MADRID, 21 (SERVIMEDIA)
Únicamente el 23% de las empresas agroalimentarias más influyentes del mundo reconoce estar tomando medidas para reducir la contaminación del agua y apenas un 28% reconoce estar reduciendo sus extracciones de agua.
Esta es una de las conclusiones de un análisis a 350 empresas elaborado por Oxfam Intermón con motivo de la conmemoración mañana del Día Mundial del Agua, que la ONG publicó este jueves.
Las empresas analizadas representan a más de la mitad de los ingresos mundiales del sector agroalimentario y tan sólo 108 de ellas publican la proporción de agua que extraen de zonas afectadas por estrés hídrico.
El sector agrícola es responsable del 70% del total de las extracciones de agua dulce del mundo y el que utiliza mayor cantidad de agua, a lo que se añade que el impacto de la agricultura industrial en la contaminación del agua es relevante.
Cabe recordar que la ONU establece que 2.000 millones de personas no tienen acceso potable y hasta 3.000 millones de individuos sufren escasez durante al menos un mes al año.
Ante esta situación, el director ejecutivo de Oxfam Intermón, Franc Cortada, indicó que “cuando las grandes empresas contaminan o consumen enormes cantidades de agua, son las comunidades las que sufren las consecuencias en forma de pozos secos, facturas de agua más caras y fuentes de agua contaminadas no aptas para el consumo”, por lo que “menos agua significa más hambre, más enfermedades, y más personas obligadas a abandonar sus hogares”.
A su juicio, “no podemos confiar en la buena voluntad de las empresas para lograr un cambio en sus prácticas”, lo que permitió aseverar que “son los gobiernos quienes tienen que forzar esta mejora, y proteger los bienes públicos comunes frente a la sed de beneficios de las empresas”.
El informe pone de manifiesto que “las personas ricas no sólo tienen mejor acceso al agua segura y pública, sino que pueden permitirse pagar agua cara de fuentes privadas”; mientras que “las personas en situación de pobreza, que a menudo no tienen acceso a una fuente de agua suministrada por las autoridades públicas, destinan una proporción considerable de sus ingresos a comprar agua”.
A su vez, el rápido crecimiento de la industria del agua embotellada es una prueba evidente de “la mercantilización y explotación del agua por parte de las grandes empresas”, lo que “agrava la desigualdad, la contaminación y los daños asociados”.
Oxfam Intermón se apoyó en datos de la ONU para atestiguar que “la multimillonaria industria del agua embotellada pone en peligro los avances en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible dedicado a lograr el acceso universal a agua potable”.
El informe señala que el incremento de la temperatura en el mundo “reducirá aún más la disponibilidad de agua en muchos países que ya se ven afectados por la escasez”, especialmente en África oriental y en Oriente Próximo, como consecuencia de “la creciente frecuencia de las sequías y los cambios en los regímenes de lluvias y el deshielo”.
También destaca que en determinados países la población “se enfrenta a dificultades para acceder a fuentes de agua potable, como interminables horas de cola o largas distancias a pie”, a lo que se suman “los efectos que el consumo de agua contaminada tiene para su salud”.
Por todo ello, Oxfam Intermón conminó a “reconocer el agua como un derecho humano y un bien público”, “exigir a las empresas que rindan cuentas por los abusos y vulneraciones de los derechos humanos y de los derechos y la legislación medioambientales” e “invertir en seguridad hídrica, el abastecimiento público de agua subvencionado, una gestión sostenible del agua y servicios de agua, saneamiento e higiene resilientes frente al cambio climático”.
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