BERLÍN, 15 (DPA/EP)
El jefe del sindicato policial alemán GdP, Jochen Kopelke, ha acusado al grupo de activistas climáticos Última Generación y a su “creciente fanatismo” de estar despertando la alarma entre las fuerzas del orden.
Por su parte, los integrantes de Última Generación sostienen que su objetivo es forzar que los políticos alemanes reconozcan los efectos devastadores de la crisis climática, pero sus tácticas provocadoras han sido motivo de indignación para muchos.
Entre las protestas más llamativas de este colectivo se encuentran, por ejemplo, descender en rappel desde puentes de autopistas o lanzar comida contra obras de arte expuestas en museos famosos.
Los activistas también se pegan a las calles de las ciudades, a las autopistas e incluso a las pistas de aterrizaje de los aeropuertos, dando lugar a interrupciones del tráfico que han generado un gran malestar entre el público y la Policía.
Kopelke ha argumentado que “Última Generación está poniendo a la gente en su contra” y que “el creciente fanatismo del grupo está causando gran preocupación entre la policía”.
Con sus “acciones criminales y su crueldad intrusiva”, el grupo está consiguiendo debilitar el apoyo a las políticas de protección del clima, ha añadido.
Este viernes, los activistas volvieron a interrumpir el tráfico rodado en puntos clave de más de dos docenas de ciudades alemanas. El jueves anterior, paralizaron durante varias horas los aeropuertos de Hamburgo y Düsseldorf trepando por las vallas, corriendo por las pistas y pegándose cerca de ellas.
El jefe de GdP considera –y así lo ha expresado– que los activistas debían ser objeto de sanciones más duras, incluidas multas más elevadas y penas de prisión. Asimismo, ha enfatizado la necesidad de un enfoque coordinado a escala nacional entre las fuerzas del orden para hacer frente a los manifestantes radicales contra el cambio climático.
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