MADRID, 09 (SERVIMEDIA)
Dos paleontólogos aficionados han descubierto en el sur de Francia cerca de 400 fósiles excepcionalmente bien conservados que datan de hace alrededor de 470 millones de años.
Este nuevo yacimiento fósil de importancia mundial ha sido analizado por científicos de la Universidad de Lausana (Suiza), en colaboración con el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), de Francia, e instituciones de Chequia y Estados Unidos.
El descubrimiento, descrito en un estudio publicado este viernes en la revista ‘Nature Ecology & Evolution’, ofrece información sin precedentes sobre los ecosistemas polares del periodo Ordovícico.
Entusiastas de la paleontología han desenterrado uno de los yacimientos mundiales de fósiles más ricos y diversos del Ordovícico Inferior (hace unos 470 millones de años).
Situado en la Montaña Negra (departamento francés de Hérault), este depósito de más de 400 fósiles se distingue por una fauna excepcionalmente bien conservada.
Además de los componentes de la concha, contiene elementos blandos extremadamente raros, como el sistema digestivo y las cutículas, en un estado de conservación notable.
Esta biota alguna vez estuvo ubicada muy cerca del Polo Sur, lo que revela la composición de los ecosistemas más meridionales del Ordovícico.
REFUGIOS CLIMÁTICOS
Los análisis de la nueva biota revelan la presencia de artrópodos (grupo que incluye milpiés y camarones) y cnidarios (medusas y corales), así como una gran cantidad de algas y esponjas.
La elevada biodiversidad del lugar sugiere que esta zona sirvió de refugio a especies que habían escapado de las altas temperaturas.
“En aquella época de intenso calentamiento global, los animales vivían en refugios en altas latitudes, escapando de las temperaturas ecuatoriales extremas”, señala Farid Saleh, investigador de la Universidad de Lausana y primer autor del estudio.
Jonathan Antcliffe, investigador de la Universidad de Lausana y coautor del estudio, añade: “El pasado lejano nos permite vislumbrar nuestro posible futuro próximo”.
“Prospeccionamos y buscamos fósiles desde que teníamos 20 años”, indica Eric Monceret, uno de los aficionados que han descubierto el lugar. “Cuando nos topamos con esta sorprendente biota, comprendimos la importancia del descubrimiento y pasamos del asombro a la emoción”, añade Sylvie Monceret-Goujon, la otra descubridora.
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