MADRID, 23 (SERVIMEDIA)
Uno de cada cuatro adolescentes con edades comprendidas entre 14 y 17 años atestigua haber sufrido algún tipo de violencia (física o psicológica, ser testigo de violencia verbal entre progenitores, entre otros) en el último año, según un estudio realizado por la Universidad de Barcelona a partir de una encuesta realizada a más de 4.000 chavales.
El trabajo, intitulado ‘El maltrato y la exposición a violencia familiar’, establece que el tipo de violencia más frecuente hacia los adolescentes por parte de sus progenitores o figuras cuidadoras es la psicológica, que aseguran haberla padecido el 16,9% de los encuestados. Le siguen la violencia física (7%).
La investigadora de la Universidad de Barcelona y autora del informe, Noemí Pereda, comentó que “en España, hasta ahora, sólo contábamos con estadísticas oficiales, que reflejan únicamente los casos conocidos por las autoridades”. Esto le sirvió para alertar de que “estas cifras representan tan sólo una pequeña fracción de la realidad, ya que gran parte del maltrato no se denuncia, existiendo una enorme cifra oculta”.
A su juicio, preguntar directamente a los jóvenes sobre sus experiencias relacionadas con la violencia posibilita “visibilizar un problema dentro de las familias españolas que resulta ser mucho más frecuente de lo que imaginamos y que supera lo observado en otros países europeos”.
El estudio evidencia que las chicas presentan el doble de riesgo de sufrir violencia directa por parte de los cuidadores, más del doble de probabilidad de estar expuestas a violencia en el núcleo familiar y casi tres veces más riesgo de exposición a violencia física entre progenitores, lo que “puede deberse a su mayor percepción de la gravedad de estas conductas”.
Del mismo modo, la orientación sexual y el grupo étnico son “factores que pueden multiplicar, en ocasiones hasta cuatro, las posibilidades de sufrir violencia en el ámbito familiar”.
A su vez, el maltrato psicológico “tiene un mayor impacto en la salud mental y bienestar de las chicas”; mientras que “hay una fuerte vinculación entre maltrato físico y trastornos depresivos sin grandes diferencias entre ambos sexos”.
En ese sentido, la directora de Influencia, Programas y Alianzas de Unicef España, Lara Contreras, explicó que “la mayoría de las situaciones de violencia contra la infancia y la adolescencia suceden en los entornos cotidianos de su vida, y frecuentemente a manos de las figuras que deberían protegerles y cuidarles”.
Esto le permitió aseverar que “ninguna forma de violencia contra niños, niñas y adolescentes es tolerable, y tener que atender a una víctima es haber llegado tarde”. También apuntó que “la violencia es prevenible, pero para ello hay que saber actuar cuando se detecta una posible situación de desprotección de un niño, niña o adolescente, porque las secuelas psicológicas pueden afectar durante toda una vida”.
Ante esta situación, Unicef realizó una serie de recomendaciones para “la prevención de la violencia, su detección temprana y la intervención precoz”, entre las que se encuentran un “compromiso institucional” que permita la aplicación integral de la Ley Orgánica de Protección de la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (Lopivi), sensibilización a través de campañas y acciones, creación de “entornos seguros y protectores” en el ámbito familiar y escolar, participación de la infancia y “servicios de respuesta, apoyo y reparación del daño adecuados por parte de las instituciones competentes”.
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