MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
Un trabajo final de máster de una investigadora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y en el que se han revisado los estudios publicados sobre la implementación y el impacto de la inteligencia artificial (IA), ha evidenciado que esta herramienta puede ayudar a reducir dolores musculoesqueléticos como la artrosis.
Concretamente, en esta revisión de la literatura científica, se ha examinado el impacto de la IA aplicada al campo de la rehabilitación musculoesquelética y su efecto sobre la sintomatología, la funcionalidad para las actividades diarias y la calidad de vida del paciente, así como su utilidad como herramienta educacional y de capacitación del paciente en la autogestión de su enfermedad.
“El objetivo es describir las limitaciones y las potencialidades de la IA aplicada a la rehabilitación musculoesquelética y descubrir cuál es su impacto en el consumo de recursos sanitarios”, ha enfatizado el estudiante del máster universitario de Salud Digital de la UOC, Liubov Adrover Kirienko.
Se estima que cerca del 40 por ciento de los pacientes que acuden a la atención primaria sufren dolor crónico. Es más, unos diez millones de españoles consultan anualmente al médico por algún problema musculoesquelético. Por su parte, la prevalencia de la artrosis es del 30 por ciento en la población general, cifra que aumenta al 80 por ciento en personas mayores de 65 años.
De forma general, el tratamiento principal y no quirúrgico de estos problemas de salud es el ejercicio físico, una terapia pautada por los servicios de rehabilitación de la atención especializada. Sin embargo, actualmente estos servicios sufren una sobrecarga asistencial, con largas listas de espera y saturación de los gimnasios, lo que empeora la calidad asistencial.
“Existe, por tanto, la necesidad de capacitar la atención primaria para poder resolver la patología musculoesquelética de baja complejidad, y de empoderar al paciente en el automanejo de su trastorno musculoesquelético. Así, es posible reducir la sobrecarga asistencial y mejorar la salud musculoesquelética de la población”, ha apuntado Adrover.
En este sentido, los resultados de la investigación muestran que la IA adaptada puede contribuir a prescribir programas de rehabilitación musculoesquelética sin supervisión de un profesional sanitario. Es más, la aplicación de la IA en rehabilitación musculoesquelética podría reducir el dolor y la sintomatología de patologías como la artrosis.
“Con una implementación de IA podríamos plantearnos hacer tratamientos de rehabilitación en ámbitos sanitarios no especializados, como la atención primaria. De este modo, si un centro de atención primaria no dispone de servicio de rehabilitación, el paciente podría acceder a un programa de rehabilitación tras la visita del médico de cabecera sin tener que esperar a la derivación al servicio de rehabilitación especializado y sin pasar por una lista de espera”, ha incidido la investigadora.
No obstante, el uso de la IA en la rehabilitación musculoesquelética tiene más potencialidades en los casos menos graves, como las patologías musculoesqueléticas poco complejas. En estos casos, lo primordial es la educación del paciente y la práctica de ejercicios terapéuticos por su parte, y no es necesaria la asistencia física del fisioterapeuta. “Esta aplicación es más viable en patologías degenerativas como la artrosis o las tendinopatías de grado leve o moderado sin indicación quirúrgica”, ha explicado Adrover.
En el ámbito nacional ya existen diversas aplicaciones enfocadas en la rehabilitación que utilizan la IA para mejorar la calidad de vida de los pacientes y dar apoyo al sistema sanitario. Sin embargo, tienen ciertas limitaciones. De hecho, como norma general, estas iniciativas se centran en el diagnóstico o en la ayuda al profesional sanitario para prescribir programas de ejercicios a partir de una biblioteca de vídeos o para realizar un seguimiento evolutivo de cada paciente. “Hasta el momento, no se han desarrollado intervenciones con IA para la prescripción y creación de programas de rehabilitación de forma autónoma y sin la intervención de un ser humano”, ha enfatizado la investigadora.
De esta forma, enfatiza, una adecuada implementación de la IA podría mejorar el acceso a programas de rehabilitación, con el consiguiente ahorro en desplazamientos, lo que facilitaría la compatibilidad con el horario laboral y ampliaría la oferta de rehabilitación en centros que no tienen servicio especializado. “Además, la IA puede empoderar al paciente en su autocuidado mediante la educación, la capacitación y la instrucción de ejercicios terapéuticos”, ha apuntado la autora de esta revisión.
En cuanto al sistema sanitario, la inteligencia artificial podría ayudar a descargar los servicios de rehabilitación especializados que sufren sobrecarga asistencial y a reducir las listas de espera y la masificación de las áreas terapéuticas, así como la ratio de pacientes y fisioterapeutas. De esta forma, contribuiría a conseguir una mejor calidad asistencial. En especial, con un diseño y una programación concretos, se pueden llegar a reducir los costes sanitarios derivados de la rehabilitación musculoesquelética y ofrecer programas de rehabilitación sin incrementar los gastos en la atención especializada de rehabilitación.
“La IA puede ser una herramienta de ayuda ante situaciones de falta de recursos. Sin embargo, no hay que olvidar que lo ideal es que no tengamos que depender de la tecnología para dar una buena atención sanitaria. Apesar de los beneficios de la IA, no debemos olvidar otros aspectos del sistema sanitario para lograr una mayor eficacia y eficiencia de su funcionamiento. Es muy importante que nos enfoquemos en la prevención, en la concienciación de la población desde edades tempranas, en la educación sobre este problema de salud y en la facilitación de las herramientas para que las personas puedan cuidarse lo mejor posible ya desde el primer nivel de atención, como la Atención Primaria”, ha zanjado Adrover.
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