MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
La estructura del Sistema Universitario Español impone una “rigidez” en aspectos clave para la internacionalización, como el acceso del alumnado extranjero a los estudios de grado o las condiciones de contratación de profesionales de fuera, la “excesiva” burocracia, las “trabas” administrativas o la “escasa” financiación.
Así lo refleja el informe ‘Internacionalización de la Universidad Española’ elaborado por la Cámara de Comercio de España, la Conferencia de Consejos Sociales y la Fundación CYD, que recoge una revisión de las experiencias nacionales e internacionales desarrolladas por países e instituciones de educación superior que destacan en la esfera internacional, a partir de la cual se derivan las propuestas para mejorar la internacionalización de las universidades españolas.
El objetivo de la investigación es proporcionar un diagnóstico de la internacionalización de la Universidad española, señalando sus fortalezas y debilidades; profundizar en el análisis de las mejores prácticas para la promoción de la internacionalización universitaria, políticas y herramientas, a nivel nacional e internacional; y ofrecer propuestas para el impulso de la internacionalización de la Universidad española.
El documento evidencia que los países que tienen éxito en captar estudiantes internacionales “cuentan con una estrategia nacional integral, capaz de aprovechar las interconexiones y las sinergias entre los distintos actores y entre las diferentes dimensiones que conforman una política de internacionalización”.
También advierte de que cualquier estrategia nacional requiere recursos, “que son siempre limitados”. Así, precisa que es “imposible” financiar todo tipo de iniciativas, por lo que es necesario un análisis previo de las prioridades y las realidades socioeconómicas de España.
REVISAR LA POLÍTICA DE VISADO PARA INCENTIVAR LA LLEGADA DE ALUMNOS
El estudio recalca que una eventual revisión de la política de visados en España “podría incentivar la llegada de estudiantes internacionales, por lo que ello requerirá considerar previamente las necesidades socioeconómicas y la situación demográfica nacional”. Es decir, las políticas de internacionalización dependen de las políticas migratorias, que son a su vez tributarias del mercado de trabajo y de la situación económica y social de cada país, que “debe ir adaptando su política de internacionalización de acuerdo con sus necesidades”.
Asimismo, refleja que la participación de universidades españolas en la iniciativa denominada Universidades Europeas “trae múltiples beneficios e implica claros desafíos”. En concreto, apunta que existe un “amplio consenso” sobre el valor agregado de la colaboración académica internacional y que la participación en las redes europeas, además de contribuir al atractivo institucional dentro y fuera de Europa, “cataliza una renovación de estrategias a todos los niveles, que permite superar esquemas rígidos de colaboración, estimula la diversificación de los títulos y la flexibilización de la oferta”.
El informe alerta de que “se necesita una mayor claridad y transparencia” del sistema de educación superior español. En este sentido, propone que una normativa “más estable” en el tiempo “sería una contribución importante, aportaría consistencia y seguridad a quienes buscan conocer sus requisitos y funcionamiento y decidir en consecuencia. Adicionalmente, “favorecería el desarrollo de una marca país atractiva”.
Respecto a la enseñanza en un idioma extranjero, el estudio menciona el “doble beneficio” de formar a los propios estudiantes y de atraer a los de otros países, algo que “se cumple siempre y cuando la implementación del bilingüismo no repercuta negativamente en la calidad de los estudios ofrecidos”.
Entre las cuestiones a tener en cuenta para asegurar esa calidad, destaca “la necesaria participación de profesores capaces y motivados para enseñar en esa lengua y que cuenten con apoyos administrativos adecuados”. En este contexto, la evidencia internacional indica que la implementación del bilingüismo “debe hacerse desde una visión integral que contemple todos los instrumentos y recursos necesarios, así como las necesidades de todos los agentes participantes (estudiantes locales, estudiantes extranjeros, profesorado, personal administrativo).
CONFERENCIA DE INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS UNIVERSIDADES
Para impulsar la internacionalización de la Universidad española, el estudio propone la creación de una Conferencia de Internacionalización de las universidades entre el Gobierno central, comunidades autónomas y los rectores. Del trabajo de este organismo se derivarían mecanismos de gobernanza específicos.
También insta a mejorar la coordinación entre las políticas educativas, migratorias y de empleo; contar con una agencia estatal que represente oficialmente al Sistema Universitario Español y a sus universidades en el exterior; unificar y facilitar la primera toma de contacto con el sistema universitario a los extranjeros; desarrollar una estrategia de promoción de la marca España a nivel de educación universitaria; implementar ayudas financieras específicas para estudiantes extranjeros; promover modelos y programas de movilidad con regiones de interés para el sistema universitario; impulsar programas de cooperación entre universidades y empresas; y promover la capacitación en inteligencia estratégica del personal de decisión y gestión de los organismos con competencias en internacionalización.
Entre las propuestas de carácter normativo que propone el estudio, resaltan adaptar la normativa actual para que las universidades operen “en un marco flexible”; establecer un sistema de financiación plurianual por objetivos; oficializar el estudio de dos idiomas extranjeros en todos los itinerarios formativos; promover cambios normativos para reducir los trámites burocráticos; y fomentar el control interno y externo de la calidad de los programas universitarios.
Por último, el informe anima a las universidades españolas a promover la captación de expertos internacionales; establecer la planificación lingüística como una estrategia de largo recorrido; fijar unos objetivos de internacionalización “realistas”; identificar hacia quién se dirige la estrategia de internacionalización; realizar un seguimiento y evaluación continua de la estrategia; y prepararse para una internacionalización inclusiva.
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