MADRID, 01 (SERVIMEDIA)
La guía ‘Autocuidado en las personas con dolor’ y el ‘Manual profesional del autocuidado analgésico’, elaborados con la colaboración de la compañía Grünenthal, se presentaron este viernes con el objetivo de mejorar el estado físico y mental de los pacientes con dolor crónico.
El dolor crónico impregna la vida de las personas y sus familias, creando sufrimiento, alteraciones del sueño, ansiedad, pérdidas laborales, disminución de relaciones sociales, discapacidad, etc. hasta el punto, en los casos más graves, de pérdida del sentido de la vida.
Así lo constata Manuela Monleón, enfermera familiar y comunitaria, doctora en Cuidados de la Salud y coordinadora de la guía ‘Autocuidado en las personas con dolor’ y el ‘Manual profesional del autocuidado analgésico’ durante la presentación de ambos documentos.
Por ello, las nuevas guías quieren dar a conocer las actividades que una persona con dolor crónico puede llevar a cabo para mejorar su dolor.
Recogen recomendaciones sobre actividades que influyen en el control de la enfermedad, como la alimentación, el ejercicio, el sueño, la sexualidad, el ambiente de confort, el ocio y el tiempo libre, las relaciones sociales, la actitud positiva y el humor, además de asesorar sobre seguridad en el uso de la medicación.
La guía ‘Autocuidado en las personas con dolor’ recoge recomendaciones para que los pacientes aprendan a prevenir y calmar su dolor, mientras que el ‘Manual profesional del autocuidado analgésico’ proporciona información sobre las mejores intervenciones en autocuidado para la gestión de esta enfermedad.
La prioridad, según esta enfermera, es “cumplir una de las principales peticiones de las personas que sufren dolor crónico, quienes se quejan de que los profesionales del ámbito del dolor aconsejan actividades, ejercicio, alimentación o relajación, pero no concretan cómo llevarlas a cabo”.
Así se promueve de manera sencilla el desarrollo de una “conducta analgésica” para combatir el dolor, es decir, “qué pueden hacer para estar mejor y convivir con la enfermedad, lo que repercutirá en la salud y la autonomía del paciente”.
Además, la publicación permite que sean activos en su propio cuidado complementando el tratamiento farmacológico y suscitando una mayor autonomía en la gestión de su salud. “Las personas con dolor quieren participar en su salud, pero necesitan estar formados”, destacó Monleón.
AUTOCUIDADO DESDE LA CONSULTA
“Cuando el dolor se cronifica, este tipo de contenidos puede ser útil para buscar formas de mejorar la condición física y emocional, la comunicación y las relaciones sociales, entre otros aspectos”, señaló Ana Panadero Gómez, miembro de la Junta Directiva de la Asociación de pacientes de Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica-Encefalomielitis Miálgica y Sensibilidad Química Múltiple (Afibrom).
Además, recalcó la importancia de que los pacientes con dolor crónico cuenten con una guía específica con información y estrategias para manejar el dolor que les permita comprender mejor su condición, así como “adoptar decisiones con evidencia científica sobre su autocuidado”.
Por su parte, Monleón subrayó que las personas con dolor crónico necesitan compartir su vivencia con el equipo sanitario que les atiende. Por ello, en el caso de los profesionales, el manual persigue aumentar el conocimiento de este tipo de acciones entre ellos para que impulsen el autocuidado entre la población desde la consulta.
“El manual es una herramienta que les posibilita estar informados de las últimas prácticas para el manejo del dolor crónico y, además, facilitan la comunicación entre los profesionales de la salud y los pacientes, promoviendo la colaboración y la corresponsabilidad en el tratamiento y la mejora en la atención”, afirmó Ana Panadero.
Por último, la coordinadora valoró la influencia del dolor crónico en la salud mental de los pacientes, ya que al dolor “siempre se le trata sólo desde una perspectiva física”, sin analizar el impacto en la esfera psicoemocional.
“En ciertas ocasiones, las discapacidades o pérdidas de función producidas por el dolor pueden conducir a una baja autoestima situacional o crónica, que junto con las repercusiones sociales, incrementan el malestar psicológico”.
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