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Según un estudio, un micronutriente presente en la leche materna brinda beneficios al cerebro en desarrollo de los recién nacidos

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MADRID, 8 (EUROPA PRESS)

Un nuevo estudio realizado por científicos del Centro Jean Mayer USDA de Investigación sobre Nutrición Humana y Envejecimiento (HNRCA, por sus siglas en inglés) de la Universidad Tufts (Estados Unidos) sugiere que un micronutriente de la leche materna aporta beneficios significativos al cerebro en desarrollo de los recién nacidos, un hallazgo que aclara aún más el vínculo entre nutrición y salud cerebral y podría ayudar a mejorar las fórmulas infantiles utilizadas en circunstancias en las que la lactancia materna no es posible.

El estudio, publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)’, también allana el camino para estudiar qué papel podría desempeñar este micronutriente en el cerebro a medida que se envejece.

Los investigadores descubrieron que el micronutriente, una molécula de azúcar llamada mio-inositol, era más prominente en la leche materna humana durante los primeros meses de lactancia, cuando las conexiones neuronales denominadas sinapsis se están formando rápidamente en el cerebro infantil.

Los investigadores analizaron y compararon muestras de leche humana recogidas en México D.F., Shangai y Cincinnati en el marco del estudio Exploración Mundial de la Leche Humana, en el que participaron madres sanas con hijos únicos a término.

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Otras pruebas realizadas con modelos de roedores y neuronas humanas demostraron que el mio-inositol aumentaba tanto el tamaño como el número de conexiones sinápticas entre neuronas del cerebro en desarrollo, lo que indica una mayor conectividad.

“La formación y el perfeccionamiento de la conectividad cerebral desde el nacimiento están guiados por fuerzas genéticas y ambientales, así como por las experiencias humanas”, afirma el autor principal del estudio, Thomas Biederer.

La dieta es una de las fuerzas ambientales que ofrece muchas oportunidades de estudio. En la primera infancia, el cerebro puede ser especialmente sensible a los factores dietéticos porque la barrera hematoencefálica es más permeable y las moléculas pequeñas ingeridas como alimento pueden pasar más fácilmente de la sangre al cerebro.

“Como neurocientífico, me intriga lo profundos que son los efectos de los micronutrientes en el cerebro”, dice Biederer. “También es sorprendente lo compleja y rica que es la leche materna humana, y ahora creo que es concebible que su composición cambie dinámicamente para favorecer las distintas etapas del desarrollo cerebral infantil”, ha añadido.

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Además, los niveles similares de mio-inositol en mujeres de lugares geográficos muy distintos apuntan a su importancia general en el desarrollo del cerebro humano.

Otras investigaciones han demostrado que los niveles cerebrales de inositol disminuyen con el tiempo a medida que los bebés se desarrollan. En adultos, se han detectado niveles de inositol cerebrales inferiores a los normales en pacientes con trastornos depresivos graves y enfermedad bipolar. Las alteraciones genéticas en los transportadores de mio-inositol se han relacionado con la esquizofrenia. En cambio, en personas con síndrome de Down y pacientes con Alzheimer y síndrome de Down se han identificado acumulaciones de mio-inositol superiores a las normales.

“La investigación actual indica que, en circunstancias en las que la lactancia materna no es posible, puede ser beneficioso aumentar los niveles de mio-inositol en la leche de fórmula para lactantes”, afirma Biederer.

Sin embargo, el autor del estudio señala que es demasiado pronto para recomendar que los adultos consuman más mio-inositol, que puede encontrarse en cantidades significativas en ciertos cereales, legumbres, salvado, cítricos y melón cantalupo –pero que no está presente en grandes cantidades en la leche de vaca–. “No sabemos por qué los niveles de inositol son más bajos en adultos con ciertas afecciones psiquiátricas, o más altos en los que padecen otras enfermedades”, ha apuntado.

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Según los investigadores, quedan muchas dudas por responder: “¿Son los niveles más bajos de inositol en personas con depresión o enfermedad bipolar una causa de esas enfermedades, o un efecto secundario de los fármacos utilizados para tratarlas? ¿Los niveles superiores a los normales en personas con síndrome de Down y Alzheimer sugieren que un exceso de mio-inositol es problemático? ¿Cuál es el nivel ‘correcto’ de mio-inositol que debe tener el cerebro para gozar de una salud cerebral óptima en las distintas etapas de la vida?”, se preguntan.

“Mis colegas del HNRCA y yo estamos investigando cómo micronutrientes como el mio-inositol pueden influir en las células y la conectividad del cerebro que envejece”, ha asegurado Biederer. “Esperamos que este trabajo conduzca a una mejor comprensión de cómo los factores dietéticos interactúan con las aberraciones cerebrales relacionadas con la edad”, ha concluido.


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