MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
El Ministerio de Sanidad prepara un plan para “desprescribir” medicamentos de salud mental ante el aumento de las recetas detectado en España en los últimos años. Explicó que es “especialmente preocupante” que en la población joven entre los 20 y 24 años el consumo de antidepresivos se haya incrementado “un 50%” o entre los 25 y 29 años el aumento de dichos fármacos haya sido “del 40%”.
Así lo puso de manifiesto este jueves Belén González Callado, directora del Comisionado de Salud Mental del Ministerio de Sanidad en su comparecencia ante la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados.
Aseguró que “en nuestro país tenemos un serio problema de prescripción de psicofármacos a nivel europeo”, al ser España “el segundo país en el que más ansiolíticos se consumen” solamente por detrás de Portugal.
En cuanto a antidepresivos, “en el año 2021, España era el cuarto país de la Unión Europea que más los consumía” y “las prescripciones tanto de ansiolíticos como de antidepresivos no dejan de aumentar desde 2017”.
Además, destacó que en este momento es “especialmente preocupante” en la población joven entre los 20 y 24 años que “el consumo de antidepresivos se ha incrementado un 50%” y en la franja de edad de 25 a 29 años “el incremento ha sido del 40%”.
Por ello, la directora del Comisionado de Salud Mental reconoció en su comparecencia en el Congreso que “con frecuencia, frente a la impotencia de no hacer nada y la falta de tiempo” en las consultas médicas “se opta por la prescripción de psicofármacos”.
PROBLEMAS SOCIALES EN LA BASE
Añadió que los problemas sociales están en la base de muchas consultas psiquiátricas que se realizan en España. “Con frecuencia identificamos que lo que realmente necesita un paciente no es un psicólogo, sino un abogado laboralista” o bien “un reconocimiento y compensación por los trabajos de cuidados invisibilizados, un salario digno, o un alquiler asequible”, aseguró Belén González.
Pero añadió que en dichas consultas “no lo tenemos, ni los psiquiatras, ni los psicólogos, ni las médicas de familia que sostienen el grueso del malestar psíquico de los pacientes”.
Para paliar estas situaciones, dicho plan de “desprescripción” de fármacos de salud mental contará con medidas de apoyo social, según relató la Comisionada, al estilo de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Abogó por una “forma biopsicosocial” de prescribir: “Por ejemplo, si creemos que alguien necesita un acompañamiento domiciliario por soledad no deseada, debemos poder prescribirlo, de la misma forma que hacemos con las pruebas o los fármacos”.
Puso algunos ejemplos de “desprescripción” de fármacos de salud mental, en los casos en los que estuviera indicado hacerlo y en coordinación con los servicios sociales: “Grupos de deporte en lugar de rubifén, asociaciones feministas en lugar de sertralina, o un sindicato en lugar de lorazepam”.
La comisionada destalló también que los problemas de salud mental son más prevalentes entre las personas más vulnerables: “Sabemos, por ejemplo, que en nuestro país el diagnóstico de esquizofrenia es doce veces más prevalente en rentas bajas que en rentas altas o que el uso de antidepresivos es aproximadamente cuatro veces mayor según la clase social”.
Por otra parte, la directora del Comisionado adelantó también que se van a reforzar las consultas telefónicas del 024, el teléfono antisuicidio del Ministerio de Sanidad, mediante un plan específico “que arroje luz sobre las condiciones y desencadenantes de este problema y que tome medidas de eficacia comprobada”.
Además, al teléfono de asistencia 024, se le van a añadir mejoras como la “recomendación de activos de salud para los usuarios que puedan beneficiarse de ello”. “A lo largo de 2025, contaremos con un plan de acción frente al suicidio que tendrá financiación independiente”, concluyó.
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