MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
El coste total relacionado con las enfermedades cardiovasculares (ECV) en España se ha incrementado un 20 por ciento entre 2014 y 2020, pasando de representar 6.400 millones de euros hasta 7.700 millones de euros, según estimaciones del informe ‘Hacia una mejor salud cardiovascular en España’, que Farmaindustria ha encargado a la consultora PwC.
Aunque España es uno de los países con mayor longevidad del mundo y cuenta con la segunda tasa de mortalidad estandarizada por edad más baja de la Unión Europea, el impacto de las ECV va en aumento.
Actualmente, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en España, en la Unión Europea (UE) y en el mundo: supusieron el 37,4 por ciento del total de los fallecimientos en la UE en 2019 y el 26,4 por ciento de los decesos en España en 2021.
Durante el año 2021, 326 personas murieron cada día en España a causa de alguna enfermedad cardiovascular. En total, fueron 119.196 los fallecimientos ese año, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que convierten estas patologías en la primera causa de hospitalización y muerte en España.
El análisis de los datos apunta a que una de cada tres muertes en España puede atribuirse a dolencias cardiovasculares, convirtiéndolas también en la principal causa de hospitalización y vinculándolas de forma causal a la mortalidad y la discapacidad prematuras.
“Estas patologías provocan en España 120.000 muertes al año, una cifra equivalente a la de la pandemia por COVID-19. Es por tanto nuestro deber y el de todos los agentes del sistema sanitario impulsar la salud cardiovascular para mejorar la vida de los pacientes y sus familias”, ha defendido este miércoles en la presentación del informe el presidente de Farmaindustria, Jesús Ponce.
En este punto, ha recordado que cada cuatro minutos muere en España una persona por enfermedad cardiovascular. “Es una verdadera pandemia la carga de mortalidad por las enfermedades cardiovasculares. Es una pandemia siliente y permanente”, ha señalado.
El estudio ha avisado de que hasta tres millones de españoles tienen hipertensión no diagnosticada, pese a ser “uno de los principales factores de riesgo”. “Es un síntoma preocupante”, ha lamentado el presidente de Farmaindustria.
Otro dato que ha alertado a los expertos es que en personas que ya han tenido infartos o ictus, “no todos están tratados o toman su tratamiento”, y de los que sí lo hace la mitad “no tiene los controles lipídicos de forma correcta” a los seis meses. “Este es otro punto muy importante de reflexión”, ha apuntado Ponce.
GRANDES DIFERENCIAS ENTRE COMUNIDADES AUTÓNOMAS
El informe denuncia que otra de las características de las enfermedades cardiovasculares es que no tienen la misma repercusión en toda España. Las diferencias son muy importantes y oscilan entre una tasa estandarizada por edad de 184 muertes por 100.000 habitantes en Madrid, frente a casi el doble en Asturias.
El estudio aporta tres grandes propuestas y una de ellas es, precisamente, la recopilación de “más datos, de mayor calidad y más accesibles para que puedan ser integrados en las historias clínicas electrónicas y, así, mejorar la atención”.
En la jornada, el ministro de Sanidad, José Miñones, ha reconocido que hay que “dar solución” a estos problemas de desigualdades y falta de equidad, tanto si son por el “territorio donde se habite” como por factores socioeconómicos.
En cuanto a la mejora de la recopilación de datos, el informe lamenta que “se produce de forma desigual en España”: sólo seis comunidades autónomas cuentan con un registro activo de ECV y, de ellas, únicamente la mitad utilizan los datos con fines adicionales a la elaboración de informes.
Al hilo, Miñones ha asegurado que uno de los objetivos del Ministerio es que la historia clínica sea accesible en toda España por todos los profesionales, tanto de Atención Primaria como de hospitales, “independientemente de dónde vidas”.
“Queremos que tanto el centro hospitalario como Atención Primaria puedan estar compartiendo esa información, y yo me haga una radiografía en el centro hospitalario, vaya a mi centro de Atención Primaria y mi doctor pueda ver el resultado de esa radiografía y automáticamente tratarme”, ha remachado.
Por ello, Juan Tamargo, catedrático de Farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, ha reivindicado la necesidad de contar con un registro nacional de enfermedades cardiovasculares que sea homogéneo en todas las comunidades.
El documento muestra, además de las disparidades regionales, diferencias según los niveles educativos y de ocupación, que evidencian “distintos niveles de exposición a los factores de riesgo”. Las tasas de colesterol, de hipertensión, de obesidad o diabetes son menores en los profesionales de nivel más altos que en los trabajadores no cualificados.
El género es, por último, un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. Cada año mueren en España unas 7.000 mujeres más que hombres por estas enfermedades.
Al hilo, el informe apuesta por avanzar “hacia la equidad” con la identificación de las poblaciones en riesgo desde Atención Primaria, así como de programas de prevención secundaria para las comunidades vulnerables, con la consideración de los patrones de desigualdad relativos al género, al nivel socioeconómico o al territorio.
ESPAÑA, EN UNA “BUENA POSICIÓN” PERO AÚN CON “RETOS”
España fue el primer país de la UE en aprobar una estrategia nacional sobre salud cardiovascular en la primavera de 2022, lo que sitúa a España en “una posición privilegiada para liderar a nivel europeo la lucha contra la primera causa de muerte”.
“Tenemos una buena base de trabajo, que nos pone en una situación privilegiada para luchar contra este enemigo silencioso”, ha asegurado el experto de Farmaindustria. Sin embargo, también ha advertido de que “su abordaje sigue siendo un gran desafío”.
HAY QUE PASAR DE LA ATENCIÓN EN HOSPITALES A LA PREVENCIÓN
El documento muestra que la atención de las enfermedades cardiovasculares en España, igual que en la mayor parte de Europa, se ha focalizado en el tratamiento de los episodios agudos, como infartos de miocardio o embolias.
De hecho, más de un tercio del coste sanitario total relacionado con las enfermedades cardiovasculares en 2015 se destinó a emergencias y hospitalización, y únicamente una cuarta parte al resto de atención hospitalaria y Atención Primaria, según el estudio de PwC.
El análisis de la situación revela “falta de programas de prevención y de diagnóstico precoz”. Igualmente, también evidencia un “déficit” en la prevención secundaria, la que se ha de producir después de un episodio agudo. De hecho, sólo dos tercios de las unidades cardiológicas en España ofrecen rehabilitación cardíaca y sólo una de cada diez personas es consciente de sus niveles idóneos de colesterol.
“Estas cuestiones dejan patente el potencial de mejora y arrojan una conclusión, que la atención debe transitar del foco de la atención de episodios agudos en hospitales hacia la prevención en todos los centros de Atención Primaria”, recoge el documento.
Otra de las grandes medidas que proponen es mejorar la prevención, para lo que piden “la identificación de las personas en riesgo y la reconfiguración de las vías de prevención secundaria hacia la colaboración entre hospitales, Atención Primaria y la asistencia social”.
Para lograr todos estos objetivos, el informe destaca algunas oportunidades clave, como la reserva de una financiación específica para estas patologías, que permita poner en marcha programas de diagnóstico precoz, o el fortalecimiento de la Atención Primaria, así como un mejor aprovechamiento de la tecnología digital y la continuidad asistencial entre los hospitales y los centros de salud.
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