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Se descubre una causa que incrementa las posibilidades de padecer síndrome metabólico en la niñez

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MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

La exposición prenatal a una combinación de disruptores endocrinos está asociada con una peor salud metabólica en la infancia, lo que a su vez podría contribuir a un mayor riesgo de sufrir síndrome metabólico en la edad adulta, según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Fundación La Caixa.

La investigación ha contado con la participación de la cohorte INMA (Infancia y Medioambiente) y los resultados se han publicado en ‘Jama Network Open’.

El término síndrome metabólico aglutina un grupo de factores, como la obesidad abdominal, la hipertensión o la resistencia a la insulina que, en su conjunto, incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.

Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que reciben este nombre por su capacidad para interferir en el funcionamiento del sistema hormonal, el crecimiento, el equilibrio energético y el metabolismo y a cuya exposición, dada su ubicuidad, es difícil escapar.

Estudios anteriores ya habían mostrado una relación entre la exposición individual a algunos de estos compuestos durante la fase prenatal y algunos de los factores que componen el síndrome metabólico, sobre todo la obesidad y la presión arterial. En esta ocasión y en el marco del proyecto ‘Athlete’, el equipo se propuso evaluar el impacto combinado de este tipo de sustancias sobre la totalidad de los factores del síndrome metabólico.

Para ello, el estudio contó con 1.134 madres y sus hijos de seis países europeos (cohorte ‘INMA’ de España, EDEN de Francia, RHEA de Grecia, KANC de Lituania, MOBA de Noruega y BIB de Reino Unido), todos ellos voluntarios de la cohorte HELIX (Human Early Life Exposome). A través de muestras de sangre y orina recogidas de las madres durante el embarazo o bien del cordón umbilical tras el parto, se analizó la exposición prenatal a un total de 45 disruptores endocrinos.

Más adelante, cuando los niños tuvieron entre 6 y 11 años, se les realizó un seguimiento, que incluyó un examen clínico, una entrevista y una recogida de muestras biológicas. Con todo ello, se obtuvieron datos relativos a la medida de la circunferencia de la cintura, la presión sanguínea o los niveles de colesterol, triglicéridos e insulina, que se agregaron para obtener un índice de riesgo de síndrome metabólico.

El análisis estadístico permitió observar que las mezclas de metales, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), de pesticidas organoclorados, de retardantes de llama (o PBDEs) se asociaban con un mayor índice de riesgo de síndrome metabólico. En el caso de los metales, la asociación observada se dio principalmente por el efecto del mercurio, cuya fuente principal es la ingesta de pescados de gran tamaño.

Los PFAS son una de las familias de compuestos químicos más utilizadas, empleándose en pesticidas, pinturas, sartenes antiadherentes o envases de comida rápida, entre otros muchos usos frecuentes. Dada su persistencia, se conocen también como las sustancias químicas eternas. También muy persistentes son los pesticidas organoclorados, que ya fueron prohibidos en Europa en los años 70, pero a las que todavía estamos ampliamente expuestos dada su permanencia en el medio ambiente.

DIFERENTES RESULTADOS EN FUNCIÓN DEL SEXO

“También observamos que las asociaciones eran más fuertes en las niñas para las mezclas de PFAS y bifenilos policlorados (PCB), mientras que los niños eran más susceptibles a la exposición a parabenos. Puesto que los disruptores endocrinos interfieren con las hormonas esteroideas sexuales, estas diferencias entran dentro de lo que cabría esperar”, explica la investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, Nuria Güil Oumrait.

“Nuestros resultados sugieren que la exposición a mezclas generalizadas de disruptores endocrinos durante el embarazo puede estar asociada a una salud metabólica adversa en niños. Esta asociación puede contribuir al actual aumento de la prevalencia del síndrome metabólico a lo largo de la vida, que actualmente afecta a 1/4 de la población adulta, con tendencias al alza evidentes incluso entre los jóvenes”, concluye Martine Vrijheid, codirectora del programa de Medio ambiente y salud a lo largo de la vida de ISGlobal y autora sénior del estudio.


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