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Un estudio concluyó que las minas del rey Salomón no causaron daño al medio ambiente

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MADRID, 25 (SERVIMEDIA)

La contaminación ambiental por la producción de cobre en las antiguas minas del rey Salomón en el valle de Timna (Israel) era mínima y estaba limitada espacialmente, por lo que no representaba ningún peligro para los habitantes de la región ni en el pasado ni en la actualidad.

Esa es la conclusión principal de un estudio realizado por cuatro investigadores del Departamento de Arqueología y Culturas del Antiguo Oriente Próximo de la Universidad de Tel Aviv (Israel), y publicado en la revista ‘Scientific Reports’.

Esta investigación contradice las creencias científicas predominantes de que las minas del rey Salomón no sólo dañaban la salud de los trabajadores de la antigua industria del cobre, sino que también planteaban riesgos para la salud de los habitantes modernos que vivían cerca del lugar.

Los investigadores realizaron estudios geoquímicos en los yacimientos de producción de cobre del valle de Timna, que datan del siglo X a. C. y de la época de los reyes bíblicos David y Salomón.

Los arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv revisaron estudios anteriores y no encontraron evidencia de que la antigua industria del cobre contaminara el planeta.

“Inspeccionamos dos importantes yacimientos de cobre en el valle de Timna, uno de la Edad de Hierro y de la época del rey Salomón, y otro cercano que es unos 1.500 años más antiguo”, apunta Erez Ben-Yosef, coautor del estudio.

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Ben-Yosef añade: “Nuestro estudio fue muy amplio. Tomamos cientos de muestras de suelo de ambos yacimientos para realizar análisis químicos y creamos mapas de alta resolución de la presencia de metales pesados ​​en la región”.

“Descubrimos que los niveles de contaminación en los yacimientos de extracción de cobre de Timna son extremadamente bajos y se limitan a las ubicaciones de los antiguos hornos de fundición. Por ejemplo, la concentración de plomo, el principal contaminante en las industrias metalúrgicas, se reduce a menos de 200 partes por millón a solo unos metros del horno”.

Ben-Yosef subraya, que, en comparación, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos establece que las áreas industriales son seguras para los trabajadores con 1.200 partes por millón y las áreas residenciales para los niños con 200 partes por millón.

METALES ‘ATRAPADOS’

El nuevo estudio contradice una serie de artículos publicados desde la década de 1990 sobre la contaminación causada supuestamente por la antigua industria del cobre.

“Demostramos que esto no es cierto. La contaminación en Timna está muy restringida espacialmente y es probable que solo quienes trabajan directamente en el horno sufrieran la inhalación de humos tóxicos, mientras que, a poca distancia, el suelo es completamente seguro”, indica Ben-Yosef.

Este investigador agrega: “Además, la coincidencia que encontramos entre la distribución espacial de las concentraciones de cobre y plomo en el suelo indica, además, que los metales están ‘atrapados’ en la escoria y otros desechos industriales, lo que evita que se filtren en el suelo y afecten a las plantas o a los humanos”.

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Este hallazgo se alinea con varios estudios recientes de la región de Wadi Faynan (Jordania), que también apuntan a niveles muy bajos de contaminación.

Timna y Faynan son sitios ideales para este tipo de investigación porque no han sido perturbados por la minería moderna y los metales del sueño no son arrastrados gracias a sus climas secos.

En Faynan, un equipo dirigido por Yigal Erel, de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel), examinó 36 esqueletos de personas que vivieron en el sitio minero durante la Edad de Hierro y solo tres mostraban algún rastro de contaminación en sus dientes. El resto estaban completamente limpios.

Además del estudio geoquímico, los arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv también realizaron una revisión exhaustiva de la literatura existente y señalan que las hipótesis sobre la contaminación global durante el período prerromano carecen de evidencia sólida.

“En los años 90 se presentó la producción de cobre como el primer caso de contaminación industrial. Estas afirmaciones acapararon titulares y atrajeron subvenciones para la investigación, pero proyectan innecesariamente los problemas de contaminación modernos sobre el pasado”, recalca Omri Yagel, coautor del nuevo estudio.

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Yagel precisa: “Además, la literatura científica tiende a utilizar el término ‘contaminación’ para describir cualquier rastro de actividad metalúrgica antigua y esto ha llevado a la suposición errónea de que las industrias metalúrgicas eran perjudiciales para los seres humanos desde sus inicios, lo que es evidentemente falso. Incluso cuando la producción de metales era a gran escala y se convirtió en parte integral de la civilización humana, era la industria tóxica del plomo la que causaba la contaminación global, no necesariamente otros metales”.

CAMBIO CLIMÁTICO

Un estudio de los años 90 sostuvo que los rastros de cobre encontrados en los núcleos de hielo de Groenlandia habían viajado a través de la atmósfera desde sitios como Timna. Sin embargo, esta afirmación no ha sido corroborada por ningún estudio posterior.

“Como investigadores que afrontamos los graves desafíos ambientales de nuestro tiempo, como el cambio climático, solemos buscar problemas similares en el pasado o suponer que el daño ambiental ha sido una consecuencia inevitable de la actividad humana desde la revolución agrícola. Sin embargo, debemos ser cautelosos. Si bien podemos etiquetar como ‘contaminación’ algunos restos de escoria en el suelo, no debemos confundir estos desechos localizados con la contaminación ambiental regional o global”, apostilla Yagel.


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