MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
El edadismo, que se define como la forma de pensar, sentir y actuar con respecto a los demás en función de la edad, podría estar detrás de más de seis millones de casos de depresión en el mundo, según se puso de manifiesto en la XI Jornada conjunta del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), celebrada en el Campus de Chamartín de Madrid del ISCIII.
Según informó la SEE, el edadismo es un problema de salud pública que constituye una barrera para el envejecimiento saludable y que afecta a una de cada tres personas en Europa. Para los expertos, este trastorno tiene que ver con los estereotipos, los prejuicios y la discriminación por motivos de edad hacia otras personas o hacia uno mismo.
Durante este encuentro, la licenciada en Medicina y en Antropología Social y Cultural y consultora independiente sobre envejecimiento saludable, Vânia de la Fuente-Núñez, impartió la ponencia ‘El edadismo: una barrera para un envejecimiento saludable y un problema de salud pública’. La experta aseguró que una de cada dos personas tiene actitudes edadistas hacia las personas mayores en el mundo.
“Usar un lenguaje infantil, no dejar tomar decisiones a personas que están capacitadas para ello por motivos de edad, negar el acceso a recursos, o ignorar los deseos de los individuos solo por el hecho de ser mayores -o jóvenes-, son algunos ejemplos de este tipo de comportamientos”, explicó.
GRAN PREVALENCIA
Además, la especialista señaló que el edadismo se considera un problema de salud pública porque afecta a un gran volumen de personas, implica un coste para el sistema de salud, perjudica la salud física y mental, genera inequidades de salud, suscita interés público y puede abordarse a través de medidas preventivas.
El edadismo se asocia a una peor salud física y mental, un mayor aislamiento social y soledad, una mayor inseguridad financiera, una menor calidad de vida y una mayores tasas de muertes prematuras. Esto es debido, entre otras cosas, a sesgos en la atención médica, incluido el racionamiento de recursos sanitarios en base a la edad; la exclusión de personas mayores de ensayos clínicos; y a que el edadismo autoinfligido puede llevar a adoptar comportamientos de riesgo para la salud, como seguir dietas poco saludables, no tomar la medicación prescrita, consumir alcohol en exceso o fumar, especificaron los expertos.
Asimismo, se estima que más de seis millones de casos de depresión son atribuibles al edadismo a nivel mundial, y que este fenómeno obstaculiza la participación de las personas mayores en la sociedad e incrementa su deterioro cognitivo.
PREVENCIÓN
Además, la experta recordó que es un problema que invade todas las esferas de nuestra vida: desde las instituciones hasta las relaciones con los demás, pasando por la percepción que uno tiene sobre sí mismo.
En cuanto al perfil de los afectados por el edadismo en la vejez, la doctora Vânia de la Fuente-Núñez señaló que, a mayor edad y peor estado de salud, más probabilidades de sufrir edadismo. Un riesgo que también aumenta si se vive en países con esperanzas de vida más bajas o si se trabaja en sectores concretos como el de la tecnología.
Pese a todo ello, la especialista reiteró que el edadismo se puede prevenir. Para ello, “son claves la política y la legislación, así como actividades educativas que ayuden a cultivar la empatía o la puesta en marcha de intervenciones intergeneracionales que promuevan relaciones entre personas de diferentes edades”.
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