanecen preservados en los supervivientes de la Covid-19.

La única discrepancia entre los grupos en la prueba de agarre con la mano estuvo relacionada con la presión arterial media, que se redujo en los pacientes con Covid-19, un aspecto que los autores creen que está relacionado con las disfunciones vasculares observadas previamente en el grupo. Sin embargo, los científicos señalan que, aunque la respuesta neurovascular no haya mostrado cambios relevantes entre los grupos en el ejercicio de fuerza, otras evaluaciones con ejercicios aeróbicos añadirían observaciones interesantes relacionadas con la actividad física y los pacientes que han superado la Covid-19.

Este estudio ha sido el primero en demostrar que algunos supervivientes de Covid-19 presentan una ANSM exagerada en respuesta al estrés mental, así como una reacción de vasodilatación atenuada en comparación con los individuos que no padecían la enfermedad. Este hallazgo demuestra una advertencia con respecto al aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, y que los pacientes que sobrevivieron a la Covid-19 grave deben permanecer atentos a los exámenes de rutina y a la atención médica, incluso después de la aparente superación de la infección.


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