MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Las temperaturas extremas, la creciente escasez de agua –con los embalses al 42%– y el riesgo de desertificación del 75% del suelo español han impactado sobre el paisaje, los ecosistemas, la biodiversidad y el territorio, unos efectos que han sido fotografiados por Greenpeace para demostrar la “gravedad” del cambio climático.
La organización, que ha sobrevolado la Península Ibérica junto con el fotógrafo Pedro Armestre, alude a la evidencia científica que demuestra una progresiva expansión de climas áridos y al retroceso de los climas templados y fríos en España.
Para frenarlo, Greenpeace ha propuesto establecer un plan para la transición ecológica, y garantizar el derecho al agua a través de una gestión pública eficiente de los recursos hídricos que abarate su coste y que utilice tecnologías más eficientes, así como implementar medidas de ahorro.
Asimismo, la entidad ha subrayado la transición de los incendios como modeladores del paisaje a una “terrible amenaza” para España, que cada vez toman más fuerza y son difíciles de controlar.
Para ello ve “imprescindible” mejorar la gestión forestal anual y eliminar matorrales para reducir la densidad de arbolado y que se pueda integrar al mundo rural. Greenpeace ha señalado a las administraciones como responsables de establecer un fondo presupuestario de 1.000 millones de euros de apoyo a la prevención de incendios y de coordinarse entre CC.AA. con criterios comunes para la prevención.
Por otro lado, señala que España es el segundo país europeo que demanda más agua de la disponible, a lo que se suma el consenso de los expertos, quienes afirman que las sequías futuras serán diez veces peores que las actuales.
De ser así, los periodos prolongados de sequía y calor reducirán la disponibilidad de agua dulce y amenazarán el rendimiento agrícola, lo que a su vez puede conducir a la escasez de agua y una subida de precios de los alimentos.
Greenpeace ha reclamado avances hacia la transición agrológica a través de la transformación de las producciones agrícolas intensivas a explotaciones sostenibles, diversificadas y con bajo consumo de agua, para lo que es necesario incrementar la agricultura ecológica en un 30% de la superficie para 2030 y el 100% en 2050.
El cambio climático también ha acelerado la pérdida de biodiversidad, como ha ocurrido en Doñana, además de que esta es la sexta extinción masiva de especies, que está motivada por la actividad humana, lo que ha provocado que un millón de especies se enfrentan a la desaparición en cuestión de décadas.
Ante esta amenaza, es necesaria la protección de al menos el 30% de tierra y océanos para 2030 a través de la implementación del Plan Nacional de Adaptación frente al cambio climático.
LA AGRICULTURA INDUSTRIAL “DESTRUCTIVA”
Greenpeace ha alertado de la amenaza que supone la agricultura industrial, a la que ha calificado de “destructiva” por la cantidad de agua que consume y el uso productos químicos que emiten gases de efecto invernadero que a su vez contaminan acuíferos, suelos, alimentos y afectan la biodiversidad.
Este tipo de agricultura perjudica a los pequeños productores, ya que concentran el control de esta práctica en las multinacionales, como ocurre con el 76% del mercado agroquímico el cual está dirigido por seis empresas y el 53% del de semillas por tres.
Para ello, Greenpeace ha instado a la agroecología para reconvertir las producciones agrícolas en sostenibles y reducir los fertilizantes sintéticos para evitar la contaminación del agua, así como la adopción de una batería de medidas de protección contra la contaminación producida por nitratos y glifosatos de la agricultura.
La ganadería industrial también es una fuente de contaminación en España, ya que sus purines afectan al agua subterránea, la biodiversidad de la zona e incluso a los ciudadanos, ya que muchos beben de un agua con niveles de nitratos por encima de lo permitido.
El fin de las macrogranjas, la reducción de ganadería industrial en un 50% para 2030, así como la eliminación de los subsidios a la ganadería intensiva y la ampliación a mercados agroecológicos, son propuestas que paliarán los efectos, según Greenpeace.
IMPACTOS DEL SER HUMANO: TURISMO, PLÁSTICOS E IMPUNIDAD AMBIENTAL
Entre algunos de los impactos directos producidos por el ser humano, Greenpeace ha subrayado el turismo masivo, ya que durante los últimos 30 años la superficie urbanizada de la costa se ha duplicado a cambio de la destrucción de ecosistemas y la reducción en biodiversidad.
Así, la organización ve necesaria la implantación de tasas turísticas en zonas de turismo masivo al igual que el impulso a un turismo que reconozca el valor natural, cultural y patrimonial del territorio que tenga en cuenta la capacidad de carga del entorno y busque un equilibrio social y ecológico.
Al mismo tiempo, afirma que la acumulación de plástico en mares y océanos alcanza anualmente hasta 1.200 veces el peso de la Torre Eiffel, ya que el reciclaje de este material en España no alcanza el 30%, un problema que se suma al uso excesivo de plásticos en la agricultura intensiva, según la ONG.
Greenpeace ha optado por una reformulación del sistema actual que implante políticas de reducción y reutilización, y que además esté supervisado por un comité público e independiente.
En este contexto, denuncia las prácticas dañinas de algunas empresas que han expuesto al medioambiente y a la ciudadanía a residuos industriales tóxicos, peligrosos y radiactivos, entidades que además han salido impunes a pesar de las múltiples denuncias a las que se han enfrentado.
Como solución, plantea acabar con la impunidad para garantizar la protección del medio ambiente y el cumplimiento de la normativa europea en esta materia, para lo cual se debe de garantizar la responsabilidad plena de las compañías y su cumplimiento ante las sentencias emitidas por los tribunales correspondientes.
Finalmente, Greenpeace responsabiliza a los combustibles fósiles como principales emisores y causantes del cambio climático, ya que suponen un 75% de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y casi el 90% de las de dióxido de carbono, por lo que Greenpeace ha insistido en la urgencia del cese de estos combustibles.
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