MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
Reporteros Sin Fronteras (RSF) apoyó económicamente a 460 periodistas de 62 países en 2023, duplicando el número de beneficiarios en comparación con el año anterior.
Así lo ha dado a conocer la organización con motivo del Día Mundial del Refugiado, que se celebra el 20 de junio. De este modo, ha indicado que los principales países de intervención fueron Afganistán, Rusia, Birmania, Palestina, Irán y Sudán, “donde la represión y la persecución de periodistas independientes continúa siendo alarmante”.
RSF ha señalado que el exilio de periodistas “es un fenómeno global” y que las principales causas que obligan a los periodistas a buscar refugio en otros países son los conflictos armados, las tensiones políticas y “toda clase de persecuciones que desembocan en una implacable represión contra aquellos profesionales que se atreven a ser críticos e independientes”.
“Detrás de las cifras están las vidas de reporteros como la afgana Khadija Amin, quien tuvo que dejar atrás su carrera y su vida con llegada de los talibanes al poder en 2021”, ha destacado RSF, que la apoya desde entonces y reside en España.
En cuanto a los llamados ‘territorios refugio’ de los exiliados, ha explicado que se concentran principalmente en Europa y Norteamérica, aunque también destacan países como Georgia, los países bálticos, Taiwán o Costa Rica. Además, ha indicado que muchos periodistas se ven obligados a exiliarse en dos etapas, inicialmente buscando refugio en países vecinos.
“Lamentablemente, la situación política o económica de estos países no siempre les permite establecerse a largo plazo, como es el caso de los reporteros venezolanos desplazados a Colombia; de los nicaragüenses y hondureños, a Costa Rica; de afganos, a Pakistán, o de chinos y vietnamitas, a Taiwán”, ha subrayado.
Por otro lado, RSF ha puesto de relieve que” el exilio no significa el fin de la inseguridad y las amenazas para los periodistas, ya que en muchos casos, se enfrentan a riesgos continuos, incluso después de huir de su territorio”. Además, ha añadido que el proceso de adaptación a una nueva cultura, idioma y forma de vida “puede ser extremadamente difícil”.
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