MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
El 76 por ciento de la población apoya poner límites al uso del agua a consecuencia de la sequía, que es la principal preocupación del mundo rural, según un estudio realizado por Oikos y Legados presentado este viernes.
En el marco de la conferencia ‘La transición ecológica en la España rural: perspectivas y percepciones’, el informe presentado refleja que el 50 por ciento de la población considera que debería limitarse el consumo de agua en los hogares y un 45 por ciento de los encuestados pide que también se limite el uso de los regadíos por la situación actual.
La encuesta, realizada por Oikos, la asociación Legados e IMOP Insights entre el 9 y el 22 de marzo a 2.053 personas, refleja que la sequía es la principal preocupación para el mundo rural y el sector agrícola en particular, con una diferencia de 7 puntos porcentuales por encima del mundo urbano (94,1% vs 86,9%), donde preocupa más la contaminación del aire o el tratamiento de residuos.
Tanto en el campo como en la ciudad un 76 por ciento considera que el consumo de agua debe limitarse en actividades de ocio (como los campos de golf, etc.), mientras que el apoyo cae al 50,3 por ciento en cuanto a las restricciones de agua en los hogares y al 44,9 por ciento en el caso de los regadíos.
En cuanto a las comunidades más reacias a reducir o limitar el agua para los cultivos de regadío se encuentran Extremadura, Murcia y la Comunidad Valenciana, las cuales son, a su vez, tres de las comunidades que más superficie de regadío presentan respecto al total de su superficie geográfica.
Durante la presentación de la encuesta, la exministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente Isabel García Tejerina ha expresado su preocupación ante la sequía ya que el cambio climático está limitando los recursos hídricos y pone en peligro la “sólida” cadena alimentaria. A su juicio, la preocupación medioambiental “no debería tener ideología” porque el cambio climático es el “protagonista forzoso” que conlleva un debate “plural, sereno e integrador que tenga a todos en cuenta”.
“Existen suficientes evidencias científicas que nos advierten sobre un crecimiento inviable que amenaza al planeta en los próximos años y ante el cual por respeto al planeta, al futuro y a nosotros mismos debemos cambiar patrones de producción y consumo con la participación de empresas y ciudadanos”, ha defendido García Tejerina que asegura que “no hay lucha posible” contra el cambio climático sin dejar de quemar combustibles fósiles.
En la encuesta, realizada a ciudadanos urbanos y rurales, el 90 por ciento cree en el cambio climático y más del 70 por ciento considera que actuar contra ello debe ser una prioridad.
Sin embargo, sí hay algunos puntos de diferencia entre la opinión pública rural y urbana, como las regulaciones ambientales en la agricultura, el uso de energías fósiles, la utilización del suelo para instalar renovables, el impacto económico, o, incluso, la caza.
Por ejemplo, el uso de energías fósiles es apoyado solo por la mitad (51%) de la población rural (20% menos que en zonas urbanas). En cuanto a las restricciones al sector agroganadero, mientras el 54 por ciento de la población urbana considera que hay que aumentar las regulaciones al sector agrícola y ganadero, esta consideración la comparte el 43 por ciento del mundo rural.
Por otro lado, las restricciones a las grandes explotaciones ganaderas y agrícolas se sitúan en un 51 por ciento en la ciudad contra un 41 por ciento en el campo.
En cuanto al uso de las energías renovables, se observa que, si bien la instalación de parques eólicos y fotovoltaicos es apoyada por cerca del 60% de la población, el debate tiene un mayor sesgo ideológico en la ciudad que en el campo, en el que hay un consenso mucho mayor entre tendencias políticas que en el entorno urbano, donde se presenta una diferencia de 20 puntos porcentuales entre izquierdas y derechas.
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