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Talgo se defiende frente a los 116 millones que le pide Renfe y acusa a la empresa pública de los retrasos

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Argumenta que Renfe ha tardado dos años en escuchar sus argumentos

MADRID, 3 (EUROPA PRESS)

Talgo ha rechazado la reclamación de 116 millones de euros que Renfe le pide por el retraso en la entrega de 15 trenes de alta velocidad y ha responsabilizado a la empresa pública, así como a otras compañías estatales dependientes del Gobierno, de estos retrasos.

El presidente del fabricante de trenes, Carlos Palacio, le ha escrito una carta a su homólogo en Renfe, Isaías Táboas, a la que ha tenido acceso Europa Press, para trasladarle sus discrepancias respecto a las comunicaciones que el operador ha realizado en el último mes por este retraso.

En primer lugar, Palacio defiende que se ha cuestionado la profesionalidad de Talgo y se ha “dañado claramente su reputación”, con el consecuente impacto que esto tiene en sus clientes, inversores y trabajadores.

El directivo argumenta que estos retrasos son consecuencia directa de los cambios de diseño que Renfe hizo dos años después de firmarse el contrato, de la paralización de la actividad por el Covid-19 y de los retrasos y restricciones que se le han puesto para hacer las pruebas de los trenes.

En concreto, los cambios de diseño hicieron necesario la firma de un nuevo contrato en 2019, estableciendo en enero de 2021 la entrega del primer tren. Sin embargo, el estallido de la pandemia impactó significativamente en estos plazos.

En este sentido, Talgo declaró motivos de “fuerza mayor” tras cerrar las fábricas, disminuir su personal y limitar la actividad en los sucesivos confinamientos, una fuera mayor que la compañía cree que tendría que ser aceptada por el Gobierno.

“Esta declaración de fuerza mayor ha sido aceptada por los gobiernos y clientes de otros proyectos excepto en España. Sinceramente, me parece una actuación de la que creo que nuestro Gobierno no debería ser la excepción internacional y menos aun hacer gala de ello con orgullo”, ha manifestado Palacio.

A esto se suma la disponibilidad posterior para hacer las pruebas de los trenes, fijada inicialmente en 40 horas a la semana, pero que Adif, el gestor público de la red ferroviaria, redujo a 15 horas semanales, lo que, en opinión de Talgo, produjo “un daño irreparable” en la empresa.

Otros cambios regulatorios redujeron aún más la disponibilidad de vía para hacer las pruebas, debido a la priorización de otros asuntos como los trabajos de mantenimiento, a lo que se une una “limitación de recursos” por parte de Renfe e “incidencias” en sus talleres.

“Pero esto tampoco es una sorpresa de julio de 2022, ya que todos esos cambios y sus consecuencias se han ido comunicando periódicamente a Renfe desde principios de 2020, que ha tardado dos años en contestar a nuestros argumentos y lo ha hecho de forma abrupta, negándose a escucharlos y sin justificación alguna”, ha añadido Palacio.

Con todo ello, frente a la reclamación de Renfe, el presidente de Talgo cree que el operador debería reconocerle “el haber sido capaz de fabricar el tren de alta velocidad más versátil del mundo en uno de los momentos más difíciles”.

IMPACTO EN LAS OPERACIONES EN GALICIA

Estos trenes hubieran permitido mejorar desde este verano la oferta de Renfe en todo el ámbito AVE-Larga Distancia como, por ejemplo, los nuevos servicios entre Madrid y Santiago de Compostela, A Coruña y Vigo; mayor número de frecuencias, mayor oferta de plazas y reducción de tiempos de viaje en algunos recorridos.

En la nueva línea de alta velocidad a Galicia, inaugurada en diciembre del año pasado, se esperaba la llegada de estos trenes para este verano, lo que habría reducido los tiempos en 20 minutos una vez el tren llega a Ourense y prosigue al resto de ciudades gallegas.

En su momento, el Gobierno se enfrentó a las quejas que suscitó el diferente ancho de vía que existe hasta Ourense (estándar) y en el resto de la región (ibérico), asegurando que en verano los Avril estarían disponibles.

Estos trenes pueden circular primero en el ancho estándar hasta Ourense por la nueva vía de alta velocidad y posteriormente adaptar sus ejes sin necesidad de parar el tren para proseguir hasta Santiago, A Coruña o Vigo a velocidades por encima de los 300 kilómetros por hora.

Tras la inauguración de la línea, la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ya se mostró cauta respecto al compromiso de Talgo por la evolución de las pruebas del tren, si bien prometió que haría “todo lo posible” para que en verano se pudiesen estrenar estas velocidades en Galicia.


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