MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
Un grupo de investigadores de la Fundación Champalimaud, en Portugal, ha descubierto que el sistema inmunológico interviene para regular los niveles de azúcar en sangre en periodos de baja energía, como en casos de ayuno intermitente o ejercicio, y es que las células inmunitarias actúan como el “cartero” entre los sistemas nervioso, inmunológico y hormonal.
Los hallazgos del estudio, publicado en la revista ‘Science’, han logrado abrir nuevos enfoques para el tratamiento de enfermedades como la diabetes, la obesidad o el cáncer, pues mantener niveles estables de azúcar en sangre es “crucial” para la supervivencia de las personas, especialmente en momentos en el que hay altas demandas de energía y baja ingesta de alimentos.
“Durante décadas, la inmunología se ha centrado en la inmunidad y las infecciones. Pero estamos empezando a darnos cuenta de que el sistema inmunológico hace mucho más que eso”, ha afirmado el director del Laboratorio de Inmunofisiología de la Fundación Champalimaud, Henrique Veiga-Fernandes.
Aunque tradicionalmente la regulación del azúcar en sangre se atribuía a las hormonas insulina y glucagón, el equipo de Veiga-Fernandes ha señalado que “algunas células inmunitarias regulan la forma en que el cuerpo absorbe la grasa de los alimentos, y recientemente hemos demostrado que las interacciones cerebro-inmunitarias ayudan a controlar el metabolismo de la grasa y la obesidad”.
Durante la investigación, los científicos han usado ratones modificados genéticamente que carecían de células inmunitarias específicas, pudiendo observar sus efectos sobre los niveles de azúcar en sangre, y logrando descubrir que los ratones que carecían de un tipo de célula inmunitaria llamada ‘ILC2’ no podían producir suficiente glucagón (la hormona que aumenta el azúcar en sangre) y sus niveles de glucosa bajaban demasiado.
“Cuando trasplantamos las ‘ILC2’ a estos ratones deficientes, su nivel de azúcar en sangre volvió a la normalidad, lo que confirmó el papel de estas células inmunitarias en la estabilización de la glucosa cuando la energía escasea”, ha explicado Veiga-Fernandes.
Aunque en un primer momento los investigadores apuntaban a que todo este proceso se regulaba en el hígado, los datos mostraban que “lo importante estaba sucediendo entre el intestino y el páncreas”, por lo que marcaron las células ‘ILC2’ en el intestino con una señal que brilla en la oscuridad, viendo como estas células habían viajado al páncreas tras el ayuno, momento en el que las células comenzaban a liberar citocinas (pequeños mensajeros químicos) que ordenan a las células pancreáticas que produzcan la hormona glucagón, enviando una señal al hígado para que libere glucosa.
“Cuando bloqueamos estas citocinas, los niveles de glucagón cayeron, lo que demuestra que son esenciales para mantener los niveles de azúcar en sangre. Una de las mayores sorpresas fue descubrir que el sistema inmunológico estimula la producción de la hormona glucagón al enviar células inmunes en un viaje a través de diferentes órganos”, ha manifestado el científico.
Tras ello, ha recalcado que lo “sorprendente” es ver una migración masiva de células inmunes entre el intestino y el páncreas, incluso en ausencia de infección, lo que demuestra que las células inmunes “no son solo soldados curtidos en la batalla que luchan contra las amenazas, sino que también actúan como equipos de respuesta a emergencias, interviniendo para proporcionar suministros de energía críticos y mantener la estabilidad en momentos de necesidad”.
Esta migración está orquestada por el sistema nervioso, y es que, durante el ayuno, las neuronas del intestino conectadas al cerebro liberan señales químicas que se unen a las células inmunitarias y les indican que abandonen el intestino y se dirijan a un nuevo ‘código postal’ en el páncreas en unas pocas horas, demostrando así que las señales nerviosas modifican la actividad de las células inmunitarias, suprimiendo los genes que las anclan en el intestino y permitiéndoles desplazarse a donde son necesarias.
IMPLICACIONES PARA EL AYUNO Y EL EJERCICIO
“Esta es la primera evidencia de un complejo circuito neuroinmune-hormonal. Muestra cómo los sistemas nervioso, inmunológico y hormonal trabajan juntos para permitir uno de los procesos más esenciales del cuerpo: producir glucosa cuando la energía es escasa”, ha detallado Veiga-Fernandes.
En ese sentido, ha explicado que, como los ratones comparten muchos sistemas biológicos fundamentales con los humanos, se desprende que este “diálogo” entre órganos también ocurre en los humanos cuando ayunan o hacen ejercicio.
“Al comprender el papel de las ‘ILC2’ y su regulación por el sistema nervioso, podemos apreciar mejor cómo estas actividades de la vida diaria apoyan la salud metabólica. Estamos escuchando a escondidas conversaciones entre órganos que nunca antes habíamos escuchado”, ha agregado.
El experto ha expresado que este proceso es “probablemente” para de la evolución del sistema inmunológico como medida de protección durante tiempos adversos, en los que los humanos del pasado “no tenían el lujo de tres comidas al día y, si tenían suerte, podrían haber logrado solo una”.
“Sabemos desde hace tiempo que el cerebro puede enviar señales directas al páncreas para que libere hormonas rápidamente, pero nuestro trabajo demuestra que también puede aumentar indirectamente la producción de glucagón a través de las células inmunitarias, lo que hace que el cuerpo esté mejor preparado para afrontar eficazmente el ayuno y la actividad física intensa”, ha aseverado.
IMPLICACIONES PARA TRATAR EL CÁNCER O LA DIABETES
Por último, ha destacado que estos hallazgos pueden abrir nuevas puertas para enfermedades como el cáncer, pues los tumores neuroendocrinos pancreáticos y el cáncer de hígado pueden secuestrar los procesos metabólicos del cuerpo, utilizando el glucagón para aumentar la producción de glucosa y estimular su crecimiento, por lo que comprender estos mecanismos podría ayudar a desarrollar mejores tratamientos.
En cuanto a la diabetes, Veiga-Fernandes ha recalcado que equilibrar el azúcar en sangre también es “fundamental” para prevenir la obesidad y abordar la propia diabetes, y que “apuntar a estas vías neuroinmunitarias podría ofrecer un nuevo enfoque para la prevención y el tratamiento”.
“Este estudio revela un nivel de comunicación entre los sistemas corporales que apenas estamos empezando a comprender”, concluye. “Queremos entender cómo funciona (o no) esta comunicación entre órganos en personas con cáncer, inflamación crónica, estrés elevado u obesidad. En última instancia, pretendemos aprovechar estos resultados para mejorar las terapias para trastornos hormonales y metabólicos”, ha concluido.
- Te recomendamos -