MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
SEO/BirdLife ha animado a la ciudadanía a observar las aves que están en migración como los 60.000 ejemplares de abejeros europeos y más de 200.000 de milano negro pasan en esta época cada año por el Estrecho de Gibraltar rumbo a latitudes más bajas, donde tendrán la alimentación asegurada durante los meses de invierno boreal. Según la ONG, el milano negro es el ave migratoria más observada sobrevolando las columnas de Hércules. Le sigue el abejero europeo, que llega desde el norte de Europa desde finales de agosto.
Además, la ONG ha explicado que las pardelas constituyen el mayor contingente de aves que se encaminan desde el Mediterráneo hacia el Atlántico. En su caso particular, se da la circunstancia de que los adultos inician la migración mientras los volantones siguen la misma ruta con unos días de desfase. Así, decenas de miles de ejemplares de pardelas baleares, mediterráneas, pichonetas, sombrías y cenicientas atraviesan este brazo de mar hacia el océano, donde se expanden hasta alcanzar incluso costas americanas, volando por lo general a escasa distancia de las olas.
SEO/BirdLife también ha detallado que existe una importante migración latitudinal que afecta a otras aves marinas que nidifican en abundancia en islas del norte de Europa. Entre estas, la organización ha destacado los alcatraces, que pueden ser observados desde la costa cantábrica y atlántica, sobre todo desde los cabos más prominentes. Estas aves se desplazan en grupos de cientos de ejemplares y se lanzan como dardos desde la altura para perseguir a sus presas bajo el agua.
A su vez, la ONG ha recordado que las aves migratorias más pequeñas, es decir, numerosas paseriformes (currucas, papamoscas, mosquiteros y zarceros, entre otros muchos), no se ven tan obligadas como las grandes aves planeadoras a utilizar los estrechos. En su caso, pese a su pequeño tamaño, cruzan enormes superficies de mar donde no pueden posarse ni alimentarse. Por ello, llegan exhaustas a tierra, con frecuencia a islas e islotes en el Mediterráneo y el océano Atlántico, donde consiguen recuperar fuerzas para continuar su viaje extenuante.
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