MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (EEUU) han llegado a la conclusión de que los fármacos de última generación contra el Alzheimer, como lecanemab y donanemab, consiguen prolongar la vida independiente de los pacientes durante meses.
En los dos últimos años, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su siglas en inglés) ha aprobado dos nuevas terapias contra el Alzheimer, basadas en datos de ensayos clínicos que mostraban que ambos fármacos ralentizaban la progresión de la enfermedad. Pero mientras que la aprobación de lecanemab y donanemab, ambas terapias con anticuerpos que eliminan del cerebro las proteínas amiloides causantes de las placas, fue recibida con entusiasmo por algunos investigadores del Alzheimer, la respuesta de los pacientes ha sido tibia.
Según los médicos que atienden a enfermos de Alzheimer, a muchos pacientes les resultaba difícil entender lo que los resultados de los ensayos clínicos significaban para sus propias vidas. De este modo, los investigadores han ideado una forma de comunicar los efectos de tomar los nuevos medicamentos contra el Alzheimer en un lenguaje accesible y comprensible para los pacientes y sus familias.
A partir de datos sobre la historia natural de la enfermedad y la magnitud de los efectos de los fármacos medidos en ensayos clínicos, los investigadores calcularon cuántos meses de vida independiente podía esperar ganar un paciente de Alzheimer al someterse al tratamiento.
Los beneficios dependían del fármaco y de la gravedad de los síntomas del paciente en el momento de iniciar el tratamiento. Como ejemplo representativo, un paciente típico que iniciara el tratamiento con síntomas muy leves podría esperar vivir de forma independiente durante 10 meses más si se le tratara con lecanemab, u ocho meses con donanemab.
El estudio, publicado en ‘Alzheimer’s & Dementia: Translational Research & Clinical Interventions’, proporciona información crucial que puede ayudar a pacientes y cuidadores a sopesar los beneficios frente a los costes y riesgos del tratamiento.
“Lo que tratábamos de hacer era averiguar cómo dar a la gente una información que fuera significativa para ellos y les ayudara a tomar decisiones sobre su cuidado”, ha indicado la autora principal Sarah Hartz, profesora de psiquiatría en WashU Medicine.
VIVIR DE FORMA INDEPENDIENTE CON LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Hay dos puntos de inflexión críticos en el continuo entre independencia y dependencia. El primero es el momento en que una persona ya no puede vivir de forma independiente porque su capacidad para realizar tareas cotidianas como preparar comidas, conducir, pagar facturas o recordar citas se ha visto mermada. El segundo punto llega cuando una persona ya no puede cuidar de su propio cuerpo y necesita ayuda para bañarse, vestirse y asearse.
Para calcular los efectos del tratamiento, Hartz y sus colegas calcularon en primer lugar cuándo se podía esperar perder cada uno de los dos tipos de independencia si no se recibía tratamiento. Analizaron las experiencias de 282 personas que participaron en estudios de investigación del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer Charles F. y Joanne Knight de WashU Medicine. Todos los participantes cumplían los criterios para el tratamiento con los dos nuevos fármacos, pero no los habían recibido anteriormente. Los investigadores también calcularon la rapidez con la que progresaban los síntomas sin tratamiento.
A partir de estos datos sobre independencia y progresión, combinados con los efectos notificados de los dos fármacos, los investigadores calcularon el tiempo que cabría esperar que una persona en cada fase de la enfermedad viviera o se cuidara a sí misma de forma independiente sin tratamiento, y cómo se compararía esta progresión con la de quienes recibieron tratamiento.
Así, una persona típica con síntomas muy leves podría esperar vivir de forma independiente otros 29 meses sin tratamiento, 39 meses con lecanemab y 37 meses con donanemab.
La mayoría de las personas con síntomas leves -a diferencia de las que presentan síntomas muy leves- ya eran incapaces de vivir de forma independiente al inicio del estudio, por lo que para ellas la medida más relevante era cuánto tiempo más serían capaces de cuidar de sí mismas. Los investigadores calcularon que una persona típica en esta fase de la enfermedad podría esperar gestionar su autocuidado de forma independiente durante 26 meses más si se trataba con lecanemab, y 19 meses con donanemab.
Según los autores, esta forma de entender los efectos de los fármacos podría ayudar a los pacientes y sus familias a tomar decisiones sobre sus cuidados. ·El propósito de este estudio no es abogar a favor o en contra de estos medicamentos. El propósito del documento es poner el impacto de estos medicamentos en contexto de manera que pueda ayudar a las personas a tomar las decisiones que son mejores para ellos y sus familiares”, ha finalizado Hartz.
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