MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Un nuevo estudio de la Universidad Edith Cowan (Australia) ha demostrado que, a la hora de perseguir objetivos personales y proteger el bienestar mental, merece la pena comprender los motivos subyacentes.
En su trabajo, publicado en la revista científica ‘Australian Psychologist’, los investigadores encuestaron a 210 participantes para analizar la relación entre los motivos subyacentes, la regulación de las emociones y la ansiedad y la depresión.
La investigación examinó dos tipos de motivos subyacentes a la persecución de objetivos personales: los ‘orientados a la evitación’ (evitar resultados amenazadores o temidos) y los ‘orientados al acercamiento’ (esforzarse por conseguir resultados deseables y agradables).
Se descubrió que quienes persiguen objetivos con motivos subyacentes basados en el miedo (evitación) son más propensos a experimentar dificultades en la regulación de las emociones, lo que a su vez aumenta los síntomas de depresión y ansiedad.
Según Joanne Dickson, una de las líderes del trabajo, la conciencia personal de lo que impulsa a conseguir las cosas que importan es un paso fundamental para proteger la salud mental.
“También es importante comprender que un motivo orientado al acercamiento puede apuntalar un objetivo de evitación, y viceversa. Por ejemplo, un motivo de evitación subyacente, evitar el rechazo social, puede estimular la adopción de la conducta de objetivo de acercamiento, parecer sociable y hablar con varias personas en una fiesta”, ha apuntado.
O, alternativamente, la experta señala que “un objetivo de aproximación para salir bien en un examen puede estar impulsado por el motivo de evitar sentirse fracasado o disgustar a los padres”. “Ser consciente de los motivos subyacentes que impulsan los objetivos personales ofrece a las personas la oportunidad de reflexionar y tomar decisiones, como adaptar o replantear los objetivos personales, los motivos o el pensamiento, si es necesario”, ha añadido al respecto.
REFORMULAR LOS MOTIVOS DE EVITACIÓN
Otra de las responsables de la investigación, Bridget Robson, afirma que, aunque la evitación puede ser beneficiosa a corto plazo (por ejemplo, apartarse de un peligro físico inminente, como una inundación), a largo plazo se asocia a un aumento de la ansiedad.
“La motivación de evitación suele aumentar las emociones negativas, como el miedo y la ansiedad, cuando la amenaza parece inminente. Reencuadrar los motivos de evitación puede ser una estrategia útil para protegerse de las dificultades en la regulación emocional y la ansiedad. Por ejemplo, el miedo a suspender un examen podría reformularse como un esfuerzo por aprobar”, ha explicado.
Así, este estudio permite comprender mejor la naturaleza de la depresión y la ansiedad desde la perspectiva de la motivación y la regulación emocional.
“Aunque descubrimos que los motivos de evitación aumentaban las dificultades de regulación de las emociones, lo que a su vez exacerbaba la depresión y la ansiedad, los motivos de aproximación no provocaban dificultades de regulación de las emociones ni depresión ni ansiedad, lo que sugiere que los motivos de aproximación que impulsan la búsqueda de objetivos personales parecen desempeñar un papel protector en el mantenimiento del bienestar mental”, han apuntado las científicas.
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