MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
Los derechos de los trabajadores se encuentran entre los derechos humanos menos protegidos del mundo, sobre todo en países menos desarrollados.
Así se recoge en un estudio realizado por investigadores de las universidades de Binghamton, Estatal de Nueva York y Rhode Island (Estados Unidos) y publicado este viernes en la revista ‘Human Rights Quarterly’.
El estudio forma parte de Cirights Data Projects, el conjunto de datos sobre derechos humanos más grande del mundo. Desde 1981, esta iniciativa clasifica a los países de todo el mundo según su respeto por los derechos humanos con un ‘boletín de calificaciones’ anual sobre 25 derechos humanos reconocidos internacionalmente.
Los países que más respetan los derechos humanos son Canadá y Suecia (96 puntos sobre 100), y Nueva Zelanda, Noruega y Portugal (94). Por el contrario, las puntuaciones más bajas son para Irán (2), Siria y Corea del Norte (6), China (10) e Iraq (12).
Los derechos de los trabajadores, incluido el derecho a formar un sindicato y el derecho a negociar colectivamente, se encuentran entre los derechos humanos menos protegidos, puesto que “siempre se violan hasta cierto punto”, según los investigadores.
“Investigaciones anteriores muestran que es poco probable que los gobiernos protejan los derechos a un salario mínimo adecuado, a la salud y seguridad en el trabajo o a limitaciones razonables de las horas de trabajo (incluido el trabajo voluntario de horas extras), salvo que permitan a los trabajadores formar sindicatos independientes y negociar colectivamente”, según David Cingranelli, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Binghamton y coautor del estudio.
Cingranelli añade: “En otras palabras, el derecho a sindicalizarse, negociar y hacer huelga son los derechos de entrada. Si están protegidos, es probable que todos los demás derechos laborales también lo estén. Pero, en el ámbito mundial, los derechos de entrada están en declive”.
“SE SALEN CON LA SUYA”
Por otro lado, Cignarelli apunta que algunos países democráticos y ricos protegen los derechos laborales más que otros, pero la desigualdad económica ha crecido en casi todas partes.
“La globalización económica ha aumentado la competencia entre las naciones, lo que ha llevado a los gobiernos a favorecer a las corporaciones sobre los trabajadores en los conflictos entre ambas”, recalca Cignarelli.
En los países menos desarrollados económicamente, las grandes empresas agrícolas, mineras y de extracción de petróleo “se salen con la suya” con los trabajadores, indica Cignarelli. Esto también ocurrió durante las primeras etapas de la industrialización en Estados Unidos.
“Es importante recordar que las empresas y los trabajadores suelen adoptar posiciones contradictorias sobre cuánta atención deben prestar los líderes corporativos a lo que los trabajadores quieren en relación con los términos y condiciones de su trabajo”, destaca Cignarelli, quien agrega: “Los líderes corporativos normalmente prefieren distribuir la mayor parte de las ganancias de sus actividades a los accionistas, no a los trabajadores”.
Las estrictas regulaciones laborales en un país pueden hacer que las empresas cambien de ubicación. El papel de los gobiernos es garantizar que los trabajadores tengan una oportunidad justa de que se escuchen sus preocupaciones, según Cignarelli, que concluye: “Sin políticas gubernamentales que protejan a los trabajadores, las empresas pueden hacer lo que quieran para mantener alejados a los sindicatos”.
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