MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
En una revisión exhaustiva de más de 70 años de conocimientos sobre la menopausia, un equipo de de renombre mundial ha resumido lo que se sabe sobre la menopausia, reclama más investigación sobre su cronología y tratamiento, y anima a un tratamiento individualizado y holístico que aborde tanto los síntomas menopáusicos como otros cambios sistémicos que se producen en el organismo.
Aunque aproximadamente la mitad de las personas pasan por la menopausia, menos del 15% de ellas reciben un tratamiento eficaz para sus síntomas. Las opciones de tratamiento para quienes experimentan síntomas irritantes o graves suelen estar poco estudiadas, y algunas tienen una eficacia cuestionable o causan efectos secundarios perjudiciales.
“El camino hacia la menopausia no es difícil para todas, pero para algunas, los síntomas pueden ser graves o incluso incapacitantes y perjudiciales para el trabajo y la familia –escriben los autores, de Australia, Italia y Estados Unidos, en la revista ‘Cell’–. Reconocer que la menopausia, para la mayoría de las mujeres, es un acontecimiento biológico natural, no exime del uso de intervenciones para aliviar los síntomas”.
Para esta revisión, los investigadores consultaron más de 200 fuentes a lo largo de 71 años para sintetizar lo que se sabe actualmente sobre la menopausia. Los autores señalan la importancia de reconocer que la menopausia no sólo afecta a las mujeres cis; han optado por utilizar el término “mujeres” en esta revisión para reflejar el lenguaje y el enfoque de gran parte de la investigación que existe actualmente en este campo.
Los autores proponen una nueva definición de menopausia como “cese definitivo de la función ovárica”, una actualización de la definición tradicional, que se centraba en la menstruación. Aunque la nueva definición no tiene en cuenta toda la variabilidad, pretende abarcar a las personas de todos los sexos, así como a las que tienen periodos irregulares, utilizan ciertos tipos de anticonceptivos como los DIU, se han sometido a histerectomías, etc.
La cronología de cuándo se producen las fases de la menopausia no se conoce bien y varía de una persona a otra, por lo que los autores sostienen que las actuales restricciones de edad en las prescripciones y terapias son ilógicas y problemáticas. Aunque los síntomas suelen empezar durante la perimenopausia, actualmente hay pocas terapias aprobadas para pacientes perimenopáusicas.
Los tratamientos de la menopausia abarcan desde terapias hormonales hasta láseres y productos vegetales, pero los autores sostienen que pocos se han estudiado durante periodos suficientemente largos. Destacan los posibles efectos secundarios y los problemas de salud de cada tipo de tratamiento y señalan que incluso la opción más eficaz y mejor estudiada actualmente –la terapia hormonal dirigida a los estrógenos– dista mucho de ser una solución perfecta para todas.
Los síntomas varían mucho de una persona a otra y a lo largo de la menopausia. Algunas tienen muchos síntomas graves, mientras que otras tienen pocos o ninguno; pero incluso si alguien no tiene síntomas perceptibles, puede haber importantes “consecuencias silenciosas para la salud”, como la pérdida ósea y un mayor riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Además, los autores destacan que algunos síntomas, como la pérdida de memoria a corto plazo, pueden ser temporales, y señalan que otros síntomas, como la depresión y la ansiedad, son a veces enfermedades preexistentes que se han atribuido falsamente a la menopausia debido al estigma que la rodea.
También recomiendan hacer ejercicio con regularidad y mantener una dieta nutritiva que incluya abundantes proteínas como forma de reducir la probabilidad de contraer complicaciones de salud sintomáticas.
Los autores destacan el hecho de que no se suelen tener en cuenta factores socioeconómicos como una menor calidad de vida y el posible impacto negativo de los síntomas de la menopausia en el rendimiento laboral de la mujer.
“A pesar de décadas de investigación sobre la menopausia, aún queda mucho por hacer”, advierten. De cara al futuro, instan a los investigadores a profundizar en el momento en que comienza el proceso menopáusico y a centrarse en conseguir que los tratamientos de la menopausia sean más eficaces y seguros en general.
Subrayan la importancia de investigar los síntomas y otras repercusiones sanitarias de la menopausia fuera de los países de renta alta. Además, sugieren estudiar el impacto de la menopausia en el trabajo, tanto desde casa como en una oficina, así como las repercusiones en personas con trayectorias profesionales menos tradicionales, como cuidadores y voluntarios.
El equipo también argumenta que los tratamientos de la menopausia deben ser holísticos y adaptados a la persona tratada, abordando tanto los efectos físicos como mentales de la menopausia, así como los riesgos de salud subyacentes asociados a la menopausia y cualquier otro problema de salud pertinente.
“Las mujeres con síntomas menopáusicos molestos deben ser asesoradas sobre las opciones de tratamiento y se les deben ofrecer terapias basadas en la evidencia –recomiendan–. La terapia debe individualizarse en función de la edad y los riesgos para la salud, reconociendo que los riesgos para la salud pueden aumentar con la edad”.
“Optimizar la salud en la menopausia es la puerta de entrada a un envejecimiento saludable para las mujeres”, concluyen.
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