El palista ilerdense suma un bronce con el K4 en París y supera a David Cal como el deportista español con más ‘metales’ (seis) en los Juegos
“Hay piragüismo español para rato, para Los Ángeles, para Australia, y con ciclos llenos de medallas”, aseguró
PARÍS, 8 (del enviado especial de EUROPA PRESS, Gaspar Díez)
El palista Saúl Craviotto, el mayor coleccionista de medallas -seis, dos oros, dos platas y dos bronces desde Pekín 2008- del deporte español, con el bronce conquistado este jueves con sus ‘hermanos’ del K4 500 Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade en París, no desea que su legado sea solo ese botín de metales.
“No quiero que se me recuerde como ‘este que ha ganado 6 medallas’. Me gustaría que me viesen como un tío que siempre tuvo claro su propósito y se supo rodear bien, que supo ser lo suficientemente humilde para dejarme ayudar, y constante, luchador y peleón”, solicitó tras recoger el bronce en el Estadio Náutico de Vaires-sur-Marne, el complejo a unos 30 kilómetros de París en el que se compite en canoa y piragua.
Aunque no fue la plata de Tokyo 2020, Craviotto se declaró “muy feliz” por un bronce que le sabe “a gloria”. “No he visto la carrera, pero creo que lo hemos peleado. Hemos estado mano a mano con los alemanes y hemos ido un poquito delante. Nos han pasado, pero creo que lo importante es que hemos dado espectáculo”, destacó.
A Craviotto se le vio como un guiñapo en el pantalán, pero no fue un abatimiento el suyo por el color de la medalla sino puro agotamiento extremo. “Iba jodido porque son 500 metros y en el 400 iba ya ‘picando pala’, mojando ya casi sin meter fuerza porque iba muerto. Creo que me he dejado ya todas las energías, el alma subido en la piragua y ha sido para mí una final soñada”, aseguró
El K-4 español salió a ganar, con la determinación con la que siempre arranca en las finales, y ello a pesar de que después de la semifinal llegó al cabizbajo, la cabeza un mar de dudas apenas un par de horas antes de afrontar una final olímpica, que, según él, se gana “con la cabeza”.
“El físico es importante, pero se gana con la cabeza. En la eliminatoria paleamos muy bien, pero en la semifinal, como pasaban cuatro y éramos cinco, te relajas un poquitín para que no gastar energías y nos han dado un ‘poquito para el pelo'”, desveló el policía Craviotto.
Entonces, Saúl anima a sus compañeros. Les dice que no pasa nada y que en la final van a demostrar lo que se han entrenado estos tres años, con madrugones y sesiones al sol, bajo la lluvia o ateridos de frío. Y llega la final, y parten de la calle siete, donde Craviotto emplea el gran angular de su ojo para tener referencia de sus rivales.
Van los primeros al pasar por el ecuador de la prueba, y Pau Gasol, el ministro Félix Bolaños y el miembro del COI José Perurena en la grada creen que el K4 hispano alcanzará la gloria del oro, pero es un bronce como si fuera un oro para el plusmarquista humilde.
“Van seis, sí, sí. Más que nadie. Feliz. Pero yo más que el número de medallas lo que valoro de mi carrera es haber estado en Pekín, Londres, Río, Tokio y París. En tantos Juegos Olímpicos y son muchos años de estar ahí arriba, arriba, arriba. Al número de medallas nunca le he dado importancia. No sé, el número de medallas y los rankings nunca me han gustado. Lo que me gustaría que quedara de mi legado es que he sido un tío constante, luchador y ya está”, resumió.
UN RELEVO ‘CON EL CUCHILLO ENTRE LOS DIENTES’
Del relevo que viene pronto en la ‘Armada’ del piragüismo español, opinó que hay un “equipazo” y que palistas para un tiempo. “Son chavales de veintipocos años que vienen aquí sin miedo, que salen a la final con el cuchillo entre los dientes a pelear por una medalla olímpica. Creo que hay piragüismo para Los Ángeles, para Australia, y con ciclos llenos de medallas”, pronosticó.
Cree que las cosas “se están haciendo bien” por parte de la federación española, los equipos técnicos y la base porque de esa cantera salen jóvenes “con garra”, con el resultado de contar con palistas “para rato”.
Después de Paris 2024, el coleccionista de medallas quiere alejar la piragua a un radio de, al menos, 50 kilómetros, tomar vacaciones, desconectar y ejercer de padre con sus hijas. Con 39 años en el carné, quiere pensar en el hoy y darse un respiro para tomar una decisión acerca del futuro.
“Tampoco voy a estar toda la vida aquí dando a la piragüina, tendré que dejarlo algún día, pero, de momento, creo que me merezco tener el proceso de analizar y pensar. Físicamente estoy bien, hago lo que me gusta y soy un privilegiado”, comentó.
Igual aguanta un año más o llega ese día en que se cansó de los madrugones y mojarse en el lago. “Cuando regrese de las vacaciones y vuelva a subirme a la piragua lo mismo digo ‘vale ya, vale ya’. Pero ahora no lo sé”, apuntó. Craviotto, el español que más medallas olímpicas atesora en los Juegos, se merece ese plazo.
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