HAMBURGO (ALEMANIA), 21 (dpa/EP)
El exciclista alemán Jan Ullrich confesó que cuando aterrizó en el ciclismo profesional el dopaje estaba ya “muy extendido” y que en su época “la percepción generalizada era que sin ninguna ayuda era como ir a un tiroteo con un cuchillo”.
“Me enteré muy pronto de que el dopaje estaba muy extendido. Me enseñaron que era bueno, con un gran talento, que entrenaba con gran dedicación y que tenía todas las aptitudes necesarias. Pero me dijeron que si quería mantenerme allí, tenía que participar”, señaló Ullrich en una entrevista a la revista alemana ‘Stern’ publicada a última hora de este lunes.
Ullrich se incorporó al entonces emblemático Telekom en 1995 y se convirtió en el primer corredor de su país en ganar el Tour de Francia dos años después. “La percepción generalizada en aquel momento era que, sin ninguna ayuda, sería como ir a un tiroteo armado sólo con un cuchillo”, dijo el ciclista nacido en Rostock.
Ullrich, cuya vida aparecerá en un documental en ‘Amazon Prime’ la próxima semana, no admitió explícitamente haberse dopado. “La actitud general era: si no haces eso, ¿cómo vas a sobrevivir en una carrera? Entonces vas en el pelotón y sabes que probablemente eres uno de los que no tienen nada, y por eso tienes cero posibilidades”, advirtió.
Ullrich fue suspendido por su equipo en 2006 por sus vínculos con el médico español especializado en dopaje Eufemiano Fuentes y sancionado durante dos años por el Tribunal Internacional de Arbitraje Deportivo (TAS) en 2012.
Principalmente por motivos legales, no habló de dopaje en 2006 ni un año después, cuando otros ciclistas del Telekom admitieron haberse dopado. En 2006, Ullrich dijo que “no quería ser un traidor” y un año después se enfrentó a un proceso penal. “Mis abogados me aconsejaron que guardara silencio. Seguí su consejo, pero sufrí las consecuencias durante mucho tiempo”, confesó.
“Desde la perspectiva actual, debería haber hablado. Habría sido muy duro durante un breve momento, pero después la vida habría sido más fácil. No quería decir verdades a medias y menos aún toda la verdad. De ello dependían sus medios de vida, familias, amigos. Los abogados me dijeron: ‘O sales y lo derribas todo, o no dices nada en absoluto'”, sentenció.
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